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No existen estrellas en el firmamento cuando estas rodeado de enormes edificios que cubren el horizonte, con el viento congelado recibiendo cómplice tus sonrisas. Tyler esta rodeando la cintura del hombre mayor y los ojos de Josh se mantienen en la carretera, debe esquivar muchos autos, y debería estar atento pero sus ojos no dejan de volver sobre el más joven una y otra vez. En su interior no ha dejando de gritar que algo está mal, que Tyler debe dejar de reír porque tanta felicidad empieza a asustarlo, pero es mentira, se siente increíble con la nueva actitud del castaño. Le gusta como se presiona contra él, aún cuando una banda de seguridad los separa, le resultan muy atractivas sus sonrisas coquetas y ese pequeño movimiento que hace con los dedos. Quiere imaginar que ronronea para él aunque suena más como murmullos, como si se confiara secretos solo todo el tiempo.

—Me encantan los autos — confía de pronto el menor. Sus piernas están sobre la guantera, con todo el cuerpo inclinado contra el otro. —Me gusta como corren; run run.

Ríe con él. Esta oscureciendo muy rápido y las luces del coche que ha alquilado estan encendidas en el trayecto. No puede dejar de pensar en lo que sucederá si los encuentran, el rostro de las mujeres enfadadas con él sigue presente en su mente, la madre de Tyler podría levantar cargos contra él, Jenna Black ya habría inventado miles de  historias de seguro, y su tía... qué no haría esa mujer por librarse de su sombra. Con esos pensamientos, gira el volante en una esquina sin avisar.

— ¡Hey! —se queja el menor. Tyler a salido disparado contra su peso pero se enfada, el castaño le amenaza con la mirada solo para echarse a reír más. 

—Lo siento en verdad. —empieza Josh.

—Déjalo —dice—. Estas impaciente y yo también. 

El hotel que consiguen es uno de los pocos que permiten el alojamiento de menores de edad sin autorización, el "Temple du Palais". Son frecuentes en este lado de la ciudad, Josh lo sabe, muchos de ellos fueron su cobijo cuando tuvo que recluirse por largas temporadas después de que  lo echaron de casa. Al ingresar se sorprende mucho al descubrir que el mismo recepcionista, que hace muchos años lo recibió, es quién le da las buenas noches.

—Necesitamos pasar la noche aquí —dice. Tiene la seguridad de que vendrán por el coche en poco tiempo, no se preocupa por aparcarlo.

El viejo hombre que estaba tras la caja lo reconoce, no han pasado mas de cinco años y con una sonrisa petulante le echa un vistazo al niño que lo acompaña, volviendo la mirada al de cabello azul. 

—Son $50 la noche. —informa. Tiene una horrible sonrisa que solo el tabaco a podido colorear.

Josh estaba sacando los billetes cuando el cajero lo detiene con un carraspeó grave, llamando su atención.

—El niño debe pagar $20 más.

—Eso no es cierto —se apresura Josh— Su política les permite alojar menores y comercializar marihuana. —señala la canastilla con el letrero "hierva" junto al monitor.

—Las politicas cambian —se burla el cajero. Está dispuesto a echarlos sino tienen dinero.

Las luces en este hotel son bajas, las decoraciones  pobres y las mesas que rodean el lugar tienen viejas revistas con marcos de niños intentando adornar el lugar, pero solo consiguen hacerlo más deprimente. Tyler había estado tratando de soltarse del agarre del mayor por un buen rato, hasta que lo consiguió.

Tomó lugar frente al cajero. —¿Yo debo pagar? —pregunto con voz aguda —¿Por qué?

Josh se alarmó, ¿Tyler se estaba echando a llorar?, No pudo responder aquello porque ya tenía a Tyler dando patadas contra el mural que brindaba seguridad al cajero.

VOICE // JoshlerWhere stories live. Discover now