Capítulo XXV

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If your world falls apartI'd start a riotIf night falls in your heartI'd light the fireIn the dark, when you sound the alarmWe'll find each other's arms

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If your world falls apart
I'd start a riot
If night falls in your heart
I'd light the fire
In the dark, when you sound the alarm
We'll find each other's arms


Fue el trayecto más difícil de su vida.

Harry se había abrazado a sus caderas, sin despegar una mejilla de uno de sus hombros. En su espalda podía sentir la vibración constante en su pecho. También el calor.

Se sorprendió pensando que tres carreras más contra Jiang hubieran sido más sencillas que aquello. Sus manos se aferraban con fuerza a los manillares de la moto mientras el bramido del motor acababa con el silencio que habitaba las calles. Era imposible que sintiera el frío de la noche. Se repitió más de diez veces que se debía centrar en la carretera y trazar en su cabeza la vía más rápida para llegar a Withsand. Pero Harry gruñía a sus espaldas y él se veía en la obligación de aminorar la velocidad para no perder el control.

Y aun así llegaron.

Louis frenó delante de la casa, y cuando el motor dejó de rugir bajo ellos, sintió rápidamente la ausencia de calor. Harry se bajó de la moto, deshaciéndose del casco para soltarlo sin cuidado en el suelo. Louis no tardó en también quitarse el suyo.

—Vamos.

El alfa no hablaba, únicamente se limitó a sacar las llaves de la chaqueta para que Louis las tomara, sin saber cómo era que las piernas le seguían funcionando. La imponente presencia de Harry tras él mandaba una corriente de chispas a todo su sistema.

Abrió la puerta, conteniendo la respiración al oír el "click" de la cerradura. Harry pasó al pequeño vestíbulo sin siquiera rozarlo. No fue siquiera consciente de que metió las llaves en el casco y lo dejó en el suelo. No fue consciente de nada cuando apenas se giró y sintió una mirada lóbrega sobre él. Harry, con el abrigo mal puesto y la camisa con los primeros botones desabrochados; de hecho los dos primeros lucían arrancados.

Todo el cuerpo de Louis se sacudió cuando aspiró.

Lo respiró.

Alfa.

—Harry...

El nombre fue pronunciando en mitad de un gimoteo y el aludido no tardó en moverse, acorralándolo entre sus brazos contra la pared. Sus palmas aprisionaban la madera y Louis perdió el aliento cuando lo tuvo a centímetros de él. El otro también lo estaba aspirando y volvía a rugir por eso.

El mayor terminó convirtiendo sus manos en puño, cerrando los ojos tan fuerte que pequeñas venas se marcaron en sus sienes. Presionaba sus labios entre sí, como si intentara ahogar un mugido.

Louis realmente se olvidó de cómo respirar. Boqueaba, y escuchó muy de cerca el sonido tosco que dejó escapar el alfa cuando él llevó una mano a su pecho.

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