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Josh reparó los árboles de cartón, pegamento las hojas de cartulina y las escarchó de purpulina hasta quedar con las manos muy brillosas, tanto que cada que se apartaba la capucha de la cabeza, su cabello quedaba brillando de verde arcoiris en ese lugar. Ya los días habían pasado, su molestia comenzaba a diseparse. Se había negado en un principio al cargo, claro, había atrazado sus nuevas labores en el aula de teatro alegando a que las petunias serían invadidas de espinas y que los rosales se marchitarian si las dejaba al cuidado de la naturaleza de un día al otro. Un cambió tan brusco podría matarlas. Eso le había servido tres días, más no.

 Unacastaña se acercó: —Josh, a Carín se le ha atorado el vestido otra vez.    

Ella era Debbie, una de las últimas alumnas del curso. Al parecer cumplía de voluntaria al director del teatro, que más da, era agradable y siempre lo ayuda a guardar las cosas antes de cerrar. Josh la apreciaba, era una de las pocas alumnas que no lo miraba con espanto.

—Josh, ella está muy alterada. Cuando ha intentado quitárselo se le han visto muchas cosas. —comento conteniendo una risita.

Josh, a quién le hubiera gustado ver eso, se apresuró. No quería problemas con la utilería. Había cosido ese vestido la noche anterior, sus dedos estaban muy pinchados como para otra ronda más.

— Si le ha tirado los botones voy a quitárselo con toda la cabeza.

Debbiese asombró mucho por la expresión, pero compartió con él una sonrisa cómplice.Y luego los dos rieron.    

***

Tyler estaba quieto. Su mirada iba y venía desde las gradas primeras hasta las finales. Él y Ryan se habían vuelto más cercanos desde que estaban en el teatro. 

— Tyler, esto no es ser parte del teatro— comento el muchacho delgado. Una gran bufanda roja se enroscaba alrededor de su cuello.

Sucedió después de clases. Era viernes, noche de bolos con los Black. Jenna había informado a todos durante la cena acerca del dichoso teatro. Esperaba los resultados para el lunes siguiente, y aprovechó para asegurar, con mucho entusiasmo nunca antes proyectado, su interés por que el castaño ocupará el papel de coautor. De aquí que Tyler se había visto obligado, por sus padres, a dar el segundo casting, y jalado a Ryan a participar.

—Tú no entiendes, sino finjo presentarme a las audiciones esta semana, mis padres van a castigarme.

—¿Has venido a audicionar?

—No

—Entonces, ¿Por qué hacemos todo esto?

—«Porque Jenna Black, planea algo y no me gusta» —pensó. Pero dijo —Porque necesito que ellos crean que estoy comprometido en esto y cuando no sea seleccionado no podrán culparme.

—¿Cómo conseguirás eso?

Ryan lo escuchaba y estaba hablando con él. Tyler no podía sino sonreír de vez en cuando. Le gustaba que estuviera acompañándolo. Empezó a considerar si podía confiar en él para el asunto de la chaqueta. El día anterior no había podido dormir sin pensar en el chico, en su chaqueta claro. Quería entregárselo, necesitaba hacerlo, para verlo también, no lo había visto en cinco días. Tyler espiaba tras la ventana todos los días al caer la tarde. Sólo para verlo, y no encontrarlo lo había tenido algo testarudo.

—Tyler, que puntual —saludo Jenna.

Estaba sobre el escenario. Le dio una mirada muy rápida a Ryan, quién si la saludo.

Traía puesto con un enorme vestido púrpura de mangas muy anchas. El cabello recogido en un moño con un lazo muy grande, y un chico algo robusto la acompañaba. Su enorme barba de fantasía le llegaba hasta la barrigota.

— Jenn se ha puesto maquillaje ¿Lo notas? Se ve diferente —estaba comentado Ryan, cuando algo atrajo poderosamente la atención del castaño.

Josh

Josh

Josh

Un muchacho alto, estatura que recordaba muy bien, estaba acomodando las hojas de la copa del árbol. Era Josh, lo sabía. Tyler reconoció su cabello azul bajo la capucha, y su rostro. Quedó tan sorprendido de tenerlo frente a él, que no notó cuando Jenna se giraba hacía ese lado.

— Si... es mucho maquillaje— comento desinteresado. 

—Se ve linda.

Pero Tyler no lo escuchó, había encontrado a Josh arreglando unos inconvenientes con el cierre de uno de los vestidos. No lo tenía bien pensado hasta ahora, pero qué tan malo podía ser entrar al teatro una vez más. Se sabía el papel, ya lo había conseguido un par de veces antes. Además, ahora el teatro se había vuelto muy interesante.

***

El castaño descubrió que le gustaba como se sentía con la chaqueta al dormir. Le gustaba su textura, y los pequeños magullos que tenía. No era nueva, eso le gustaba. Tampoco estaba sucia, eso de alguna forma lo había tranquilizado porque si no habría tenido que ponerla a la lavadora y ya no tendría esa pequeña fragancia que aún quedaba.

—Ahora sé dónde estás—murmuró en la oscuridad.

No había tirado el uniforme de mujer ni la peluca, esas si habían ido a parar un par de horas a la lavadora, ahora estaban ocultas en su armario dentro de la enorme bolsa oscura. Tyler sabía que no podía retener cosas  ajenas, eso era pecado. Ahora que lo pensaba no estaba seguro si las donaria la semana siguiente a la tienda de disfraces.

Pero

... Tal vez no era necesario involucrar a su nuevo amigo.

... Tal vez podía ir el mismo a entregar la chaqueta.

Sólo si usaba el disfraz una vez más.

Sólo una vez más.

Para una buena causa, claro.

entregar

una

chaqueta

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora