Capítulo VIII

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"Llego en cinco minutos"

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"Llego en cinco minutos"

Se masajeó el cuello con la mano derecha cuando apartó el móvil tras leer el mensaje. Largó un suspiro, revolviéndose en la silla de la cafetería donde estaba sentado. Estiró incluso las piernas.

Nunca se le dio mal eso de disculparse. De hecho, lo habían educado bajo la premisa de que asumir los errores era lo correcto y que no debía ser dubitativo ante la idea de enfrentarlos. Así que bien, los asumiría. Sabía qué podría decir o a qué cuestiones enfrentarse.

Sí, en realidad... Era sencillo.

Aunque el hecho descarado de haberse largado a Plymouth sin dar ninguna explicación mientras Dani lo esperaba durante una hora en aquella misma cafetería fuera el que en realidad fomentara su histerismo.

Sí, eso lo tiraba todo abajo.

Tal espera no se la había contado el omega, por supuesto que no, sino el chismoso de Niall. Él y sus habilidades en enterarse de todo. Habían pasado dos días desde que volvió y haberse encontrado con Dani aquella misma mañana había hecho que, literalmente, los libros que llevaba en las manos se le cayeran al suelo de la vergüenza. No podía sentir otra cosa. No supo cómo formó las frases para quedar con él unas horas más tarde. Pero allí estaba.

Entrelazó sus dedos y apoyó los codos en la mesa para erguirse hacia adelante. Cantidad de estudiantes se paseaban a su alrededor con bandejas con muffins y algún café. La hora de la merienda era la más calmada, es más, él nunca se la saltaba, pero en tal momento parecía imposible que su estómago tolerara algún bocado.

Llevó su vista a la entrada del local y tragó saliva a duras penas. Dani entró barriendo la estancia con su vista y esbozando una leve sonrisa cuando se encontró con Harry. Descolgó su bandolera del hombro y caminó hacia el alfa, retirando la mirada cuando se encontró frente a frente con él.

Un cosquilleo fue el que se apoderó entonces del centro de su vientre cuando tomó asiento.

—Hola, Harry.

Los dientes del omega apresaron su labio inferior con fuerza cuando se topó con la imponente fragancia del alfa.

—Dani —articuló, pretendiendo una sonrisa—, ¿qué tal?

El omega contuvo un suspiro cuando reunió toda su voluntad para mirar al otro. Siempre lo había puesto extremadamente nervioso hacerlo.

—Bien. Muy bien. He tenido una semana algo caótica con las clases, pero bueno, lo normal.

Dani se encogió de hombros tras responder. Sus enormes ojos no dejaban de estar fijos en Harry. Se tuvo que remojar sus labios sonrosados con apuro cuando este asintió.

—Me imagino, al principio de curso todo es una locura. Volver a la rutina y todo eso.

—Sí, totalmente.

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