Capítulo 18: El silbido del acero (editado)

197 20 0
                                    

Rob cabalgó como solía hacerlo con el equipo cuando tenían prisa, sin pausas pero con prisas, dando todo de los caballos y de sí mismos hasta que caían exhaustos. Sin embargo, Rob se había dado cuenta en el camino que no era posible con ellos.

Aaron y Grainne iban en el mismo caballo, ella atada de la cintura de su abuelo. Grainne nunca había montado a caballo, así que había sido difícil al principio, y ella había estado bastante asustada. Sin contar con que había acabado muerta después de un par de horas. Tanto como Aaron. Lo habían obligado a hacer paradas e ir a un ritmo menor, pero Rob había cedido, tampoco era que hubiera tenido otra opción.

Estaba molesto, no por el hecho de que lo estuvieran retrasando sino porque ninguno había accedido a salir la noche anterior, y aunque le habían ofrecido un lugar para dormir, eso sí que le había jodido. Tampoco se había esperado que Grainne los acompañase, aunque ésta misma le hubiera dicho que trabajaba con él, como su ayudante.

Y después de dos días, por fin pudo respirar tranquilo cuando vio cómo el pueblo se alzaba en la lejanía. Rob golpeó con su pie el costado de su caballo y aceleraron el ritmo. Los otros lo siguieron, aunque protestaron.

Rob desmontó en la posada justo cuando Dani salió de ésta.

—¡Por fin llegas! —exclamó, tenía una mirada preocupada.

—Yo también me alegro de verte, ¿qué pasa? —preguntó.

—Dylan y Taissa —dijo mientras Rob ayudaba a Grainne a desmontar, ya que tenía los músculos tiesos y apenas podía moverse. Aaron, casi tan dolorido como ella, bajó por sí solo, sin querer mostrar cómo estaba en realidad.

—Estos son Aaron y Grainne, han venido a ayudarnos —explicó Rob al ver que Dani los observaba.

—Un placer —respondió Dani.

—¿Qué ha pasado con ellos? —preguntó Rob adentrándose en la posada a su lado —. Vimos el humo en el camino.

—Es una historia larga, pero Chris ha tenido que irse, y ha sido difícil ocuparme de todo mientras Jordy intenta hacer un antídoto —respondió en un susurro. Rob asintió, sabiendo que lo que hubiera pasado, no era chisme que pudieran escuchar desconocidos —. Hablando de Jordy, os guío hasta él.

—Nuestro curandero —explicó Rob antes de que preguntaran —. Yo voy a cambiarme y a descansar un poco —Dani asintió.

—No tardes mucho, te necesito —Rob suspiró.

—No te preocupes, estaré de vuelta antes de que te hayas dado cuenta de que me he ido —Dani sonrió.

—No te preocupes, estaré de vuelta antes de que te hayas dado cuenta de que me he ido —Dani sonrió

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Taissa despertó alterada, con la respiración acelerada. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba sobre una cómoda cama de plumas.

Se frotó los ojos, se giró y encontró a Dylan en la otra cama individual. Taissa suspiró, y en un intento de llamarlo, un sonido chirriante salió de su garganta. Taissa se llevó las manos a ésta y notó que llevaba un vendaje que rodeaba todo su cuello. Le dolía al tragar y apenas podía hablar si se esforzaba.

El grimorio robado (La corte de los desterrados #1)Where stories live. Discover now