Capítulo 26 | Soluciones Inmediatas

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Serví zumo de naranja para los tres y tomamos asiento en el sofá. Suspiré aliviada al ver a la pequeña castaña beber muy rápido el jugo. Agradecía que no le hubiese sucedido nada en el tiempo que estuvo sin el cuidado de Drew. Era una persona sobreprotectora cuando de mis hermanos se trataba.

Harper Carson era la menor de la familia, con sus ocho años era una niña encantadora y amante del verde. Luego, estaba Drew con diecisiete años, antes de que la pequeña castaña naciera, el rubio era el único que tenía y a pesar de ser su hermana mayor él siempre trataba de protegerme de todos y todo. Era fácil cogerle cariño.

—Suéltalo.

Eso provocó que Drew sonriera. Se acomodó en el sillón y revolvió su cabello, una clara señal de que estaba nervioso.

—Discutieron otra vez.

—No sé porqué no me sorprende.

Suspiré y llevé una mano a mi frente.

—Pero esta vez es diferente —prosiguió—. Se van a divorciar.

Cerré los ojos y solté un gruñido. Esto sí que era malo. Demasiado a mi parecer. Amaba a mis padres, pero odiaba lo irresponsables que eran. Cada vez que una discusión surgía entre ellos, cada quién tomaba su camino. Papá se iba y no aparecía en días, mamá salía con sus amigas y no pasaba en casa. En esos momentos sus hijos no existían para ellos.

Hubo una vez donde ellos discutieron y no se aparecieron en casa por un tiempo, estaba en la secundaria y tuve que buscar un empleo para los gastos del hogar. Harley me había ayudado a cuidar de mis hermanos, él siempre sostenía mi mano.

— ¿Qué haremos ahora, Lay? —dijo la castaña, sus ojos estaban tristes.

La abracé y peiné su cabello con los dedos.

—No te preocupes, Har. Estoy aquí para ustedes, se quedarán conmigo hasta que resolvamos esto.

Tomé mi celular y marqué sus números, y como era de esperarse ninguno me contestó. Debían estar en cualquier lugar menos en casa.

—No contestan.

—Ni lo harán. Fue una fuerte pelea, tengo tres días de no verlos. No sabía que hacer y vine hacia acá.

Asentí comprendiendo. Los rostros de mis pequeños hermanos estaban tristes y decaídos, tenía que animarlos un poco. Habían traído mochilas con ropa, así que los mandé a cambiarse, les preparé una deliciosa cena y miramos una película. Harper se durmió y Drew la llevó a mi cama.

—Ve a descansar. Yo dormiré en el sofá —habló el rubio y se acercó para darme un abrazo—. Aún no hemos hablado sobre ese chico. ¿Ya se coló en tus sábanas?

—¡Drew!

El rubio soltó una carcajada y se acomodó en el sofá, que era mucho más cómodo que el de Harley.

—Eso es un claro no. Bien por él.








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