29. Daegu

6K 635 58
                                    

⚠️¡Aviso! ¡Contenido sexual! ¡Si eres una persona sensible y pura mejor omitir!⚠️

La llegada a Seúl fue como un borrón ante sus ojos. Tan pronto como dejaron la embarcación, levemente mareados, atravesaron la ciudad y consiguieron unos coches. Jimin no logró procesar su alrededor en esos incontables minutos hasta que pisó el suelo de un viejo motel en Daegu. Allí fue consciente de la maldita realidad. Jungkook estaba muerto. No iba a regresar y aunque esperaba poder volver con su cuerpo hasta Busan, sabía que sería imposible.

Sentándose en la raída colcha de la vieja cama lloró. Dejó fluir todo el dolor de la pérdida, de sentir que fue su culpa, que había estado tan cerca y a la vez tan lejos de salvarle, aunque haya sido tan solo una vez. Gritó con fuerza maldiciendo a diestra y siniestra mientras su corazón era desgarrado a pedazos. Se tomó del cabello y sacudió su cabeza, esa herida en su pecho jamás sanaría, se encontraría sangrando a lo largo de su existencia si es que aún tendría el valor para continuar.

Yoongi regresó a la habitación al escuchar el desastre. Pensó que los habían encontrado, pero la alarmante sensación que le produjo ver a Jimin en ese estado lo paralizó.

— Shh... — le susurró acercándose cautelosamente a él, atrapándolo en un poderoso abrazo por la espalda. — El dolor se irá, no ahora pero... se irá.

— Kookie — sollozó Jimin recostando su débil cuerpo sobre el mayor — Esto... fue mi ... fue mi cu-

— No — le corrigió el pelinegro absolutamente seguro que nada de esto había sido su culpa.

— No esperábamos que... que Jian apareciera de esa forma. Yo no... me fue imposible arrebatarlo de sus brazos esa noche. Si no...

El dolor de los recuerdos lo recorrió lentamente. Después de haber expulsado a Jimin del motel a las patadas, siguió la pelea. Cada vez que lograba acercarse a Jian, este apuntaba a Jungkook y lo dejaba completamente indefenso. Cuando las sirenas policiales comenzaron a aturdir sus sentidos, todo se fue a la mierda. Corrieron lejos y el peli rojo escapó de sus manos como la arena.

El rubio entre sus brazos dejó de temblar un poco y entonces lo notó. Jimin estaba ahogando lentamente su dolor. Sin prisa, llevó al chico hasta la cama y lo ayudó a sentarse, se arrodilló ante él y vio que lo observaba con los ojos llorosos y grandes. Yoongi le sonrió con pena, la expresión de su rostro carente de felicidad y tranquilidad pero llena de un sentimiento que al menor le fue imposible descifrar. Como todo en su vida, el pelinegro esperaba que eso se arreglara con sexo, aquel carnal placer que le hacía olvidar por unas horas toda la mierda y desgracia que opacaba el mundo.

Con sus largos y finos dedos bajó la cremallera del raído pantalón que tenía puesto Jimin. Acarició el miembro sobre la fina capa de ropa, sintiendo cómo aumentaba su tamaño conforme continuaba con los tiernos toques. El menor ubicó sus manos a los lados en el borde de la cama, lanzó su cabeza hacia atrás y miró al techo diciendo

— No creo que... no es correc-

¡Mierda¡ ¡Qué bien se siente! Se dijo a sí mismo cuando los delgados dedos fueron guiados dentro de su ropa interior. 

Con una delicadeza impropia de sí mismo, Yoongi retiró las zapatillas, los calcetines y el pantalón, dejando suaves besos a lo largo de las esbeltas piernas. Jimin se dejó caer sobre la cama, estirando sus piernas ante el sedoso tacto. El peli negro besó y mordisqueó los carnosos y bien proporcionados muslos, situando los pies del contrario sobre sus hombros.

Se acercó a él bajando la ropa interior, escuchando el gemido reprimido que el rubio le proporcionó y viendo el salto que dio su erección, rojiza y esperanzada. Depositando un último beso en sus piernas, se aproximó aún más, no sin antes dejar los muslos a la altura de su cuello, teniendo un férreo control del cuerpo contrario y acomodando la parte posterior de sus rodillas en sus hombros.  

Escape «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora