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Las cosas estaban bien, podías sentirlo en el aire. Era como si al respirar inhalaras las vibras que el ambiente ofrecía. Tyler estaba aquí, habían pasados unos cuantos días desde que volvió a ser él y aunque con recelo Josh no lo demostrará estaba agradecido, en verdad lo estaba. Con Tyler sobre la camarilla las tareas no lo abrumaban, el teatro era su mayor peso y el menor se lo aligeraba. Conocía el libreto de los demás actores, el apoyo que necesitaban en algunas escenas, y el ánimo que del que carecían. Tyler podía incluso regañar a la chica Black, aquella que cuando no entendía algo andaba refunfuñando de un lado a otro negándose a pedir ayuda. Para ella estaba Tyler, para Debby, cuando se le extraviaban los botones, y para Ryan cuando se intimidaba con las chicas o con Brendon y se quedaba congelado en el escenario. No necesitaban a Josh necesitaban a Tyler. 

Ocurrió después de los ensayos, cuando la gran mayoría había desaparecido por cuenta propia aliviados de aligerar su carga otro día más. Ocurrió porque Josh no tenía otra forma de agradecerle.

  —¡Hey Josh! 

 Brendon, y un par de rostros animados que venían con él se aproximaron a ingresar nuevamente al salón de teatro. La tarde aún empezaba pero Josh sabía que era hora de internarse en los jardines traseros para otra ronda de podar.

Debby, con quien conversaba con el tintado, escondió una carreta rosa bajo el meñique simulando que continuaba hilvanando pero concentrando toda su atención en estos.

—Hay una fiesta, ven con nosotros.

—No es buena idea –dijo ella. Una rápida mirada hacía el mayor.

Alguien que al parecer había escuchado, murmuro un bajo de igual es solo para miembros. pero lo ignoró Brendon estaba insistiendo con argumentos poco alentadores. Asistirían todos a la apertura de una nueva sala de proyección. Una fiesta gritaba el frentón cada que este se justificaba. A fin de cuentas y por la presión ejercida, Josh consiguió ausentarse unos minutos. Si Sor Ronda no lo estaba esperando ahí no había problemas, escucharía un poco de música conseguiría un bocadillo y eso era todo. Volvería rápido así sin más. De todas formas no había salido mucho desde que llegó, solo un par de veces para comprar cerveza y otra a la casa de Tyler, ningúna para él realmente. 

—Josh, ¡Estas aquí!

Ahí estaba él, Tyler, sosteniendo un vaso rojo muy muy grande frente a él, con una sonrisa muy peculiar estos últimos días. Josh, que venía renegado de su escasa libertad, tomó el vaso del chiquillo en el acto. 

 Tyler, tú no tomas —regaño. 

Grande fue su sorpresa al descubrir que solo se trataba de limonada.

—¿Quieres tomar el mío? Esta bien –dijo el menor sonriente, sin más tomó lugar junto a él. Tyler tenía la mochila al hombro, habría estado aquí desde que toco la campana, se veía muy diferente con camiseta deportiva.

—¿Ya te vas? —preguntó Josh.

La música era ruidosa, el lugar estaba repleto. Unas jóvenes trababan de ocuparse de todos los que podían, corriendo de un lado al otro con grandes vasos, pero no parecía bastar. Un poco de la bebida cayó al piso, y Josh encontró el reflejó sus gastadas zapatillas. 

Tyler lo interrumpió con su respuesta.

—No puedo llegar tarde a casa. Mamá podría necesitarme.

—¿Esta enferma?

—No, descuida. Solo tenemos muchas reglas en casa. 

Conversando con él descubrió que un amigo suyo, Ryan, lo había convencido. Al igual que él también se había negado en un principio y ahora estaban aquí, sentados el uno frente al otro. Con una sonrisa Josh agradeció que Tyler fuera tan solitario a veces, el tampoco tenía con quien acompañarse en este lugar, Debby se había negado a venir no le gustaban las fiestas, y a Brendon lo perdió al llegar. 

—Sobre la propuesta ¿La recuerdas? —preguntó de pronto.

Tyler se esforzó en recordar de que hablaba hasta que sus mejillas se colorearon y frunció el rostro, avergonzado.

—¿S-sobre?

—Sobre el favor

—¿Qué favor? —casi se enfado.

Josh mentía, jamás hablaron de favores lo sabía el menor, pero asintió sintiéndose culpable por algo que creyó haber olvidado de todas formas entre los dos Tyler era él que más mentía.

—¿No lo recuerdas? Bromeamos un poco de lo que paso  y luego te ofreciste a ayudarme con algunas tareas.

Claro que no habían hablado de eso, lo recordaría. Al meditarlo unos segundos cayó en cuenta de que se trataba de una tregua. Jamás hablaron de un favor así, pero ahora Josh lo mencionaba, y mencionaba "lo que paso" como excusa. Solo había una forma de responder a esta falacia.

—Claro. Lo recuerdo —dijo al fin

Con una sonrisa aliviada, Tyler continuo. 

—Pide lo que quieras. 

VOICE // JoshlerWhere stories live. Discover now