Capítulo 22: Felicity (editado)

176 26 1
                                    

Todos empezaron a comer. Taissa intentó no parecer muy nerviosa, cada movimiento, ya fuera de sus manos sobre los cubiertos, de su boca al masticar o de su cuello cuando se giraba al mirar a alguien, la hacían sentir fuera de lugar. Como si cada pequeña cosa que hiciera la marcase como diferente. Sabía que era su imaginación, pero la sensación se le pegaba como una segunda piel.

Tragó el bocado que estaba masticando y se giró hacia Grainne. Taissa supuso que ambas se habían buscado inconscientemente como si fueran iguales —Veo que también has conseguido un vestido —comentó. Grainne la miró y sonrió suavemente.

—Dani me lo ha prestado —explicó.

—¿A que le queda bien?

—Un poco estrecho, pero te debo una —comentó Grainne antes de que Taissa dijera nada.

—Yo te veo fenomenal —la halagó—, ¿y cómo es que tú tienes ropa aquí? —Dani bebió un trago de su copa.

—La hice mandar días antes —dijo—. Iba a venir igualmente, ya que aquí mi primo nunca quiere venir y tengo que hacerlo yo mandando sus excusas... Es agotador..

—¿Has dicho primo? —Dani frunció el ceño,

—Sí... Dylan.

—¿Dylan es tu primo? —preguntó dejando la boca abierta.

—Más o menos, me sorprende que no te lo haya comentado. Su madrastra y mi madre son hermanas —le explicó. Taissa sintió que empezaba a tener sentido. Después de todo, a veces los había visto comportarse como hermanos—. Por cierto, tu vestido es de Meredith, ¿cierto? —Taissa asintió. La miró, para buscar una ocasión de agradecerle, una que ya había perdido cuando se habían presentado y suspiró, pues estaba inmersa en una conversación.

—Fue muy amable.

—Se lo pidió Dylan —respondió encogiéndose de hombros—, lo haría encantada.

Dylan, quien estaba al otro lado de Taissa, pasó el brazo por su silla y se inclinó hacia ella —Taissa, Grainne —Ambas lo miraron, al igual que Dani. Rob y Chris estaban a lo suyo, hablando sin prestar mucha atención a los demás. Chris estaba al lado de Dani, en la esquina de la mesa, y Rob al lado de Grainne, frente a Dani—, os presento a lady Meahlly —Ella inclinó la cabeza y ellas hicieron lo mismo. Y al mirarla directamente, tan cerca, Taissa lo recordó.

La sala iluminada en dorado, una mujer sentada en un sillón mientras Dylan estaba acuclillado ante ella. Los susurros, la cercanía. Era ella, la mujer. Al igual que la madre de Alicia.

—Es un honor conocerla, milady. Es usted muy parecida a su hija, si me permite decírselo.

—Oh, ¿la habéis visto? —preguntó curiosa.

—Hace unas horas, en la biblioteca —Ella asintió con una sonrisa maternal.

—Lamento mucho que no esté aquí, sé que luego se arrepentirá.

—No os preocupéis, estoy segura de que habrá más ocasiones.

Meahlly dejó de prestarles atención cuando escuchó que su marido llamaba a uno de los sirvientes —¿Podrías ir a buscar a mi hija? A ver si por lo menos se digna a aparecer antes de que terminemos de cenar —Él asintió y se marchó.

Los sirvientes se paseaban por la mesa con bandejas de las que se servían. El primer plato era cordero con patatas cocidas y Taissa, a pesar de que se sentía incómoda con el corsé, no dudó en probar aquel manjar.

—¿Y cuánto llevan en el equipo? —preguntó lady Meredith.

—Pues Taissa lleva poco más que yo, pero se podría decir que llegamos prácticamente a la vez —contestó Grainne encogiéndose de hombros. Taissa se preguntó si Dylan habría ido a hablar con ella también, aunque si ella apenas sabía algo, dudó mucho que Grainne supiera más. Además de que a ellos los unía un secreto oscuro y prohibido. Taissa sonrió.

El grimorio robado (La corte de los desterrados #1)Where stories live. Discover now