11. Primera vez

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Habían pasado tres días desde el incidente con Jimin o ¿Podría ponerle otro nombre a aquello? Llevaba esas 72 horas carcomiéndose por dentro, ni siquiera fue capaz de regresar a su habitación, por lo que se encerró en el estudio sin dar señales de vida. Se sentía desorientado, en 17 años nadie había pronunciado su nombre, ni siquiera él mismo. La última persona que lo vocalizó había sido su moribundo padre el día en que una bala atravesó su pecho. Estaba seguro que RM y Hope lo habían olvidado justo cuando la academia acabó, al igual que sus sueños y sus vidas como las conocían. 

Mientras se revolcaba en desconcierto,  el pelinaranja entró a la oficina sin tocar, agitado, con los ojos llenos de furia. 

— Lo tenemos — soltó sin preámbulos — estamos a 30 minutos. 

— Que estén todos listos. Entraremos RM, Jimin, tu y yo. 

— ¿El pequeño? — refutó completamente incrédulo — Puede que sea por el chiquillo pero es inexperto, podría poner en riesgo todo el rescate — Bufó molesto. 

— Es una orden — sentenció el pelinegro sin dar lugar a dudas.

Después de ello todos corrieron en la casa, las armas comenzaron a aparecer de la nada, chalecos antibalas, granadas de fragmentación, visores nocturnos entre otros juguetes se hicieron reales en la mitad de la gran sala.

Sin embargo, Jimin se encontraba mirando por la ventana aislado del mundo. Llevaba tres días encerrado en la habitación, Yoongi no había regresado por él, ni RM o Hope le habían llamado, así que no había tenido más opción que encerrarse.  Sintió el ajetreo bajo sus pies y por más que la curiosidad lo llamaba, se negó a si mismo a salir. Sería azotado o incluso asesinado si desobedecía la más grande regla que el mayor le había impuesto, husmear estaba absolutamente prohibido a menos que deseara perder a Jungkook y su vida en el trayecto. 

Experimentando una extraña sensación en su estómago, se distrajo cuando la puerta fue abierta por la brillante cabellera plateada del moreno. 

— Prepárate — ordenó sin vacilar — Salimos en una hora a recuperar a tu amiguito. No hay tiempo que perder — Finalizó lanzando algunas armas al menor que rebotaron sobre la cama. 

En cuanto la puerta se cerró Jimin supo que había llegado su hora. Tembló con toda la angustia acumulándose a pasos de gigante en su interior. Por fin tendría a Jungkook entre sus brazos, entonces, ¿Qué vendría después? 

🔍

Jimin entró en la sala donde todos se encontraban sacando cajas a las camionetas blindadas estacionadas. Su cinturón guardaba dos revólveres cargados y un pequeño cuchillo de caza por si tenía una confrontación cuerpo a cuerpo. 

— Jimin — le llamó una gruesa voz a su espalda. 

Se giró para encontrarse con la penetrante mirada de Yoongi  — Suga — dijo en respuesta sin vacilación. Puede que sea su carcelero pero él jamás traiciona la confianza de alguien. En ese momento se sintió absolutamente estúpido. 

¿Estoy cuidando de él?

El mayor le dio una larga mirada, sin responderle. ¿Estaba esperando acaso que el mocoso le llamara por su nombre? ¿Podría ser tan estúpido? 

— Viajarás conmigo. No hay discusión. Estarás todo el tiempo a mi lado y no te puedes escabullir. Ante el solo pensamiento de que quieras huir de mi te volaré la cabeza ¿Entendido? 

El rubio asintió.

Ahora si que estoy jodido 

🔍

Caminaban por el largo pasillo de la abandonada fábrica con los visores nocturnos puestos.  Jimin sentía la adrenalina correr por sus venas, por fin Jungkook volvería a él, tal vez no sano y salvo pero sÍ vivo. Se detuvo en seco cuando Yoongi frenó frente a él, logrando que se estrellara. 

— Te estoy viendo — afirmó una escalofriante voz desde el fondo del recinto. 

— ¿Lo quieres? — cuestionó en un tono de burla.

— Pues... ¡Jamás lo tendrás! 

Todo pasó tan rápido que ninguno de los presentes logró discernirlo a tiempo. 

— ¡Jungkook! — había gritado Jimin mientras corría hasta la figura, que estaba seguro era su mejor amigo. 

Yoongi había soltado un gruñido casi de forma feroz, tratando de sujetar al mocoso cuando el sonido de un disparo había resonado en el aire. En cuestión de segundos se encontraba tirado en el suelo sintiendo el líquido viscoso de la sangre empapar su camisa y el fino cuerpo del menor encima de él. 

¿Cómo carajos me hirieron si tengo el maldito chaleco?  pensó el pelinegro mientras se revisaba el abdomen. En ese instante fue consciente de una realidad que llegó más allá de su propio entendimiento. 

— ¿Jimin? — preguntó con la voz algo estrangulada — ¿Es-estás bien? — tartamudeó mientras sentía como el cuerpo que estaba arriba suyo perdía la postura. 

— Cre-creo que me... me dispararon...


Vengo con la segunda entrega de esta semana, seguiré actualizando una vez por semana. Haré mi mejor esfuerzo para no decepcionarles. Sé que el capítulo fue extraño pero todo estará bien. O bueno eso espero porque ... ¿ El protagonista no puede morir o sí? . Rían sin moderación y nos leemos la próxima semana. 

PD: todos están muy confundidos y esa era la idea. Lo entenderán después. 




Escape «Yoonmin»Where stories live. Discover now