Capítulo 22 | Alejamientos Discretos

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Tenía la idea de salir a celebrar con Leah y los chicos, pero la deseché cuando noté cuán cansados estaban por su presentación y todo lo que vino después de eso.

El día siguiente fue muy atareado y estresante debido a cosas que tenía pendientes, como trabajos de la universidad y los labores de la casa.

Al caer la noche me presenté en el apartamento de los chicos con algunas películas y golosinas. Al parecer Harley había pasado la tarde con Violet y no pensaba llegar a dormir.

Norris ordenó pizza y los cuatro nos sentamos frente al televisor.

— ¿Qué pasó con tu amiga? ¿No estaba disponible esta noche? —Roy habló con la boca llena.

—Algo así. Tenía algunos asuntos de espionaje que no podía retrasar.

— ¿Espionaje? —Norris elevó una ceja—. ¿A qué se dedica tu amiga?

Solté una risa nasal.

—Solamente anda por el ganado marcando territorio.

— ¿Cazando su cena? —preguntó el pelirrojo con diversión.

—Llamemoslo así.

No pude evitar una sonrisa ni mucho menos alejar mis ojos de los suyos y al parecer Lowell pensaba lo mismo.

Escuché a alguien bostezar.

— ¿Qué es esta película? No es muy interesante, la trama es repetitiva. Iré a dormir —Se levantó y discretamente le hizo una seña a Roy.

El rubio frunció el ceño y luego entendió. Fingió muy mal un bostezo.

—Cierto. Mi cama me espera —Se dirigió a su cuarto y antes de cerrar la puerta dijo—. No hagan travesuras.

Solté una risa y Lowell sonrió ante su comentario.

—Prepárate para la avalancha de bromas que nos espera mañana —Me acomodé mejor en el sofá. Lowell se juntó más a mí.

—Te acostumbras.

Le sonreí y volteé a ver la película. Aunque debía decir que las miradas de Lowell me distraían. Podía sentir sus ojos en mí, me removí un poco. Su cercanía estaba provocando que mis nervios se desataran, diciéndole adiós a mi tranquilidad y quietud.

Me giré a verlo y me topé con ese increíble color verde.

—Me gustan tus ojos, pelirrojo, pero en este momento me tienen intranquila.

Lowell esbozó una sonrisa y acercó su rostro al mío.

— ¿Es lo único que te gusta?

Abrí mis ojos, asombrada. Lowell si que podía ser directo con lo que pensaba. Este chico no dejaba de sorprenderme y debía de admitir que eso me encantaba.

—Te espantaría si dijera lo que pienso acerca de ti. Mi mente no es un lugar muy limpio, si sabes a lo que me refiero.

El pelirrojo rió, haciendo que sus ojos se cerraran un poco.

—Hagamos algo mañana —propuso.

Elevé una ceja y sonreí.

— ¿Qué tienes en mente?









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