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Las proféticas palabras de Debby resonaron en el segundo ensayo de la práctica semanal, al tercer día un par de jovencitas de segundo preguntaron cuando practicarían las primeras escenas, al cuarto día Brendon interrogó a Ryan hasta avergonzarlo, y al quinto todos hicieron sus roles en silencio.

—Tyler no lo sabe —Comentó la castaña.

—¿Saber, qué? —preguntó. Josh tenía la cabeza en los oscuros pasillos que tenia a su cargo esa tarde; barrer, fregar el piso y encerar. Sor Ronda se lo había informado hace unas horas, ahora también cumpliría como conserje oficial. Vaya hasta podía considerarse orgulloso si se recibiera sueldo alguno por eso.

—Que nos brinda seguridad.  

Las horas trascurrieron huérfanas a la exaltación que había cubierto los ensayos en las primeras semanas, ahora todo se sentía vacío. Por alguna razón que no tardaba de comprender todos en el teatro estaba olvidando sus roles y evadiendo los ensayos. Entre tantas nubes grises encontró a Jenna Black, la rubia estaba ensayando sus líneas, ella era la segunda estrella del teatro. Mientras la observaba una idea cruzó por su mente, la chica obtenía por primera vez un personaje principal,  tal vez sabía como brindar seguridad a los demás si la veían cubrir las primeras escenas.

Cuando estuvo cerca a esta, un par de ojos azules lo saludaron con respeto. Ella lo observó silenciosa por largos minutos que le mantuvo la mirada. 

—¿Qué tal los ensayos? —se dignó a preguntar. No sabía como empezar, estaba por pedir ayuda a una adolescente, que no inspiraba el más mínimo aprecio por sus compañeros. 

Con una rápida mirada, ella respondió.

—Los nuevos diálogos son buenos.

Tomó asiento, tenía que ser rápido su segunda opción era Brendon, el azabache seguía molestando al chico delgado dos gradas arriba. 

—Quisiera añadir unos pocos más pero necesito terminar la primera escena. —comentó.

En el teatro podías hacer una u otra cosa, nunca ambas. Jenna lo sabía muy bien. Si era un libreto con veinticinco diálogos te los debías aprender todos o la escena estaba perdida. Era verdad que Tyler sorprendía improvisando pero jamás cambiaba las líneas a la hora de la escena final. Si Josh quería añadir líneas estaba empujando a retirar personajes, y si sus cálculos no fallaban, el otro personaje que debía desaparecer para que ella tomará el protagonico central era el de  Tyler.

No se lo pensó mucho, aunque no podía negar que le había encantado la idea, acercó los nudillos a sus labios y negó.

—Lo siento, Tyler es irreemplazable.

***

Al culminar los ensayos la fresca brisa de verano serpenteaba sobre la copa de los arboles. En el estacionamiento Josh tenía las manos congelándose dentro de sus bolsillos, estaba recordando una escena se repetía frente a sus ojos. Lo que Josh veía era a un muchachito delgado caminar cabizbajo entre los autos, la lluvia cubría sus pasos lentos hasta arrastrarlo. Y ahí estaba él, encontrándose en escena, recurriendo a auxiliar el cuerpo que se desplomaba ante sus ojos, abrigando los fríos hombros y arropando el cuerpecito contra su pecho. Cómo había podido ser tan cruel con ese niño.

—¡Josh! —llamó alguien. 

No esperaba encontrar a nadie ahí, había salido a respirar un poco a tiempo que acomodaba sus ideas, Debby le había asegurado de que la ausencia del menor tenía a todos así. Se sorprendió mucho en descubrir una cabellera rubia acercándose a él, en el estacionamiento, ahora mismo. Por un momento había albergado en sí la posibilidad de que al girar se encontrará con la muchacha que le gustaba. 

Pero la realidad era otra, no era ella, era Jenna Black.

—¿Te lo haz pensado? —pregunto, siendo esto lo único que podrían compartir. 

—No.

—¿Entonces?

La rubia lo estudio con algo de desconfianza. —Escucha, quiero esas líneas pero no así. Te llevaré en Tyler —dijo— Y si consigues convencerlo de que vuela al teatro, tendré las lineas. 

Le pareció justo, si era justo. Salvar su teatro por matar otros cinco personajes secundarios, si, perfecto. 

Cuando en el camino tomaron un taxi, y la casa ya estaba próxima, Josh se replanteo que  en realidad no sabía a donde iba, si demoraba su tía podía presumir que se había fugado. Pero lo alejó, alejó esos pensamientos de sí porque ahora estaba sobre ruedas a recuperar la obra. Algo tenía que hacer, al parecer las cosas buenas no llegaban solas, al parecer debías ir tras  ellas. En el camino vio otros institutos muy atractivos cerca a la dirección, y se pregunto por qué Peterson. La muchacha junto a él asintió como leyendo sus pensamientos.

—Nuestros padres estudiaron ahí. Y ellos querían que Tyler y Zack cuidaran de mi —suspiro como embelesada de recuerdos— Creo que yo los cuido mejor.

Al parecer la familia Joseph vivía en los suburbios, y Tyler creció con juegos como la casita del árbol y columpios en el jardín. Importaba, porque eso significaba que Josh debía mantener su distancia,  no pertenecía a ese mundo. La casa se veía enorme a distancia que el taxí se aproximaba, y ahora que las ruedas que detenían se veía inmensa frente a sus ojos. 

Uno, dos, tres toques contra la portería. Pasos lejanos empezaron a oírse a la distancia, se arratraban lento, como si en el interior alguien debatiera en sí abrir era lo correcto o Ignorar el ruido era lo mejor. Al tercer llamado la puerta se abrió, lento, como sí una bala pudiera impactarle el pecho en el acto que se despojara de su protección. Al liberar a la persona en espera al interior, Josh se sintió estúpido, pero más que eso, decepcionado.

Había esperado que el niño se sintiera intimidado por su presencia y sea ese el motivo de su ausencia durante la semana. Algo así como que lo hubiera estado evitando tras el extraño encuentro el fin de semana, pero no. Ahí estaba, ahora frente a él, la verdadera causa de su ausencia.

—¿Agripado?

El menor estaba pálido como un hoja de algodón.

— Tyler, tú no eres tan descuidado —soltó la rubia. 

Jenna, quien había echado al mayor a un lado,  inspeccionó el rostro del adolescente con la preocupación de una madre frente a su criatura.

Tyler encontró a Josh casi por suerte. Estaba bajoneado, muy debilitado.

—¿Qué h-haces tú aquí?

La rubia se quedó frente al mayor, el moño malformado que traía cayó despacio sobre sus hombros.

—Josh estaba preocupado, haz desaparecido de pronto de los ensayos. Me pidió que lo trajera.

Deseando mantenerlos fuera, pero cerciorándose de lo incortés que eso significaría, sin más, Tyler los dejo ingresar. La rubia había descubierto que Tyler estaba solo en casa, y sin una receta médica a su cuidado, preocupada como temía que se pusiera, se disculpó muy rápido antes de que el menor pudiera protestar y abandono el lugar. Dentro de poco, cuando el ambiente estuvo demasiado tenso, notaron que estaban solos. La puerta se había cerrado, luego de un anuncio de regresar pronto con medicinas, aquello fue lo único que cubrió el vacío que empezaba a extenderse entre ambos. 

VOICE // JoshlerWhere stories live. Discover now