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—¿Vas a decir algo? —la voz sonó débil, y tal vez fue  pensada asi.

Tyler quería incitar la conversación a una amistosa tregua para luego dejarlo ir. Y lo hubiera conseguido, de no ser que Josh resultaba demasiado atractivo para desperdiciarlo.

Hoy soño con aves de rapiña que desatoraban un madero infértil, razón por la cuál andaba angustiado toda la mañana, habías temido a que fuera una mala señal y llegarán ladrones a la casa. Se pasó toda la mañana temeroso en su cuarto. Pero ahora que Josh estaba aquí no había peligro.

—Vine a preguntarte por qué has ignorado los ensayos —se oyó por fin. Josh estaba de pié, se veía condenadamente atractivo con esa camiseta gráfica rasgada, el skin jean oscuro y la chaqueta colgando sobre sus hombros.

No podía distraerse mucho tiempo, tenía que volver a  a la cama. Había cogido el resfriado más fatigoso de Junio, el catarro de verano. Fiel a su tregua el menor se apresuró en contestar.

—Volveré la semana próxima.

Lo haría, claro que lo haría. Volvería porque era una buena excusa para tenerlo cerca aunque Josh no fuera tan agradable con él. Deseaba saber de él, trivialidades de ser posible, como si una sonrisa nueva surgía, o si compartía un poco de su vida con los demás durante los ensayos. Lo guardaría todo porque deseaba conocerlo.

—Es bueno saberlo... —comentó el susodicho.

Sino sonaba creíble tampoco lucía cómo tal. Josh estaba de pie en la sala principal, realmente incómodo. Anastesiado por la temperatura de su estado, el menor tardó en reaccionar pero cuando lo hizo pidió con amabilidad que ocupará el sillón. Apenado de haberlo hecho esperar tanto, tomó lugar junto a él,  preguntandose cuál era la mejor forma de iniciar una conversación prolongada.

No surgió nada.

A cabo de veintitrés incómodos minutos, Tyler se ergió del lugar, encaminándose a pasos lentos de camino escaleras arriba.

Se rindió.

Que más daba, si Josh no quería estar ahí podía irse porque su estancia silenciosa solo estaba torturándolo. Tal vez no quería su compañía y solo esperaba a la rubia para poder irse.

La voz de Josh lo detuvo

—Quiero hacerte otra pregunta.

Tyler dejo escapar un pequeño  estornudo —No abandonare el papel, se que es importante. —Podia resultar muy molesto a veces, creyendo tener la razón siempre.

—Eso no es lo que quería saber.

Intrigado se dispuso a cuestionar que quería saber el otro, cuando una melodía lejana llegó hacia ellos, apoderándose del lugar.

Cayendo en cuenta de lo que era. El menor se disculpó.

—Es mi teléfono, espera un momento.

El de aspecto fuera de lugar, para una residencia victoriana, seguio al menor  hasta perder sus talones. Notó que esté se había encaminado escaleras arriba, con las fuerzas de un vagabundo por trabajo. Corriendo.

Cuando llegó a su habitación, sobre las sábanas celestes, emitiendo una ligera lucesilla parpadeante, estaba el aparato a su espera.

El aparato empezó a vibrar y por no atraparlo a tiempo, cayó de la cama.

Joder

Se disponía a inclinarse por el, cuando una fuerza lo contrajo sobre sí. Un descuido y dos brazos sujetaron sus hombros hasta girarlo.

—¿Eres homosexual, Tyler?

Las pupilas se le contrajeron por unos segundos. La incomodidad afloró, la vergüenza, y finalmente el miedo lo hizo reaccionar. Aún agripado y siendo físicamente más débil logró quitarse de encima al mayor.

—¿Qué sucede contigo? —exclamó exaltado. Josh lo había seguido, había invadido su espacio personal sin autorización alguna.

—Responde —pidió.

Estaba muy confundido— ¿Qué?

—Responde. ¿Lo eres?

—Vete de la casa de mis padres —soltó enfadado.

En la habitación, Josh descubrió desde un rosario en la pared hasta un retrato bendecido frente a sus narices. Supuso que esa pregunta jamás se habia pronunciado bajo esas paredes, y un poco de calma que desconocía llenó sus pulmones,  y le regresó el bombeo a su sistema.

—N-no s-soy eso Josh.

VOICE // JoshlerWhere stories live. Discover now