Capítulo 35 | Amargos Disgustos

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Volvimos al apartamento y encontramos a la pelinegra con una mirada de pocos amigos. De hecho, una que sólo iba dirigida a mí. Estaba de mal humor.

Norris y Roy para liberar la tensión del lugar la saludaron animadamente, no me causó mucho asombro cuando la chica les dio una sonrisa leve. No. Lo que realmente me sorprendió fue cuando el pelirrojo, mi pelirrojo, inició una grata charla con ella.

¿Desde cuándo se llevaban bien? ¿Qué era tan gracioso para sacarle una risa, que me pareció hermosa, a Lowell? ¿Por qué no podía dejar de mirarlos?

—Parece que hechas humo, fiera —Se burló Norris poniéndose a mi lado—. Relájate.

—No me pidas eso, no cuando la chica es un hielo conmigo y con Lowell es una persona afable. ¿No es algo sospechoso? —Crucé mis brazos, entrecerrando los ojos—. Sé que es la novia de Harley, pero todo puede suceder. ¿Qué sabemos realmente de ella? Yo no la conozco, pero me hace dudar. ¿Y si oculta algo detrás de ese faceta llena de frialdad? Sin mencionar lo petulante que es. ¿Cómo puede decir que mis gustos son excéntricos? ¿Te puedes creer eso?

Norris soltó una carcajada que llamó la atención de todos. Dejé de observar a la pelinegra para mirarlo.

—Lo que no puedo creer es lo mucho que parloteas cuando estas celosa. No me mires de ese modo. Sabes que estoy en lo cierto —Sonrió con burla—. ¿Por qué no vas y reclamas lo que es tuyo, fiera?

— ¿Ir allá? —Elevé una ceja—. No sería muy sensato interrumpir de repente. Va y me tacha como maleducada, lo último que quiero es escuchar sus críticas y que me haga saber la carencia de buenos modales que poseo. ¿Te lo imaginas? Tal vez utilice adjetivos como tosca, grosera, o basta chica.

—No puedes cerrar la boca, ¿Cierto? —preguntó con un toque de diversión plasmada en su voz.

— ¿Qué quieres que haga? Soy muy parlante cuando algo me disgusta. Y ella es la causante de este parloteo. Si sólo se alejara un poco de él, estaría más que encantada.

—Bien. Si eso te devuelve la calma, iré. Después me encargo de cobrarte el favor —Se alejó con una sonrisa en el rostro.

El castaño se acercó a ellos, se integró a la conversación con agilidad y soltura. Observé que le hablaba a Lowell, el pelirrojo hizo un gesto adorable, como si hubiese recordado algo. Se levantó del sofá y caminó directo a su cuarto.

¿Me sentía mejor? Por supuesto que sí. Esperé a que Harley y Violet se marcharan del apartamento para colarme al cuarto del pelirrojo. Era el momento adecuado ya que Roy dormía plácidamente en el sofá y el castaño veía la televisión.

Tomé el pomo y abrí la puerta con lentitud, preparándome para saludar a Lowell. Al poner un pie en su habitación lo vi sentado en la cama con las piernas estiradas mientras utilizaba la portátil.

Él giró a verme, no me sonrió como lo hacía los últimos días, los cuales habíamos aprovechado para salir a caminar a cualquier lugar o quedarnos en mi departamento viendo una película. Lowell se mostraba serio y taciturno.

Esbocé una sonrisa y me senté en el borde de la cama.

— ¿Qué haces, pelirrojo?

Sus ojos estaban fijos en el aparato, presionó algunas teclas y luego desvió su atención a mí. Me observó por unos largos segundos con aquellos ojos verdes que me cautivaban cada vez más.

—Necesito hacerte una pregunta, Layla.

—Adelante —Sonreí, animándole.

En vez de mover esos sensuales labios que tenía, permaneció callado, mirándome.

— ¿Aún mantienes sentimientos por Harley? Sé honesta.




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