14. Pasado

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Habían pasado 96 horas desde aquél fatídico momento. Se contaba en horas porque así era el calvario interior que sentía Yoongi. Jimin no había despertado, no se veía mejor, solo se encontraba allí tirado como un cuerpo sin vida y para su desgracia Taehyung seguía pululando por la casa como un ave de rapiña. 

Sabía que debería quererlo, tal vez apreciarlo de alguna forma, pero el único sentimiento que albergaba por Kim Taehyung era odio. Ver sus atractivos ojos, su sonrisa cuadrada, su elegante presencia le recordaba aquellos fatídicos días. Esa espantosa época que había intentado enterrar en su memoria años atrás, donde la muerte de su padre y el infierno le habían caído encima de forma demoledora. Aún maldecía aquella tarde donde el peliverde se había atravesado en su camino. 

Pensando en lo desagradable que fue su vida cuando recién entró en el negocio y todas esas veces donde Taehyung tuvo que ir a ayudarle con pequeñas cortadas y algunos balazos se recostó en la cama. Tres suaves golpes lo trajeron a la realidad. 

— Siga — anunció sin mucho interés volteando hacia la ventana. 

La puerta se abrió dejando ver aquel elegante y refinado perfil, que en ese momento mostraba el cansancio y el agotamiento de cuidar una vida durante tres días. 

— ¿Cómo estás? — preguntó. 

Después de unos pesados y silenciosos decidió puyar un poco — Siento que el mocoso te tiene muy engatusado ¿No?

— No tienes derecho a hablar de él — gruñó Yoongi. 

— ¿Ah, sí? ¿Acaso no te cobra? Por lo que escuché todos en la casa saben que es tu zo-

— ¡Cállate de una buena vez! — le gritó el pelinegro levantándose de la cama en un solo movimiento. 

— Si no cierras la maldita boca en este instante yo te juro que...

— ¿Y qué me harás? — cuestionó sonriente — ¿Matarme? Entonces quién salvará a tu pobre puta...

Yoongi bufó acercándose al menor y tomándole del cuello para levantarle del piso por unos segundos, cortándole la respiración. 

 — ¿Estás celoso Taehyung? ¿Te duele que haya encontrado alguien mejor que tú? 

El peliverde le sujetó el brazo, sacándose del fuerte agarre y cayendo al suelo de rodillas. 

— ¡Eres un imbécil! — chilló en medio de la tos — Ni siquiera sé porque decidí venir...

— No te hagas el digno conmigo... Sabes muy bien las razones. 

Los brillantes ojos del peliverde se enfocaron en su rostro, detallando el cansancio y el dolor interno que estaba sufriendo. 

— ¿Qué tiene él que no tenga yo? — interrogó dirigiendo su mirada al suelo y sobando su adolorida garganta. 

— Yo... no podía hacerte daño Taehyung... yo te amaba... pero con él... es diferente...

El menor se estremeció ante la confesión. Habían sido épocas dolorosas, después que Suga lo desechó como basura. Su relación estuvo rodeada de un desenfreno sexual que comenzó a crecer espontáneamente, el cariño entre ellos se hizo real y de un momento para otro el mayor le dijo -- No podemos seguir. Desaparece o te mataré -- lanzándolo en el vacío del abandono. 

— Yoongi... — dijo con voz pequeña sabiendo que el mayor podría asesinarle por ello — ¿Algún día me perdonarás? 

El pelinegro le dió la espalda meditando sus palabras, su odio no iba dirigido hacia Taehyung solo a aquello que el menor representaba. 

— Meterte con Hope fue tu decisión, quedarte aquí y salvarnos el pellejo también ¿Por qué debería yo hacerme responsable? 

Taehyung se levantó herido, no podía creer que aún no lo haya olvidado. 

— Porque fue tu culpa — dijo sin más — Fuiste tú quien inició trayendo a esos putitos, quién los metió en la cama que solo tú y yo compartíamos. 

— Deja las estupideces Kim, no tengo tiempo para revolver el pasado. Llegaste cuando recién había perdido a mi padre y tuve que hacerme cargo del negocio. ¿Qué esperabas, un príncipe azul? 

— No lo sé Yoongi... tal vez deseé demasiado. 

— No tienes derecho a usar mi nombre — demandó con molestia — Y si no tienes noticias de Jimin... sal de mi vista. 

Taehyung le miró con pesar, pues aún le quería. Tal vez no como su pareja pero si como su amigo. Había conocido al chico, al vulnerable, al humano, al ser que no estaba desquiciado y tenía algo de bondad en su corazón.

 — Enviaré a alguien más. Lo vigilará todo el tiempo y se asegurará que no le falte nada. 

El mayor le observó entre nervioso y necesitado pues sabía que nadie más haría el trabajo mejor que él. 

— Espero no me llames de nuevo. No estoy seguro si volveré — finalizó cerrando la puerta y dejando el lugar. 

¡Pequeños saltamontes! Los molestaré en la noche de hoy. (1) Haré una maratón de tres capítulos y no publicaré durante el siguiente mes o prefieren que (2) publique un capítulo semanal.  Esperaré su respuesta hasta el jueves en la noche.  Rían sin moderación y nos leemos pronto. 

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