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– Tyler,  puedes quedarte a dormir aquí sino quieres volver. —dijo. Suponía que algo había salido mal en casa, tal vez alguna riña entre hermanos porque Tyler no se veía muy entusiasmado hoy.

–No puedo quedarme —dijo al fin— Solo he venido a hablar. Aparte, Sor Ronda puede volver en cualquier momento.

El día ya estaba oscureciendo, habían pasado muchas horas silenciosos luego de que Josh volviera de dar explicaciones a su tía, que había vuelto por algunos documentos que requería el Reverendo Morgan, allá donde estuvieran. Josh no tenia ni idea de las labores de su tía pero se dejó tratar un rato hasta asegurarse que esta se marchara por completo. Estaba agotado, tanto que los bostezos ya escapaban con más confianza de sus labios.

–Ven, recuéstate aquí estoy cansando.

– ¿No te incomoda? -preguntó Tyler. El menor no había querido ni respirar temiendo ser descubierto. Últimamente su vida era un reloj de alarmas. 

Josh se divirtió un poco ante sus palabras pero con solo mirar el rostro que traía el otro tuvo la seguridad de que no se trataba de una broma. En su caseta había energía eléctrica solo que ahora el interruptor estaba apagado y tampoco creyó que encenderla sería necesario debían ser precavidos por si la mujer regresaba. No habían monstruos que pudieran lastimarlos aquí. Ninguna crueldad que les impidiera darse un abrazo bajó las sábanas, esas donde Tyler había encontrado sus ojos en la oscuridad la última vez. Entonces lo supo, supo que todo esto pintaba una despedida.

—¿Entonces te vas?

Tyler no respondió, se quitaba los tenis guardandolas bajo la cama en alguna parte desconocida de la habitación. Resultaba curioso esconder cosas, él también quería esconderse, parecía natural.

–Recuéstate —señaló Josh. En la oscuridad aún podía ver su rostro.

Lo hizo sin protestar. Sintió su peso caer sobre la tela, su columna vertebral vibrar de agradecimiento pues había pasado muchas horas inclinado contra la puerta de su habitación el día anterios. Estas tal vez no eran telas más finas y suaves que en su vida pudo tocar pero ocultaban a Josh en su interior y eso las hacía más valiosas. En la parte inferior notó que el tamaño de la cama dejaba a sus pies congelarse un poco, y los encogió. Se encogió hasta sentir el cuerpo de Josh capturarlo de la cintura.

—No voy a dormirme aún —murmuro. No había nadie, estaban solos, pero se sentía observado por su padre. Tomó los brazos que lo rodeaban y los presionó más.

No dejes que me encuentren

–Josh, ¿Por qué..... —se interrumpió. Un escalofrío lo recorrió, sintió los labios del mayor en su cuello, y sus piernas temblaron . Sin percatarse sintió que todo el peso del mayor se adhería a él.

Está bien esto pasa por eso las camas son personales.

No lo quitó, dejó que los besos bajarán que se tornarán violentos y  sin pensarlo dos veces se giró en su lugar. Capturó los labios que lo buscaban y llevó una mano a su cuello atrayéndolo hacia su rostro, dejándolo ingresar a su cavidad.

–Vamos por más ¿sí? –escuchó al mayor separándose un poco. Las palabras lo dejaron absorto, no comprendió a que se refería pero tampoco quiso preguntar.  La expresión impregnada en su rostro ayudó porque Josh se acercó por completo a él, tomó su mentón y lo hizo suspirar.

–Solo tienes que confiar en mí ¿De acuerdo? Prometelo.

–Está bien pero promete que no harás nada fuera de lugar –Le advirtió. Josh asintió dirigiendo las manos sobre su camiseta y empezó poco a poco a deshacerse de ella. Cuando lo logró acarició su pecho con los labios, sintiendo su piel estremecer. El menor lo observó atemorizado pero descartó la idea de que algo malo pasaría. Tenía que confiar él.

VOICE // JoshlerWhere stories live. Discover now