24 (A)

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— Debby se quedará con ustedes desde ahora.

Tan pronto como Brendon dijo aquello, Tyler abandonó la sala, no le gustaba la idea de estar cerca a ella, no después de que fue tan grosera como para golpearlo solo por un ataque de ira. No confiaría la estadía de su casa a una completa desconocida, no ahora que le gustaba estar con Josh.

Josh también puso mala cara pero como siempre tenía la misma cara, nadie notó lo diferente.

— Debby se encargará de la medicina que Josh necesita. —dijo Ryan.

Brendon estaba contestando una llamada importante en la habitación conjunta, por lo que el chico alto ocupaba la tensa posición de intermediario entre la castaña y Tyler.

Tyler estaba ojeando una revista de cotilleos sin leerlo en realidad. Asintió a Ryan y el chico alto deseo estar en cualquier lugar antes que ese.

— Debby, ¿podrías decir algo? —le susurró.

— Yo ya me disculpe. —dijo la mujer.— Tyler debería disculparse también, puso en peligro a Josh.

— Mejor hablemos de otra cosa... —siguió hablando Ryan. — Creo que es importante que ustedes, Tyler, Josh, sepan que descubrimos quién adop...

Un apretón de mano por parte de la castaña lo detuvo: — adop..tamiento. Es una palabra nueva, eso. Puede ser nuestra palabra clave ¿Sí? — prefirió ir por Brendon.

Si Josh pudiera hablar con ellos les diría que salían sobrando en esta situación pero como no podía, empujó las pesadas ruedas hasta llegar al sillón donde Tyler estaba acostado con la revista oculta sobre el rostro. Su presencia hizo que el menor se acomodará mejor y su rostro quedó al descubierto.

"compórtate" decía la mirada fría de Josh.

Y la de Tyler respondía "Quiero que se vayan"

Brendon se abrió lugar entre ambos. — ¿Qué fue eso? —los señalo.

La ternura que proyectó la mirada burlona del menor, hizo latir al corazón endurecido del pelirrojo, quién lento como reviviendo, sonrió.

Sonrió Josh y Tyler que empezaba a reaccionar con sus gestos, sonrió aún más. Cómplices de algo que no admitían.

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Ryan descansaba sobre el hombro de Brendon, el azabache trataba de explicar a los demás las razones por las que decidió poner a Debby al cuidado de Josh, las razones médicas eran pesadas, aún Josh no emitiera palabra alguna las molestias que sentía eran grandes, la posición estaba matándolo, algo que no podía admitir es que necesitaba ciertas atenciones, las cuales no podían ser atendidas por el castaño. A esto se sumaba el estar sentado por mucho tiempo sin realizar los ejercicios musculares indispensables que necesitaba para su tratamiento. Tyler podía ayudarlo a comer, trasladarse de una lugar a otro, velar por sus molestias leves pero nada más. Su mejora no era algo negociable y él lo sabía. Pensó en quedarse a explicar todo aquello con manzanas pero los ojos cerrados de su amigo lo afligieron y el rostro incomodó de su amiga influyó en sus palabras.

— Ya tenemos que irnos, hoy tuvimos mucho trabajo y Ryan está muy agotado. Buscaré una opción alterna para salir de este problema. Encontraremos otro lugar para Josh, por el momento... —se dirigió a Tyler. — Ve haciendo espacio para Debby, mudaremos sus cosas en un par de días. ¿Esta bien?

El rostro del menor asintió pero traslucía en su apariencia el desacuerdo con el que acogía la idea. No había palabra de la castaña que lo hiciera volver a mirarla igual, se repetía que no era resentido pero su orgullo no se lo permitía.

— Bien. —dijo al fin.



*-*-*-*-*-*-*-*

El día malo de Enri no inició cuando le dijeron que se mudaría de la ciudad, ni empeoró cuando descubrió que no había nadie a quién llamar en papá en su nueva casa, tampoco fue mejorando cuando la joven rubía que cuidaba de él, le dijo que en su nueva ciudad irían al parque todos los días, tendría muchos amigos y juguetes, nada mejoró porque había algo que no salía de su mente.

— ¿Dónde está Josh? —preguntó el niño.

Sus juguetes no respondieron. ¿Lo habrían adoptado también? pensó.

Las personas a su alrededor eran adultos guiados por responsabilidades irrelevantes, otorgando minutos de atención motivados por un interés que desconocía.

— ¿Quién es Josh? —preguntó la mujer pelirroja que había venido a visitarlo hoy.

¿Quíen era Josh? No había nadie más que Josh en su mente, no solo era el paciente pelirrojo que lo cuido desde que tenía memoria, fue quién antes del accidente lo cobijaba, alimentaba, vestía, medía su temperatura con preocupación y se quedaba despierto toda la noche por acompañarlo cuando le daban pesadillas con autos chocando, disparos y personas gritando. Había vivido sus pocos años de vida con el único adulto responsable que conocía y por quién su ausencia empezaba a pesar.

— Papá. —dijo. Mientras se sentía asustado por todos los rostros que lo rodeaban. — Mi papá, Josh.

*_*_*_*_*_*_*_*

Josh se quedó observando. No podía dejar de sentir rencor contra lo que miraba, había mermado muchas de sus posibilidades, su vida no sería la misma ahora. Podría estar en otro lugar, uno mejor, con Enri, viajando, sobreviviendo, huyendo, todo, pero completo.

— Malditas piernas. —dijo.

Odiaba mirar hacia abajo, las cicatrices de la operación, la piel blanquecina llena de grietas, de sequedad, de descuido. Odiaba sentir que ese peso no se desprendía por completo de él, pero también le aterraba la idea de que eso sucediera. La amputación era algo que rondaba su mente pero lo asustaba la idea.

Tyler tocó la puerta del baño. — ¿Josh estás listo?

Al interior del pequeño compartimento, el pelirrojo esperaba. Esperaba que llegará a él algún impulso capaz de devolverle el ánimo. Mirarse al espejo lo desanimaba, su pelirrojo cabello le recordaba al niño que amaba como a un hijo, observó su cabello con tristeza porque los meses habían pasado y la tinta ya se estaba borrando. Si esto hubiera pasado cuando aún se encontraba en el comedor habría pedido a Brendon que lo ayudará  por Enri, porque desde bebé siempre lo vió con el color de su cabello lo que emitía familiaridad. 

— No estoy completo. —se dijo. — Ya no puedo.

Podía admitir que la convivencia con Tyler se había vuelto tolerante y hasta cómplice, pero nada más. Esa era una tranquilidad que flotaba sobre toda la preocupación que ocupaba el noventa por ciento de sus pensamientos, Enrie, lo otro lo ocupaba su incapacidad para moverse, la vergüenza de ser un inútil y el miedo a que se aburran de él.

Tyler volvió a tocar, aún más insistente: — Estas tardando mucho. ¿Necesitas que te ayude? No es molestia.

Hace poco Tyler le había pedido, con todos los argumentos existentes, que se cambiara de ropa. Le admitió lo que pensaba de los uniformes del hospital, de lo triste que se veía vestido todo el día de blanco y lo había casi convencido de poner algo diferente. Claro que Tyler olvidaba con frecuencia que Josh no podía atenderse del todo solo.

Josh al fin abrió la puerta y un preocupado Tyler lo recibió.

— ¿Cómo me veo? —preguntó.

Tyler vió que seguía con la misma bata blanca del hospital.

— Enfermo. —respondió.








¿Dime si tú también....

te estás enamorando...?

VOICE // JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora