31. Lázaro

5K 606 95
                                    

A la mañana siguiente, todo era borroso en la cabeza de Min Yoongi. Sus manos se encontraban ensangrentadas, su ropa con algunos agujeros y su cuerpo se sentía como si le hubiesen dado una maldita paliza. Volteó en la cama recordando la ausencia de cierto cuerpo que tanto amaba. Suspiró a través del dolor que le recorría y caminó hacia la puerta. Jamás en todas las casi tres décadas que había vivido, tuvo un ataque de ira de tal magnitud. Pensó que llamarían a la policía cuando la puerta del sexto cuarto del motel fue destrozada.

Para su fortuna sus amigos eran más leales que un perro y lo sacaron amarrado del lugar, pagando una irrisoria cantidad de efectivo por los daños y arrastrándolo a una de las propiedades más alejadas de los Min. Aún así y a pesar de que se quedó dormido por los sedantes que Taehyung aplicó a grandes dosis, se sentía perdido. Jian se estaba escapando entre sus dedos y no había nada más que le llenara de rabia... claro perder a Jimin estaba siendo la cosa más devastadora que lo atacó en años.

Gruñendo al mover su adolorido cuerpo vio la puerta abrirse y el sereno rostro de Hoseok entrar algo contrariado.

— Encontramos la última casa de Jian. Tenemos la ubicación exacta, probablemente se haya ido, pero tal vez dejó alguna pista tras de sí.

El pelinegro asintió con la cabeza,  padeciendo el aturdimiento del mareo.

— Arréglate salimos en 20.

Yoongi levantó una ceja. Las órdenes siempre provenían de él, era la cabeza del grupo, nadie le decía qué hacer. El de cabello naranja soltó una risita y dejó la habitación disfrutando de la expresión del mayor al verse gobernado.

El pelinegro se levantó y dio una ducha rápida rogando al cielo que aquella salida fuera de utilidad. No condujo, no entregó indicaciones o cualquier orden, pues su cerebro simplemente no le pertenecía. El dolor de la ausencia del rubio se estaba abriendo paso en su pecho vertiginosamente a medida que transcurrían los minutos, llevándolo por una espiral de sensaciones que llevaba años sin experimentar.

El camino fue relativamente corto. Hoseok condujo y lo llevó en la parte trasera del auto, al lado del rostro demacrado de Jin quien era consolado con pequeños susurros por Namjoon. Adelante se encontraba Taehyung, sin la constante expresión de felicidad que solía adornar su rostro, un tapabocas y una gorra cubrían los rastros del desastre dejado el día anterior.

Cuando llegaron al lugar, se bajaron lentamente, observando la ausencia de actividad. Con la ansiedad alta y las esperanzas bajas se dedicaron a explorar la propiedad. Lucía abandonada, como si hubiese sido habitada en un tiempo tan ínfimo que no se le dio la oportunidad de adaptarse a la vida.

Yoongi se dirigió a la parte trasera del lugar, dando un suspiro abatido. Escuchó plástico moverse y se congeló. En ese momento Seokjin se acercó al sitio diciendo

— Hemos revisado el perím-

— Shhhh... — le silenció el pelinegro haciendo el gesto con el dedo — ¿Escuchas eso?

— Yo no... 

— Vamos Jin aquí ... aquí hay algo.

Juntos comenzaron a revisar las múltiples bolsas de basura.

Por favor que no sea una rata, por favor que no sea una rata susurraba el pelirosa dentro de su cabeza como una plegaria. Sujetó una de las bolsas que no tenía la típica textura lisa, sino una tela corrugada y más gruesa.

— ¡Mierda! ¡Se movió! — gritó espantando al sentir un leve salto proveniente del interior.

— Muévete — le ordenó el mayor sacando el pesado paquete de los bultos en los que se encontraba atrapado, reconociendo al instante la bolsa típica para guardar muertos. Sintió el movimiento y retiró las manos asustado.

— ¡Joder! 

Seokjin se burló levemente al ver el pequeño susto, preguntándole con cautela — ¿Quieres abrirla?

El mayor asintió con la cabeza, tomando una larga respiración y acercándose al paquete. Retirando la cremallera lentamente.

— ¡Puta madre! — vociferó, cuando el torso de un muchacho asomó por la bolsa sentándose completamente recto y respirando con dificultad.

— ¡¿Está vivo?!— gritó Seokjin escuchando al chico toser.

— Cla-claro que — carraspeó para encontrar su voz — claro que si.

Los dos mayores se encontraban en estado de shock cuando una tercera voz apareció gritando

— ¡¿Jungkook?! ¡¿Eres tú?! — después de una corta pausa el de cabello naranja afirmó — ¡Joder! ¡Pero si te vimos morir!

— Ese hijo de puta pensó que me había matado. Pero si cuatro meses de mierda no pudieron conmigo unas costillas rotas no lo iban a lograr.

Su voz sonaba áspera y distorsionada. Llevaba más o menos tres días encerrado en esa maldita bolsa, muerto de sed, hambre y dolor. Su cabeza daba vueltas y se sentía tan débil como una pluma, probablemente no podría pararse por sí solo, pero haría su mayor esfuerzo por regresar a la vida, no padeció por tanto tiempo para rendirse justo al final.

En seguida, Namjoon y Taehyung llegaron a la escena viendo con extrañeza al chico sentado en una bolsa para cuerpos.

— ¿Cuánto lleva así? — preguntó el peliverde por inercia.

— Más de tres días — contestó Yoongi.

— Si quieren que viva será mejor llevarlo a un hospital — aseguró viendo los rastros de maltrato sobre la bronceada piel.

El menor tosió sintiendo el sabor a hierro de la sangre ascender hasta su boca. Escupió a su lado, aterrorizado al ver el líquido carmesí fresco salir de su cavidad. Sintiendo el mareo invadir su mente susurró

— Yo también quiero un hospital.

Entonces todo se tornó negro. 

Y así es como jugábamos en mi infancia: Jesucristo le dijo a Lázaro ¡Levántate! ¡Levántate! y Lázaro le contestó. Espero les este gustando el ritmo que está tomando el drama. Besos, los amo, rían sin moderación y hasta la próxima. 

Escape «Yoonmin»Where stories live. Discover now