La incertidumbre de su naturaleza lo torturó hasta los quince años.
Quería ser beta; la vida lo hizo omega.
Y ahí fue donde todo cambió. Todo empezó.
Inconformista, rebelde y poseedor de una fragancia que no cualquier alfa podría desear. Louis Toml...
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Se estiró entre las sábanas cuando la luz que se colaba por la ventana le dio de lleno en la cara. Gruñó con escándalo, escondiendo la cabeza bajo la almohada. Sus huesos crujieron al estirarse y soltó otro bufido cuando su teléfono móvil vibró en la mesa de noche.
Frunció el ceño cuando por un momento no reconoció el cuarto. Claro... estaba en el hotel. Arrastró la sábana con él, y con un ojo medio abierto leyó que quien lo llamaba era Harry.
Suspiró.
—Hola... —Oyó nada más descolgar.
—Hola —contestó, intentando disimular la voz pastosa.
—¿Qué tal?
Se rascó la cabeza, cayendo de espaldas en la cama.
—Bien, me acabo de despertar. Me quedé dormido, pero ya iba a salir para la empresa. Creí que hoy entraba a la-
—Niall —lo cortó—. ¿Podemos hablar?
El de ojos cian tomó aire por la nariz, notando unos repentinos nervios en la boca del estómago.
—Sí.
Harry calló un par de segundos.
—Siento lo de ayer...
Él también resopló.
—Lo siento yo, Harry. Sé que me puse algo intenso. Estuve fuera de lugar...
—No, Niall. ¿Sabes? Sí tienes derecho a meterte porque lo has vivido conmigo y porque tienes razón en que luego eres tú el que soporta todo.
Silencio.
El irlandés se mordisqueó el labio inferior.
—No dije en serio lo de que no me buscaras cuando todo saliera... mal.
—Lo sé.
—Es que no quiero que caigas en lo mismo y verte mal de nuevo. No mereces la misma mierda.
Esa vez, quien dejó escapar un resoplido fue Harry.
—Ya... Realmente necesito un consejo. No sé qué hacer con Louis, no sé cómo frenar esta tontería porque... sí joder, tenías razón, me estoy ilusionando de nuevo y me da miedo.
Niall asintió.
—¿Qué es lo que quieres con él?
Al otro le llevó unos instantes contestar.
—No lo sé... No quiero buscarlo, no quiero entrar en lo mismo. Quiero... que él me llame, que me demuestre algo. Que me demuestre por qué me preguntó si yo contestaría alguna llamada suya.
Niall ya se había sentado en la gigantesca cama. Sólo vestía ropa interior y la sábana descansaba sobre sus muslos.
—Es que ahora le toca a él, Harry. Él apareció de nuevo, ¿no? Él siguió yendo al hospital... Pues que te demuestre para qué. Que te diga si se va a quedar.
