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BRENTON
Alguien dijo alguna vez que es mucho más sencillo mirar lo malo antes que lo bueno y creo que nadie se tomó el tiempo de decir cuánta razón tenía. Caer en la cuenta de ello me asusta ahora mismo, cuando lo único que queda de la tormenta es el viento, además de la inexplicable sensación de que todavía la muerte nos rodea. Porque eso es lo que acaba de ocurrir: un solo disparo, tan perfecto como cruel, se llevó la vida de una persona silenciosa a la que nadie había siquiera hablado hasta... ahora.
Una vez me lo pregunté pero no creí que encontraría la respuesta a ello en un momento como este. Pero tal parece que así es: lo que queda después de la muerte es el silencio.
Nadie la había visto. Nadie lo había sospechado. Pero claro, ¿cómo pensar que uno de nosotros traía un arma consigo? ¿Cómo pensar que... Bradley sería capaz de algo como esto?
La observo porque no puedo hacer nada más: ella está completa y totalmente paralizada, con el arma aún en la mano derecha, viendo ese exacto lugar en el que hace unos minutos estaba Cameron. Casi a mi lado. Eso sólo significa que un error de su parte habría significado mí muerte, pero poco me importa. Me interesa más poder descifrar ese nuevo brillo en los ojos de Bradley. ¿Locura? ¿Miedo? ¿Adrenalina?
Por alguna razón, no me da miedo. No el que debería darme al menos.
El viento aún sigue presente. Tan frío y solitario. ¿Podría arrastrarnos? Sé que no, pero puedo ver que Stephen desea que así sea. En él, lo único que veo es miedo. Terror. Está retrocediendo de a poco con ambos ojos abiertos de par en par, pero hace poco más. No grita, no pronuncia ni una sola palabra. Sólo se va. Sólo se aleja. Sólo espera no ser el siguiente.
Maddie, por otro lado, acaba de convertirse en una estatua de hielo gélida y crítica. Tiene esa mirada, la de una persona que no sabe qué pensar pero tiene claro que está en completo desacuerdo con lo que acaba de ocurrir.
Y luego el único que hace algo es Freddie: se acerca con agilidad a Bradley y le quita el arma de la mano para lanzarla lo más lejos posible. La observo mientras vuelva por el aire, lejos de nosotros. Pero ni siquiera eso cambiará lo que acaba de suceder, y eso Bradley parece entenderlo al instante porque antes de que el arma toque el suelo, ella lo hace: se tira a sí misma hacia abajo, y comienza a gritar.
Su grito agudo y demoledor es lo único que oigo mientras pierdo de vista esa pistola, confundida entre toda la oscuridad y el césped quemado.
Finalmente, del grito procede el llanto desgarrador. Y ante eso nadie, ni siquiera Freddie, sabe qué hacer.
Casi puedo palpar en el aire el dolor de Bradley, pero no puedo entenderlo. Y siempre pensé que sería yo quien mate a alguien y luego sufra por ello pero aquí estoy ahora mismo, de pie observándola a ella mientras sufre. Sé que ahora no lo ve. O puede que sí lo vea, pero lo que siente y piensa no es ni la mitad de lo que sentirá y pensará con el tiempo. Quiero decir... acaba de matar a alguien. Acaba de matar a Cameron.
