6. Beijin

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⚠️¡Aviso! ¡Capítulo con contenido sexual explícito! ¡Si eres una persona sensible y pura mejor omitir! ⚠️

Jimin caminaba por la atestada calle de Wang fu Yin sintiéndose como la mierda.  Una semana en China no había representado un avance significativo para él. Aún estaba lejos de encontrar a Jungkook y regresar a casa. Su corazón dolía de forma insospechada se sentía mal, vacío y triste. No podía dejar de culparse mentalmente por todo lo sucedido, simplemente la inevitable realidad lo consumía. El tal Suga, aquel mafioso por el que se habían llevado a su mejor amigo no daba señales de vida, sentía que hace una eternidad había pasado toda la borrosa noche en Japón y no lo iban a encontrar.

Sintiendo la pesadez de su corazón compró dos botellas de vino barato y comenzó a beber en una callejuela solitaria de la atestada zona. El calor se colaba por sus ropas y el dolor fluía en el sudor que cubría su cuerpo.

— ¿Qué mierda crees que estás haciendo mocoso? — preguntó una gruesa voz.

El menor río sintiéndose embotado y aturdió por el alcohol. 

Ahora, estoy alucinando. 

Shhh... Shhh... — susurró para sí mismo — Déjame beber en paz.

La blanquecina y bien estructurada figura río. — ¿Así es como te escondes? Qué chiquillo más estúpido si cree que nada le pasará solo porque está borracho.

Jimin le sonrió ocultando sus ojos tras sus mofletes. Este tipo estaba bueno, tanto como para.... Sus ojos recorrieron las fibrosas piernas, deteniéndose en aquel bulto de la cremallera.

Pero qué bien dotada está esta alucinación. Se saboreó. Si fuera real me gustaría chupar esa paleta. Río aún con más fuerza viéndose completamente fuera de sí. 

— ¿Acaso dije algo gracioso?

Jimin le sonrió mientras decía con voz dulce — Solo pensaba en lo bien que sabría todo eso que traes allí — señaló su bragueta — Ahora déjame beber en paz.

El mayor esbozó una macabra sonrisa. — Eso se puede arreglar pequeño — Afirmó guiñándole el ojo y acercándose a él, lo tomó por el brazo para levantarlo.

Los ojos de Jimin se abrieron como platos y todo el alcohol corrió a sus pies.

— ¿Su-suga? — Cuestionó temeroso, tartamudeando de la impresión, al tiempo que era arrastrado fuera del callejón hacia una camioneta negra que se encontraba convenientemente estacionada.

El pelinegro tan solo río, abriendo la puerta trasera y lanzando al menor al asiento, sentándose al lado de él, ordenó. — Directo a casa. Sube el vidrio porque no querrás escuchar.

El conductor dio un pequeño asentimiento con su cabeza y de repente un vidrio polarizado separó los asientos delanteros dejándolos en un sepulcral silencio en la parte de atrás.

— De rodillas — Dijo con voz gruesa y firme. Jimin lo miró relamiéndose sus esponjosos labios.

 ¿Él piensa que yo... 

— No lo repetiré. Ponte de rodillas.

El rubio se bajó del asiento con el pánico comenzando a crecer desde su vientre. Observó a Suga con sus brillantes ojos cafés por lo que creyó fue una eternidad hasta que este habló de nuevo.

— Por ser un calienta huevos, tienes que hacerte responsable de esto —. Aseguró señalando el creciente bulto en su pantalón.

El menor desvió la mirada, moviendo su cabeza esperando que aquello no fuera real. ¿Podría él simplemente hacer algo como eso a alguien como él?

La sonrisa lujuriosa en el rostro del pelinegro, no pasó desapercibida. Removió la correa y desabrochó sus pantalones, dejando a la vista su gran y húmeda erección por la ausencia de bóxers.

 — Ven para acá pequeño, no tengo toda la noche.

El menor se sintió acorralado por la situación, profundamente avergonzado al sentir la creciente excitación producto de la vista. Se acercó temeroso y con lentitud al gran empalme contrario que advertía algunas gotas de semen en su amplia cabeza.

— Eso, así pequeño — lo tentó el mayor — Acércate para que pueda follar esa boquita de puta tuya.

Jimin acercó sus pequeñas manos al gran miembro y comenzó un suave vaivén, posando sus esponjosos labios sobre la húmeda punta, su lengua salió a explorar el venoso y liso contorno de la piel tensionada y levemente lubricada. En un rápido e impensado movimiento introdujo toda la cabeza en el interior de su boca haciendo que el mayor soltase un gruñido.

Comenzó su trabajo con algo de prisa sintiendo como cada vez más el grueso empalme llegaba más profundo en su garganta produciendo leves arcadas.

— Quiero que lo disfrutes — susurró la ronca voz del mayor, tomándolo por la nuca y llevando un ritmo más lento.

El menor se sentía excitado, caliente y deseoso. Sintió la vergüenza trazar caminos sobre su piel cuando sus manos comenzaron a acariciar los testículos contrarios.

El mayor siseo, reteniendo los graves gemidos que pugnaban por escapar de su garganta.

Que bien se siente... 

Jimin se dejó hacer cuando el ritmo se volvió brutal, al punto de que no sabría si vomitaría en el acto. Sujetó las fibrosas piernas rasguñando un poco cuando el gran empalme le cortó la respiración y sintió como todo el espeso líquido de la liberación era esparcido por su garganta.

El mayor tenía el cuerpo cubierto con una pequeña capa de sudor, mientras veía al menor con los labios hinchados de tanto chupar. Dejó la caliente y húmeda cavidad con ¡plop! empujando a Jimin a un lado mientras abrochaba sus pantalones y escondía su ahora flácido miembro.

— No puedo estar cuidando de ti si haces estupideces como las de hoy — Dijo cuando su respiración ya se había calmado. — Buscar a tu amigo peli rojo ya es lo suficientemente complicado como para tener que lidiar con tus problemas con la bebida.

Jimin se encontraba rojo como un tomate, completamente avergonzado y con una dolorosa erección que no podía aliviar en sus pantalones. La mamada lo había aturdido, no esperaba haberla disfrutado tanto, no esperaba haber amado ese agrio y espeso sabor. Parpadeó varias veces tratando de despejar su cabeza y recomponerse, asimilando lo que había acabado de hacer. Las palabras se estrellaron en su cabeza o al menos lo que pudo retener de ellas.

— Yo no tengo ningún problema con la bebida — bufó molesto, recuperando la compostura y tomando asiento lo más alejado posible.

— ¿Ah, sí? — cuestionó el pelinegro burlón.

— ¡No! — gruñó — ¡No tengo ningún maldito problema! ¡No necesito ninguna niñera!

— Pues no parece — Dijo el mayor en tono divertido. — Teniendo en cuenta que la vez pasada estabas con tu culo borracho y provocador en la mitad de la ...

— Suficiente — le silenció Jimin envuelto en la vergüenza — Solo estoy aquí por Kookie — declaró con la tristeza colándose desde su interior — Haría cualquier cosa por tenerlo de nuevo.

— Ya lo veremos — finalizó el mayor dirigiendo su sombría mirada a la imponente casa que aparecía ante sus ojos al final del camino.


¡OMG! ¡Mochi travieso! ¿Dónde será la casa? ¿Que pasará ahora?. Rían sin moderación , sean felices y los amo. 

Maratón 1/?

Escape «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora