Capítulo 40 | Acercamientos acalorados

6.3K 583 99
                                    

No tenía ánimo de hacer alguna cosa como levantarme para abrir la puerta, pero los golpes en esta eran insistentes. Ni siquiera podía estar en mi estado depresivo sin ser fastidiada.

Mierda.

Me quedé perpleja por un momento. Esa mata de cabellos rojos que había extrañado se encontraba frente a mí, una pícara sonrisa apareció en su rostro, haciéndome sonreír.

— ¿Ni una muestra de cariño para recibirme? Me siento ofendido.

No lo pensé demasiado y salté para abrazarlo por un rato. Había extrañado su olor y lo bien que se sentía tenerlo cerca. Levanté un poco la cabeza para ver aquellos orbes verdes.

—Tus ojos me fascinan, pelirrojo.

—Pues tus labios tratan de seducirme en este momento —Se acercó hasta que nuestros labios se rozaban—. Te extrañé.

Sus labios no tardaron en tomar los míos, envolviéndome en sus brazos. Sus besos provocaban que olvidara mis problemas y disfrutara de lo bien que besaba.

Me separé un poco y permanecimos en silencio, mirándonos.

—Espera, ¿no volvías hasta el viernes? —Lowell sonrió mientras tocaba mi cabello—. ¿Te escapaste? —Elevé una ceja cuando asintió sin tomarle importancia.

—Sólo será un rato. No lo notarán.

—Pero son horas conduciendo hasta acá —Iba a seguir hablando cuando sus labios me lo impidieron, dándome un corto beso.

—Calla, que el trasero me duele, pero quería verte.

—Tú romanticismo me cautiva, pelirrojo —sonreí, metiendo mis manos en su espeso cabello.

—Y a mí tu sarcasmo.

Decidimos buscar alguna película en la televisión, Lowell ordenó una pizza y nos sentamos en el sofá. Mis hermanos habían salido con Leah, así que sólo éramos él y yo en mi apartamento.

Sonreí. Mi mente, no tan sana, comenzó a imaginar ciertas situaciones comprometedoras con el pelirrojo.

— ¿Qué sucede? —preguntó interesado.

—Nada, nada —Moví mi mano restandole importancia, él frunció el ceño—. ¿Qué? ¿Acaso quieres saber que estoy imaginando a un Lowell sin camisa y con el cabello despeinado, viéndose demasiado caliente? Un raspado a que esa sonrisa pícara no tarda en llegar —Elevé una ceja.

Sonreí victoriosa cuando sus labios se curvaron.

— ¿Y por qué dejarlo a tu imaginación cuando puede ser real? —soltó.

Mis ojos se abrieron cuando empezó a subirse la camiseta. De repente comencé a sentir calor. Este chico no dejaba de sorprenderme. En mi mente apareció una versión mía abanicándose con sus manos.

Aunque estaba ansiosa por ver su piel pálida lo detuve.

—Calma, pelirrojo. No querrás desatar mis hormonas, ¿verdad? Además estas manos no se quedarán quietas. Es mejor prevenir, ¿si?

Traté de alejar cualquier pensamiento lujurioso de mi mente.

Se inclinó quedando a escasos centímetros de mí. Se veía tan apuesto y tentador. Muy tentador.

Quietas, hormonas.

— ¿Y si quiero desatarlas? —susurró sobre mis labios.

Tragué saliva. Tampoco me la ponía fácil.

— ¿No tenías que volver con los chicos? —pregunté, perdida en sus atrapantes ojos verdes.

—Ellos pueden esperar un poco más.

Sus labios se movieron con lentitud por mis mejillas hasta llegar a mi cuello. Su respiración chocó contra mi piel, llevando lejos todo tipo de pensamiento sensato.

Adiós, autocontrol.



¡Hey! Estoy de vuelta con otro capítulo, a veces puedo tardar porque entro en estado "sad" xD Y las ganas de escribir se van, pero trataré de seguirla para terminarla.

Una pregunta, ¿hay alguna Army aquí? ;) Dime, ¿Cual es tu bias? XD

Kell

Sígueme en Instagram: @kell_casther

Espacios coloreados |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora