La sombra

12.7K 1.3K 15
                                    

—Está vacía.

Mi tono de frustración era bastante claro. La cabaña tenía todas las ventanas tapadas, por lo que lograr un vistazo del interior era una tarea difícil, incluso para Irina. Tampoco había polvo acumulado, lo cual me pareció extraño, aunque el bosque funcionaba de formas misteriosas. Parecía salida de un cuento de hadas. Por otro lado, Irina me aseguró que todavía nos encontrábamos en el bosque de Diringher pero como este tenía más de noventa kilómetros, podíamos estar en cualquier parte. Había un silencio sólo roto por nuestras respiraciones; o bueno, por mi respiración: Irina estaba conteniendo el aliento.

Por eso me sorprendió cuando de repente empezó a tomar largas inspiraciones.

—¿Nina?

Alzó una mano para pedirme que me detuviera y finalmente volvió a la normalidad.

—Hay algo allí.

—No veo nada.

—Yo sí. A pesar de los hechizos, hay luz que se cuela, tan pequeña y tenue que solo un vampiro podría notarla. Necesitamos verificarlo todo.

—¿Piensas que deberíamos tirar la puerta abajo o eso llamaría mucho la atención? —susurré con ironía.

Ella sonrió.

—Nina, tampoco escucho nada.

—Puede haber hechizos silenciadores rodeando cada centímetro de la casa.

—Pero…

Irina me detuvo.

—Tal vez tengan bloqueos visuales y auditivos, Mel, pero puedo olerlo. El azufre en el aire, el aroma de las velas, el agua bendita, el fuego… están allí dentro.

—¿Segura que esto no es sólo obra de tu muy perfecta imaginación?

Se rió suavemente, pero dio igual. Los matorrales nos cubrían y el silencio hacía que cada respiración tomada y cada paso que dábamos se sintiera multiplicado. ¿Por qué ni siquiera se escuchaba un búho?

Nina me hizo una seña con la cabeza y nos apartamos de allí, de vuelta al bosque cerrado.

—Es suficiente —empezó a decir—. Avisaremos a Rushton. Antes le enviaré una carta a mi padre y tú…

Se detuvo de repente y sentí su mano sobre mi antebrazo. Cuando tomó un profundo respiro, observé delante de mí.

Ya no veía nuestras sombras. En su lugar, destacaba otra más oscura. Lo que fuera, medía doce pies y respiraba.

La marca del lobo (Igereth #1)Where stories live. Discover now