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Giselle.

En la mañana me la paso todo el día metida en la cama. Estoy cansada y el dolor en mi pie es intenso.

Debido a mi mala moche, papá decide por mí y no me deja salir de casa. Tampoco me molesto por su decisión. La verdad es que no estoy de ánimos para nada, mucho menos para ir a la escuela.

Estoy tan cansada que apenas tengo fuerzas para comer.

Ya que Chase quedó en venir hoy por mí, le escribo para decirle que faltaré a la escuela. Su respuesta no tarda en llegar, preguntándome si estoy bien, y después de responderle que sí, cierro los ojos e intento dormir aunque sea un poco. No puedo hacerlo, y no me muevo de la cama hasta que Hannah vuelve de la escuela y me entrega todos los apuntes de hoy.

Juntas vamos a la sala en donde tomo asiento en el comedor y empiezo a pasar sus apuntes a mi libreta.

— Oye, Selly, ¿por qué mejor no vas conmigo y nos sentamos abajo en el café? Gael y las chicas están ahí. De esa forma no te quedas aquí, tan sola.

Niego con la cabeza.

— No. Estoy bien aquí. Aparte, no tengo ganas de ver a nadie.

— Solo a Chase — insinúa con una sonrisa que se me contagia — Me dijo que te dijera que venía a verte en un rato. Solo iba a hace algo con Stefan y luego iba a ser todo tuyo.

— Cuando lo veas, ¿le puedes decir que suba?  

Mi hermanastra asiente.

— De acuerdo, nena. Yo le digo.

Le doy las gracias en un susurro y vuelvo mi vista a la libreta.

— Oye, Gigi — me llama, y el tono vacilante que emplea me hace mirarla con el ceño fruncido —. No es por ser mal plan ni nada, ¿pero qué te dijo Chase acerca de esa chica, la tal Wendy?

Hago una mueca ante el recuerdo de la despampanante pelirroja.

— No me dijo nada. De hecho, no hemos hablado sobre ella.

Mi hermanastra asiente.

— ¿No crees que deberías preguntarle?

— No lo sé… — digo —. Es decir, ¿por qué?

— Nunca habló de ella, pero… es su ex, Gigi — me dice, como si no lo supiera ya.

Me encojo de hombros.

— ¿Y eso qué? No creo que sea una conversación interesante o grata. Es decir, yo no le hablo a Chase de mis ex, ¿por qué él me hablaría de las suyas?

— La diferencia, Gigi, es que tú no traes a vivir a tus ex contigo.

Vale. Ella puede que tenga razón, pero igual sacudo la cabeza en una negativa y trato de no prestarle atención a ese detalle.

— Hannah, basta, me pones nerviosa. ¿Qué más da si Wendy es su ex o no? Él ahora sale conmigo y es lo que importa, ¿cierto?

Mi hermana asiente, y veo como poco a poco una sonrisa se dibuja en sus labios.

— ¿Sabes que en ningún momento se alejó de tu lado mientras estuviste inconsciente? Pasó toda la noche ahí en el hospital.

Sus palabras hacen que un sentimiento agradable se instale en mi pecho.

— Es un encanto, ¿cierto?

Ella asiente.

— Debo bajar. En cuanto vea a tu chico encantador, le digo que suba.

Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]Where stories live. Discover now