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— ¡¿Que hiciste?! — gritó Josh

Tyler limpió la navaja en sus pantalones y la escondió en sus bolsillos nuevamente.

— ¡¿Por qué lo hiciste?!   —cuestionaba Josh. Sus gritos y el llanto del  bebé hacían eco en el lugar, faltaba muy poco para que los oficiales llegarán con armas de fuego y esto se convirtirta en un completo caos. 

Llegando hacía él, el castaño apoyo su cabeza sobre el hombro de Josh: — Lo mate, ¿qué más podía hacer? —subió su rostro— ¿Perdón? 

Negando, en su frustración Josh abrazo al menor muy fuerte dejando que sus lagrimas lo cubrieran, el castaño no lloraba es cierto pero Josh podía sentir su frustración ¿Hubo otra salida? ¿Podría reclamar algo? Abrazó al castaño contra sí y beso su frente limpiando el sudor en su rostro, ansioso, tomó sus delgadas manos y las limpio de la sangre que se había manchado tratando de cambiar su reacción a una mejor, no podía culpar al menor de todo, aunque cada que se encontraba con sus ojos sabía que no hubo otra salida. 

Tyler volvió a matar por él, otra vez. 

Cuando estuvo calmado, Josh pudo caminar un poco lejos de él, dio vueltas en el lugar y recogió el arma de Tyler, trató de limpiar de esta sus huellas y rugió de impotencia cuando recordó que el cuerpo del abogado sería mas que suficiente para culparlo. 

Sintió que Tyler se le acercaba, y lo dejo tomar de su mano.

— Vayámonos, Josh.   

Sus pasos los alejaban pero Josh se detuvo por el llanto del bebé.

— No podemos dejarlo aquí, es peligroso.  

Tyler seguía caminando, tiraba del mayor aún cuando no podía moverlo. 

— ¡Josh, apresúrate! 

La sirenas resonaban, disparos se oían llegar, la flota de policías estaba corriendo hacía ellos. Josh temblaba con el arma en manos y con Tyler volviéndolo más ansioso: — ¡No podemos dejarlo aquí! ¡Es un niño!

— ¡Entonces disparale! —grito de pronto el castaño.

Josh se detuvo, los pasos del castaño lo separaron de este otro.

— ¡¿Qué!, No Tyler, no puedo hacer eso.

— ¡Dispara o van a oírnos!

Enojado y con pasos ruidos volvió sobre estos, Tyler se detuvo de pie frente a ambos, no había reloj que indicara que el tiempo volaba pero no lo necesitó para saber que debían marcharse. El castaño tomó la mano de Josh que cargaba el arma, sin permitirlo deshacerse de ella, dirigió el pico al cielo y descendió hasta adherir el metal sobre la cabeza del pequeño cuando llegaron a este.

— Dispara.



goddbey little boy...

(La canción de multitudia es arte puro)

VOICE // JoshlerWhere stories live. Discover now