Capítulo 8: La línea de salida (editado)

247 28 2
                                    

Taissa contempló lo ajetreada que estaba la ciudad, aunque Corona siempre solía estarlo a aquellas horas, por lo menos, en aquella parte. Todo tipo de gentes recorrían las calles, nada extraño, ya que era la segunda ciudad más grande de Cryum, solo superada por la capital.

Taissa ubicó a los norteños dernenses (de una región del imperio de Dern llamada Nueva Botvia que ni siquiera era la que estaba más al norte del país) sin esforzarse, la mayoría turistas, aunque también algún que otro mercader. Una gran cantidad de norteños con los que se cruzaba poseían cabello rojo como el fuego y los ojos grises (rasgos muy característicos) y eran altos e increíblemente hermosos, o por lo menos eso era lo que ella pensaba.

Taissa recordaba cómo una vez, su tía, una mujer a la antigua, le había dicho que tener el pelo rojo era una maldición, que sus ancestros habían pactado con criaturas de la magia y que por eso sus puertas (las del reino) habían estado cerradas para ellos durante mil años, hasta la gran guerra. La que había hecho que acabara en que Dern absorbiera al antiguo reino de Botvia.

Un reino que había estado situado al lado oeste de Cryum, y en donde había parecido que siempre era primavera por sus campos de flores que nunca parecían marchitarse y en donde el invierno nunca llegaba, y que, por supuesto, había estado plagado de magia. Una que habían usado para intentar invadir otras tierras.

Sin embargo, ahora no era más que una región más del imperio.

Tras la guerra, Botvia había tenido que pagar enormes cantidades además de ceder parte de sus tierras, empobreciéndose hasta la médula en el proceso, pero no había sido hasta mucho después, durante el mismo tiempo que Annwyn, que había sido absorbida por el Imperio de Dern, haciendo al país desaparecer.

Ellos habían sido los únicos en oponerse al régimen de conquista de Cryum, lo que Dern vio como una oportunidad para invadirlos, a pesar de que el país se había estado recuperando poco a poco. Un reino que parecía estar volviendo a alzarse, se había desvanecido de nuevo.

Eso había hecho que se preguntara si ella también habría desaparecido cuando eso terminara, la chica que era en ese momento. Otra víctima de las circunstancias.

Soltó un suspiro por sus pensamientos y miró a su alrededor, intentando encontrar con suerte a alguien conocido para poder despedirse. Taissa pensó que ese había sido parte de su castigo, abandonar la ciudad sin previo aviso y sin avisar a nadie, o más bien, sin que ella tuviese la oportunidad de avisar a nadie.

Sin embargo, lo único que vio fueron los carteles de busca y captura en los tablones de anuncios, y un par colocados en alejados puntos para que la gente de aquella zona pudiera estar informada. Junto a la imagen, una numerosa cifra remataba el mensaje.

Aún así, tampoco quería pensar en eso, sino en lo que estaba pasando en aquel instante, en ese justo momento. Se marchaba, y el dolor de su pecho sólo significaba una cosa: que era consciente de que no estaba preparada. Las manos le temblaban al pensar en que la próxima vez que despertara no tendría el bullicio de la ciudad para molestarla. Incluso eso iba a echar de menos.

Se despidió con una mirada cristalizada de todo lo que le rodeaba, que prácticamente era todo lo que había conocido o que recordaba. No sabía cuándo habían empezado a caer las lágrimas, pero en cuanto las notó las limpió rápidamente con el dorso de su mano, haciendo como si no hubiese pasado nada, y se sorbió los mocos. Si tenía que marcharse de allí en contra de su voluntad y junto a sus "captores", no dejaría que notaran cuánto le afectaba.

—¿Estás bien? —le preguntó la chica que cabalgaba a su lado.

Parecía algo mayor que ella, con una figura envidiable, siendo todo curvas. Sus mofletes estaban repletos de pecas que le daban un toque aniñado y dulce, y que cambiaba radicalmente en su pelo, un pelirrojo brillante como el fuego, muy bonito y lacio que le llegaba por los hombros. Sus oscuros ojos marrones la miraban llenos de compasión.

El grimorio robado (La corte de los desterrados #1)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz