Capítulo 11 | Noche Hiriente

7.7K 671 85
                                    

Íbamos camino a casa. La noche cayó ante nuestros ojos, Lowell manejaba y la música que provenía de la radio iba a un volumen moderado.

Recosté mi cabeza en el respaldo, observaba la ventana. Había sido un día maravilloso gracias al chico que se encontraba a mi lado.

— ¿Qué harás mañana? —Escuché su voz y me giré a verlo.

— ¿Tan buena compañía soy que quieres salir otra vez? —Solté con diversión. Él esbozó una sonrisa, pero no dijo nada—. Mañana voy a la universidad, pero tú puedes salir. ¿Estás de vacaciones, verdad?

—Técnicamente —Se detuvo en un semáforo y me miró—. Tenemos un par de conciertos que dar acá.

— ¿En serio? Harley no me lo dijo. Tal vez porque no hemos hablado mucho estos días —Agité mi cabeza y alejé ese pensamiento—. ¿Tendré entradas gratis, no? —Sonreí.

Elevó una ceja. Parecía estarlo pensando y segundos después sonrió.

—Sólo si me invitas a otro raspado.

—Me parece bien —Levanté mi mano y cerramos el acuerdo.

Teníamos hambre y pasamos por una pizzeria, compramos una familiar para comer con los chicos en el apartamento de Harley.

Antes que abriera la puerta Lowell había salido con otro de sus chistes y no pude evitar soltar una risa por lo malo que era.

— ¿Layla? —Reconocí su voz y eso bastó para que dejara de reír.

Mi mejor amigo, porque eso era y jamás dejaría de serlo, estaba en el sofá junto a esa chica, Violet. Norris y Roy estaban sentados en unos puf, viendo una película.

Lowell cerró la puerta con una mano mientras con la otra cargaba la caja de pizza.

— ¿Llegamos tarde para la película? —preguntó.

—Trajimos comida —Di pequeños golpes a la caja esbozando una sonrisa, no quise mirarlo y sólo observé a los dos chicos en el suelo.

— ¡Layla nos ama! —Norris se levantó de un salto y corrió para abrir la caja y olfatear la pizza.

Los demás chicos rieron, excepto Harley.

— ¿Salieron esta tarde? ¿Solos? —El rostro del pelinegro no reflejaba alegría alguna.

Su lado protector salía a la luz como todas esas veces que algún chico se acercaba a mí. ¿Por qué se comportaba así? ¿Acaso no se daba cuenta que sólo me daba ilusiones?

Ilusiones que luego aplastaba fácilmente.

Un enojo comenzó a invadirme.

—No te interesa.

Los chicos abrieron sus ojos y comenzaron a alejarse un poco. Harley se levantó del sofá y caminó hacia mí.

— ¿Qué dices? Por supuesto que sí. Pude acompañarte. Sólo tenías que llamarme.

Apreté mis labios para no soltar una risa sin gracia.

—Puedo hacer, decir, ir, decidir y cualquier otro verbo, lo que yo quiera. Si quiero salir con él lo haré, si quiero besarlo o... No lo sé,  llegar a más que eso, también lo haré. Tú no vendrás y me dirás como hacer las cosas.

Pude notar sorpresa y dolor en su mirada. Volteé a ver a otro lado para no verlo. Tenía que irme. No quería seguir en ese lugar.








Sígueme en Instagram: @kell_casther

Espacios coloreados |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora