CAPÍTULO 20 | Adrenalina

1.7K 224 80
                                    

BRENTON

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

BRENTON

No sé qué hora es, pero amaneció y no hay nadie que esté de humor. Ni siquiera Freddie, que suele ser quien jode más que nadie. Él está alejado, distante. Solo. En la parte trasera de las casas. Supongo que no le gusta la delantera desde que su perro murió entre las llamas. O, vale, puede que la verdad sea que no quiere hablar con nadie. He entendido que algo ocurrió anoche, algo que lo involucró tanto a él como a Maddie y a Stephen, pero ninguno quiere hablar. Ella está sentada en la ventada de la casa de la izquierda con la cámara que encontró ayer. Yo no lo entiendo. Estamos aquí, en peligro constante, y ella no le tiene miedo a algo que se supone que debe de haberse quedado perdido en su infancia. Al contrario, se ve interesada en el aparato, como el gato curioso que termina muriendo al final del cuento. Stephen se ha quedado embobado con un cuaderno que no sé de dónde sacó. Ojea las hojas como si buscase algo, una y otra vez.

Cuando desperté, vi una caja llena de manzanas dentro de la casa. No tomé ninguna por temor. Creo que eso es lo que me controla a cada segundo desde hace un par de años, pero ahora se acaba de intensificar. Quiero decir... era una puta caja con manzanas, no una bomba nuclear. Lo más probable es que no me pasara nada por probar una. No creo que esto sea tan infantil como para meter veneno en la comida. De algo tenemos que alimentarnos, supongo. Y yo estoy muriendo de hambre.

Pero pasé de las manzanas. Por miedo. Así de cobarde me estoy volviendo.

O supongo que soy paranoico. Qué va. Lo tengo más que permitido teniendo en cuenta las circunstancias.

Aunque no me guste, de alguna forma he conseguido dormir, pero he tenido pesadillas con teléfonos fijos y preguntas sin respuestas. Mi mente no puede dejar de pensar en Melody Hansen y en su muerte. En la casa que se supone debe incendiarse. No lo sé, no lo entiendo. Para mí no tiene sentido. Puede tratarse de una simple chica que se suicidó, pero Joey dice que alguien la mató. Pero no le veo sentido a hacer algo como eso, y tampoco termino de entender cómo voy a descubrirlo estando aquí, aislado y encerrado.

Por eso me acerco al teléfono fijo sin tener miedo. Se supone que debo responder a la duda hoy, pero ni siquiera sé por dónde debería comenzar. Cuando alzo el auricular, lo único que alcanzo a oír es el silencio. Al cabo de unos segundos, una respiración. Más tarde, la voz femenina.

—¿Qué mierda quieres, Brenton? Estoy ocupada.

Permanezco de pie, expectante. No hay nadie a mí alrededor, a excepción de Maddie. Pero ella se ve distraída, demasiado concentrada en esa cámara de mierda. No va a prestarme atención por ninguna razón.

—Es sobre... la pregunta que tengo que responder—digo sin ningún pelo en la lengua—. No lo entiendo. No sé por dónde comenzar.

Joey ríe, desde donde sea que esté.

—Cariño, deberías captarlo ya. Vas a ver un millón de cosas que no entenderás jamás. Por ejemplo, de pequeña, a mí me costaba entender a la gente. Y mírame ahora. Os manipulo sin problema alguno.

PerfidiaWhere stories live. Discover now