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Giselle.

El partido llega a su fin. Los Toros de Texas le han ganado a los Yetis de Hemsworth por una gran diferencia.

Las personas están molestas, y Gael no se queda atrás. La indignación de él, es la diversión de Hannah. Y, para estas alturas de la noche, dónde resulta que la he pasado mejor de lo que me imagino, ya he olvidado momentáneamente al tipo raro de la Belledame.

Eventualmente, nos abrimos paso hacia la casa de los hermanos Whittmore, donde la fiesta se prende de inmediato.

La música suena tan fuerte que retumba en mi pecho.

El olor a alcohol, marihuana, tabaco y sudor llana la estancia, y agarrada de manos con Chase nos abrimos paso entre el montón de chicos medio ebrios que bailan como si el mundo se les fuera en ello.

Los hermanos D guían nuestro camino hacia el jardín trasero que, como la vez anterior, se encuentra medio vacío. El núcleo de concentración es en la sala de estar, dónde estoy segura ví a unos chicos consumir lo que creo es cocaína.

Mi hermanastra, junto a Gael y las chicas, se ha perdido de vista, y cuando llegamos a una mesa, en el fondo del patio, donde la música no se escucha tan fuerte, Chase me echa la silla hacia atrás y le agradezco antes de sentarme. Él toma asiento a mi lado, y vuelve a tomarme de la mano.

Douglas y Mary se sientan frente a nosotros. Donovan va en busca de cervezas, y Stefan y Mary se han perdido el en el interior de la casa junto a Wendy.

Para mi sorpresa, Mary y yo empezamos a hablar y congeniamos de inmediato. Ambos compartimos muchas cosas en común; sobretodo porque venimos de un mundo muy diferente al de nuestros novios. Ella se siente tan fuera de lugar como me siento yo.

Y es como una bocanada de aire fresco encontrar a alguien con quién hablar sobre este mundo de locos; pues no puedo decirle a Hannah, mucho menos a Laine, que mi novio es un yeti y que ahora hay un loco que quiere darnos en el culo.

No quiero parar en un manicomio.

No sé cuánto tiempo pasa hasta que me coloco de pie para ir al baño. Para mi suerte, Mary se ofrece a guiar mi camino para no perderme.

Una vez en el baño me miro al espejo y retoco mi maquillaje antes de salir. Mary ya no está, y me abro paso con empujones entre entre el montón de chicos.

De pronto, por el rabillo del ojo, veo algo que llama mi atención.

Al girar el rostro para asegurarme, contengo el aliento.

Es Seam.

Maldita sea.

Está entre el montón de chicos, y no hace más que mirarme. El corazón me empieza a latir con fuerza cuando lo veo empezar a caminar en mi dirección.

No espero a ver cuál será su próximo movimiento cuando me doy la vuelta sobre mis talones y empiezo a correr, abriéndome paso entre empujones, para llegar al patio trasero en donde Chase y los demás se encuentran.

Sin embargo, es casi imposible.

Miro sobre mi hombro solo para asegurarme.

Seam cada vez está más cerca.

Grito para que las personas se quiten de mi camino, y por suerte tengo éxito.

Cuando por fin llego al patio, corro hacia donde Chase se encuentras.

— ¡Chase! — Grito al verlo.

Mi novio se coloca de pie y, con expresión angustiada, me observa.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora