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Jenna seguía sin decir palabra alguna y Tyler empezó a preguntarse por qué. No había ido directamente a su casa, había tenido miedo de que las amenazas de esa pandilla tomarán venganza si los acusaba, y se sentía avergonzado.

Seguía vestido de mujer.

"Hija, ¿Quién llamó en la entrada?"

Sus ojos azules se alejaron, ella parpadeó tanto que el castaño quizo hacer que se detuviera.

"Es Lana, mamá. Al parecer volvió de viaje muy pronto... "

Una vez ya dentro de la habitación, Tyler dejó escapar un suspiro. Jenna había girado el cerrojo. La puerta estaba asegurada.

—Hoy es el peor dia de mi vida— dejó escapar por fin el menor.

¿De dónde sacaba la confianza para desvertirse en el cuarto de Jenna Black? No lo sabia, y esta vez no le importaba.

—Usa el cuarto del baño. —Aconsejó ella.

Tyler agradeció que Jenna no estallara con preguntas, mejor así, estaba mejor. Sin pensarselo dos veces se metió a la regadera con lo que le quedaba del uniforme. Corrió el agua y sintió que su rostro se ponia grasoso. La oyó gritar tras la puerta.

—¿Fueron Henry, Cole y Maykel, verdad?

El sonido era lejano, y el vapor inundado el lugar ya empezaba a relajarlo. Así permaneció ella, silenciosa aún cuando Tyler había salido secándose el cabello con su toalla de manos. Incluso le prestó un buzo gris, uno que logró combinar con la chaqueta oscura que traía cuando llegó. Se sentía mejor, pero estaría mejor en casa.

Poco después, cuando había terminado de agradecerle, la sonrisa divertida de esta lo puso en alerta. No era propio de Jenna Black sonreírle, entonces, y si habia sonrisa en su rostro también desapareció.

Apareció la tensión, de esa que surge cuando te dejan a solas con un extraño, se sintió observado. Jenna le quitó su cepillo del cabello.

—Creó que ya estas limpió— comentó.

Tyler estaba obligado a contárselo, sería una buena muestra de gratitud y confianza, pero no quería tener confianza con ella. Y ella, en su interior genial, como tyler solía llamar a su sexto sentido para percibir su incomodidad. Le entrego una bolsa oscura.

—No quiero otro uniforme nuevo, gracias —sonrió—. Creo que ya podemos sacarte de aqui.

La llenaria de besos sino fuera porque no le nacía hacerlo. Solo atinó a darle un puño juguetón en el hombro.

—Dejemos esto como otro archivo almacenado.

—Tu cuenta crece, Tyler.

«Y jamás voy a pagarla» se recordó él con una sonrisa cómplice.

***

"Maybe we're perfect strangers...
Josh limpiaba los corredores al ritmo de JP Cooper canturreando por lo bajo. Arrastró una escoba sobre la espuma, rozó contra los castilleros y tras un giró de gracia está volvió a sus pies en un meneo húmedo divertido. ...Maybe it's not forever"

—¡Joshua William Dun! ¡Guarda silencio!

La escoba resbaló de sus manos y Josh se encaminó, con las zapatillas húmedas, hacía la mujer en sonata oscura que sostenía entre manos un crucifijo y rezaba apacible sobre un banquito de madera frente a este.

—Le he dicho —dijo, para luego pronunciar muy lento— que hoy estoy muy contento.

—Dos horas, Josh. El día no tardará en oscurecer.

Cuando estuvo sólo, y el piso seco y encerado. Josh se observó los brazos desnudos, vio su tatuaje y pensó en si la muchacha de cabellos rosa habría escondido su chaqueta bajo la almohada como solían hacerlo las niñas engreídas en la televisión.

Ella

Arrastraba el cubo tras sus pasos, las zapatillas húmedas soltaban chirridos y uno que otro suspiro hasta que sus piernas se detuvieron. Levantó la mirada contra la pared, deteniendose a leer:

Palabra prohibida N°22

HOMOSEXUALIDAD

«La homosexualidad es una manifestación del pecado en la carne que solo los infieles gozan»
—Vaticano. World Peace.

El tintado releyó un par de veces más el anuncio que figuraba en uno de los muros del lugar. Estaba adornando de querubines que apartaban la mirada  con miedo.

—... ¿Infieles? —susurró ceñudo: —Ya. 

Dio dos palmaditas el cuadro antes de añadir. —Estas de sobra amigo, todos aquí lo tenemos muy claro.

***

Tyler observó la chaqueta sobre su cama. Era como ver una gota oscura entre un océano claro. El muchacho se la quedó observando por largos minutos antes de quitarla. Las sábanas eran celestes, al igual que las paredes y su pijama. Sonrió antes de lanzarse sobre esta con la chaqueta sobre sus hombros y cerró los ojos muy fuerte.

Tenía algo del misterioso el jardinero, algo suyo y solo para él.

Mientras se recordaba jamás volver a cruzarse en el camino de esos tres, cerró los ojos reviviendo la escena donde Josh lo rescataba.

Mi héroe

VOICE // JoshlerWhere stories live. Discover now