El descubrimiento

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Todos te queremos, Em. Vuelve

Las palabras seguían resonando en alguna parte de mi cabeza.

Todos te queremos, Em. Vuelve

Se repetían una y otra vez. Con diferentes tonos, acentos y rostros.

Todos te queremos, Em. Vuelve

Fue como despertar de un sueño. Mis párpados temblaron y la luz me quemó los ojos. Solté un pequeño quejido que a duras penas pude escuchar.

—¿Em?

—¿Kyle? —logré decir.

Esa simple palabra costó bastante. Fui consciente de que mi garganta empezaba a emitir un serio reclamo por intentar usarla.

—¿Está bien? Dime que se recuperará Kyle, te lo suplico.

No supe si fue la voz de Nina o el hecho de que ella estuviera suplicando lo que me dio fuerza para abrir los ojos.

—Ella estará bien —Kyle sonaba agotado—, estoy dándole todas las energías que soy capaz de canalizar sin desmayarme.

Tardé varios segundos en enfocar mi vista. Y todo un minuto en ser consciente de que estaba en el regazo de Kyle.

—Kyle —volví a decir.

Sentí su mano en mi hombro.

—No te muevas, estás muy débil.

—¿Qué ha pasado?

Alzó una ceja.

—¿No recuerdas nada?

Me esforcé un poco y la cabeza me dio vueltas. Solté un quejido pero no dejé de intentarlo. Las hadas, Driggers, el demonio. No pude evitar incorporarme. Fue tan rápido que Kyle no lo vio venir y nuestras cabezas chocaron. Los dos soltamos un grito y nos llevamos una mano hacia la zona dolorida.

—Lo siento —logré decir.

Irina estaba tendida en un rincón, diez veces más pálida de lo que solía ser, con el cabello lleno de sangre seca. Bueno, no sólo el cabello. De hecho, era como si acabara de bañarse en sangre roja y negra. Me recorrió un escalofrío cuando recordé su herida.

—Auch —tuve que llevarme nuevamente una mano a la cabeza.

Otro flash: Tu mejor amiga fue atacada por Driggers, mira su estómago, casi la corta en dos.

—Dios mío, ¿estás bien? —pregunté.

—Sólo si bien es la abreviatura de "me siento como si me hubieran metido en una licuadora". Pero no te preocupes por mí, yo no fui poseída —miró a Kyle con la preocupación marcada en cada rasgo—. ¿Seguro que está bien?

—Ella es más fuerte de lo que crees, Irina —dijo Kyle. Había algo en su voz que me sorprendió: sonaba orgulloso de mí—. Se va a recuperar muy…

—Está hecho, ya vienen hacia aquí.

Volteé cuidadosamente esta vez. James estaba en la entrada de la cabaña.

—¿Qué pasa?

—James ha ido a enviar un mensaje. O dos.

Parpadeé confundida.

—Kyle, ¿cuánto tiempo llevo inconsciente?

—Diría que una media hora.

Sin pensarlo, volví a reclinarme sobre su pecho.

—Despiértame cuando todo acabe —susurré con una sonrisa.

Sentí sus dedos acariciarme suavemente el cabello y un cosquilleo dulce. Sabía lo que era por la última vez que lo hizo: me estaba dando sus propias energías.

La paz de ese momento sólo duró dos minutos. De repente, el aire se llenó con gritos y exclamaciones ahogadas.

Unas veinte personas irrumpieron en la cabaña. Todos llevaban capas o túnicas que evidentemente cogieron al vuelo. Se detuvieron en seco ante la escena frente a sus ojos. Sonreí, imaginando lo extraño que debía verse todo. Ninguno de nosotros se movió. Me dediqué a mirar con inocencia, repasando los rostros de extraños.

Hubo un segundo de silencio hasta que James se sentó junto a Nina. Los miembros de la Cofradía aún nos miraban expectantes. Se oyeron más pasos y Rushton entró en nuestro campo visual. Sus ojos recorrieron el lugar, con las cejas juntándose en lo alto de su frente.

—¿Qué demonios ha pasado aquí?

"Nunca mejor dicho" pensé. Pero nadie dijo una palabra.

—¿Y bien? —insistió el director dando un paso hacia adelante.

Irina desvió la vista.Yo me encogí sobre mí misma esperando que no me hicieran gastar fuerzas hablando. James se limitó a reclinarse sobre la pared y dijo:

—Me bastó con oír al villano explicando todo por una vez. A mí no me mire.

La marca del lobo (Igereth #1)Where stories live. Discover now