Capítulo 31 | Propuestas Acaloradas

7K 704 34
                                    

Lowell lograba que me pusiera nerviosa con sólo una mirada, y cuando soltaba ese tipo de cosas que provocaban una bella sensación en mí, conseguía que mis nervios ascendieran aún más.

El temor me invadió al recordar por lo que había pasado anteriormente.

—Lowell... ¿Cómo sé que no me lastimarás? Confío en ti, lo hago, pero...

— ¿Estás asustada? —Asentí—. Permítete conocerme, averigua y confirma tus dudas, déjame mostrarte lo que hago, tengo y pienso. Toma el tiempo que desees para aprobarme y si repruebo lo entenderé. Lo prometo.

Mordí el interior de mi mejilla. Podía notar la honestidad en sus palabras, estaba esperando por mí, abriéndose conmigo y expresando lo que sentía.

—De acuerdo —dije finalmente, Lowell sonrió tan hermoso como él—. Veremos cuantos puntos recolectas, pelirrojo.

Eso lo hizo reír.

—Daré mi mejor esfuerzo.

Nadamos un poco en la piscina, lo desafié a varias carreras y resultó ser un buen nadador. Regresamos a la choza, los chicos nos esperaban para ir a almorzar al restaurante, como era de esperarse Norris nos mostró las mejores opciones que ofrecían.

Ese castaño era un estómago sin fondo.

Las bromas de Roy y Norris hicieron acto de presencia y como si fuera poco Leah se unió a ellos. Recorrimos el lugar todos juntos, Harper quizo montarse a unos pequeños botes en una piscina que contenía agua verde, tenía aspecto de ser un lago artificial, Leah y yo nos montamos en unos para acompañarla.

Luego, Roy nos llevó a la pista de Go Karts y los ojos de Drew se iluminaron al ver los carros. Los muchachos subieron y se entretuvieron.

Fue un buen día.

Habíamos llegado hace dos horas al apartamento, Harper y Drew estaban plácidamente dormidos en mi cuarto. Me senté en el sofá para ver una serie que se estaba estrenando, el timbre sonó haciendo que frunciera el entrecejo, eran la diez de la noche.

— ¿Lowell?

El pelirrojo estaba frente a mí, sostenía mis gafas de sol en la mano, jugueteó un poco con ellas y me las entregó.

—Las dejaste en el auto. Creí que estarías despierta, así que vine.

— ¿Y condujiste a esta hora sólo por las gafas? —Elevé una ceja.

—En realidad, esperaba que me agradecieras de alguna manera.

Sonreí y me acerqué lentamente a él. Lowell permaneció quieto en su lugar.

— ¿Un raspado, tal vez? —Coloqué mis manos alrededor de su cuello.

El pelirrojo acercó su rostro al mío, permitiendome observar mejor sus ojos, puso sus manos en mi cintura, acercándome más a su cuerpo. Nuestros labios se rozaban mientras me perdía en su mirada.

—Me parece bien —susurró.

Acortó la distancia que nos separaba y me besó. Esta vez era diferente a la primera, me besaba con vivacidad y vigor, enloqueciendome. Retrocedimos unos pasos dentro del apartamento. Recordar la piel pálida de su torso desnudo provocó que lo besara con vehemencia y fogosidad, sorprendiendo al pelirrojo.

Con mi brazos alrededor de su cuello lo acerqué más, pegandolo a mi cuerpo. La camisa que usaba se había levantado un poco por estirarme, sentí sus dedos rozar mi piel, haciendo que me estremeciera.

No pensaba llegar lejos con él esa noche, pero quería disfrutar de sus labios un poco más, había extrañado como se sentía ese contacto, mis labios habían estado en abstinencia por un año y medio, necesitaba esto. Lo necesitaba a él.

La temperatura de mi cuerpo comenzaba a subir y al parecer no era la única. Lowell soltó un gemido que me robó el aliento. Se separó y colocó su frente sobre la mía, abrió esos increíbles ojos verdes y me observó por unos segundos.

—Déjame cuidar de ti.





Aww! Este Lowell es todo un loquillo xD Gracias por seguir leyendo ;)

Sígueme en Instagram: @kell_casther

Espacios coloreados |Completa|Où les histoires vivent. Découvrez maintenant