La carta

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—Entonces Bender III descubrió que la energía demoniaca de un lugar podía disolverse, pero como eso ya lo vieron en primer año, pasaremos a analizar el proceso en un mayor nivel. ¿O necesitan un recordatorio?

La clase negó perezosamente. Mareos, sensación de estar perdido, no ser capaz de pensar con claridad, eran todas las cosas que te podían pasar si te caía una esfera de magia oscura lanzada por un demonio. Aunque nunca me había pasado, lo sabía.

—Bien —dijo Driggers dando un golpecito sobre la tiza y haciendo que esta quedara suspendida sobre el pizarrón—. La magia oscura puede ser usada en contra vuestra de muchas maneras. El tema de hoy será ese. Posteriormente veremos un análisis de los métodos de la Cofradía en la eliminación de elementales de aire y tierra.

La clase empezó a despertar. A todos nos interesaban los modos en que podían matarnos o hacernos daño. Esta era la única clase en la que me sentía identificada con Irina.

—Lo primero que veremos será un pequeño repaso de la posesión y podremos analizar los límites y extremos de esta práctica.

Lo último sonaba interesante, pero al incluir la palabra “repaso” la gente perdió el interés. Incluso yo, porque tenía otros asuntos en la cabeza.

Después de nuestro castigo, las cosas con Irina empezaron a ponerse extrañas.

No sólo hablaba cada vez menos, sino que parecía aún más absorbida de lo usual. Empezó a tomar la costumbre de salir cada noche. No me acompañaba a cenar ni regresaba de sus últimas clases y no la veía hasta el día siguiente.

Traté de ignorar el hecho de que empezaba a comportarse como un verdadero vampiro. Cada noche regresaba con un olor tan intenso que a pesar que no hacía ruido, me despertaba.

Cuando me atreví a preguntar, alzó una mano en mi dirección:

—Sin preguntas —dijo—. Cuando tenga todo junto, te diré algo, lo prometo.

Siempre era así con ella. Entendía que andaba metida en algo pero las cosas se hacían a su modo.

Por ahora, me limitaba a ver las clases pasar y esquivar los cada vez más ocasionales saludos de un James rebosante de felicidad acompañado por un resignado Kyle detrás de él. A pesar de que Irina había estado furiosa con él al principio pareció entender que su rechazo sólo conseguía animarlo más, de forma que se dedicó a tratarlo con la indiferencia con la que trataba a todos.

Era una lucha divertida, el inagotable entusiasmo de James y la perfecta máscara de Irina para alejarse del mundo. Me preguntaba cuál cedería primero. Apostaba a favor de Nina.

Lo único que se había vuelto imposible de soportar era la clase de Armas. La señorita Robson no había, ni de lejos, olvidado el episodio en Ataque Avanzado y últimamente nos lanzaba tantas preguntas que me sentía atacada.

Por otro lado, Irina estaba considerando seriamente dejar aquella clase.

—No puedes hacerlo —insistía yo—, no es un curso opcional.

—He llevado Armas durante seis años y creo que sé todo lo que necesito. Además, soy un vampiro, sé qué puede matarme y con qué puedo matar a los demás.

Me aterraba que dejara la clase. Presentía que si lo hacía, Robson se quedaría conmigo como único blanco y yo colapsaría. No sé si finalmente lo entendió o si mis ruegos tuvieron algún efecto. Poco a poco, Robson volvió olvidarse de nosotras, aunque presentía que sólo esperaba una nueva oportunidad.

Aquella semana recibí la primera carta de mi madre.

Querida Em:

Las cosas están bien en casa. Es difícil no sentirte contenta cuando tu esposo puede reparar un jarrón roto con un chasquido de sus dedos y hacer que los platos se laven solos.

¿Cómo te va en tu séptimo año? Papá te manda saludos y dice que si tienes alguna dificultad con Lenguaje Arcano Avanzado III (¿ya estás en el III?), puedes preguntarle con total confianza. Además, promete que por Navidad te dará algo que te hará sentir una verdadera hechicera. Tus tías te envían saludos y preguntan si haces deporte regularmente porque Edith y Mercedes han entrado al equipo de natación. Sé que esto debe parecerte aburrido pero con la falta de noticias últimamente, en verdad no tengo mucho que agregar. Les he dicho que te gusta el atletismo (¿está bien? ¿prefieres otro deporte? ¿te parece mejor karate?).

Tu padre me pide que te informe que la Cofradía ha dado nuevas normas respecto a la regularización de casos aislados de Magia Oscura, así que tal vez deberías buscar algo sobre eso en el diario para poder comentarlo en clase (lo sé, cariño, pero se ha quedado mirando sobre mi hombro para asegurarse que lo escribía). Ahora debo irme, se hace tarde y probablemente tú también estés buscando un hechizo para incrementar la duración de los días debido a los trabajos (tu padre me comenta que este chiste no es bueno porque no hay conjuro, ni siquiera en la magia oscura, lo suficientemente potente para lograr algo así y que si lo hubiera, podría matarte). Sé que eres una buena chica pero esta manía de dar consejos y advertencias, y sentir que por ello soy una madre más responsable, ha sido tan bien inculcada por la sociedad en mí que no lo puedo evitar.

Un beso. Te quiere,

Mamá.”

Terminé de leer la carta con una sonrisa.

La vida podía ser una mierda, pero mi madre siempre estaba allí con el toque justo de diversión, inocencia y preocupación para iluminar todo. No era difícil ver por qué mi padre se había enamorado de ella tan perdidamente que se mudó de Igereth a Madrid sin dudarlo un solo segundo. Empecé a escribir una respuesta pero después del “Querida mamá:”, no pude seguir. Dejé la carta y el lapicero sobre la mesa y volví a mi cama, intentando quedarme sumergida en el más hondo y reparador de los sueños.

La marca del lobo (Igereth #1)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora