Capítulo 7: Membresía (editado)

244 28 0
                                    

—¡¿Entonces es verdad?! —preguntó Rob entrando bruscamente por la puerta. El hombre tardó unos segundos en contestar, mientras éste se decidía entre probetas y tubos de ensayo de distintos tamaños.

—No suenes tan emocionado —le pidió él antes de encender el fuego y colocar sobre este un líquido viscoso de color amarillento junto a unas hierbas rojas.

Se encontraban en el ala médica, en el laboratorio específicamente, una habitación que daba con la enfermería, en esos momentos vacía, y en donde Jordy, un hombre entrado en los cincuenta preparaba toda clase de pomadas, brebajes y medicamentos, que por muchos aún eran considerados como "sucia magia", aunque él, como docenas de sus compañeros antes, había explicado que no tenía nada que ver con la magia.

Él miró al chico con cansancio, pero al ver su brillante sonrisa y sus ojos centelleantes, suspiró. No se podía creer lo poco que se parecían y aún así, lo mucho que Rob se dedicaba a incordiarle cuando él estaba ocupado, aunque con expresión indiferente e inocente, a pesar de saber perfectamente lo que hacía.

Si por lo menos hubiese desarrollado una pequeña pasión por lo que Jordy hacía, su querida ciencia, a éste no le habría importado que pasara todo ese tiempo con él entre sustancias de dudable seguridad, pero además, Rob también era poco cuidadoso, y cada vez que estaba cerca de algún instrumento frágil, su corazón empezaba a palpitar con rapidez.

No le extrañaba que hubiese sido el último en ser informado, a apenas unas horas de que se fueran de ese lugar, ya que no le cabía la menor duda de que no se habría aguantado ni un día para conocerla.

—Pero tengo mucha curiosidad —admitió sentándose de un salto sobre una de las mesas. Jordy oyó primero cómo algo rodaba, pero el objeto se rompió en pedazos antes de que pudiera ver dónde estaba. Rob se bajó de la mesa con una mirada de disculpa antes de ponerse de cuclillas a recoger un frasco de cristal que había tirado al otro lado de la mesa. Recolectando los trozos esparcidos mientras el hombre se giraba para seguir con lo suyo, continuó —. Pero no me puedes culpar, de estar emocionado, digo —Jordy lo miró sobre su hombro —. Estoy harto de ese trabajo estúpido.

—No hables así, es una responsabilidad honorable. Proteger a las personas siempre lo ha sido.

—A no ser que esta persona en particular me mate antes de aburrimiento —se quejó él. Jordy puso los ojos en blanco a su espalda —. Y además, hay algo que no nos están contando —Jordy no contestó, pero él siguió —. Es decir, ¿por qué llevarla con nosotros? —preguntó.

—No es nuestro trabajo cuestionar a nuestros superiores, chico —Rob resopló. Le irritaba cuando lo llamaba así, aunque nunca se lo hubiera dicho durante años. Igualmente, él sabía que no hablaba en serio, sino que Jordy le contestaba con lo que fuera a hacerlo callar, y seguramente, marcharse a otro lado a quejarse. Sin suerte —. Y además, ¿es que acaso no te fías de él?

Rob chasqueó la lengua —Sabes que sí.

Aún así, mientras se levantaba con los cristales en sus manos, haciéndose un pequeño corte en su palma que apenas le escoció, todavía tenía ese presentimiento de que los estaban dejando a oscuras.

Aún así, mientras se levantaba con los cristales en sus manos, haciéndose un pequeño corte en su palma que apenas le escoció, todavía tenía ese presentimiento de que los estaban dejando a oscuras

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.
El grimorio robado (La corte de los desterrados #1)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu