Capitulo 13.-

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Camila's POV.

Gigi y yo caminamos en completo silencio las primeras dos cuadras. Mis manos sudaban, y con cada paso que daba, sentía mis rodillas temblar. Haber ignorado a Lauren no había sido la mejor decisión. Quiero decir, sabía que después de ignorarla, vendría el cargo de consciencia, justo como está sucediendo en este momento.
Me sentía mal por haberla ignorada. Pero ella se lo merecía. ¿Después de que se besuqueó con Stella Olsen, quería explicarme todo? ¿Explicarme qué? Demonios, odiaba que aun después de perder la memoria, ella quería verme la cara de idiota. Pero ya no más, Lauren Jauregui..., los días de la Camila la tonta, que se cree cuanta idiotez se te ocurre se acabaron.
—Entonces... tú y Lauren... —musitó Gigi, a mi lado, sacándome de mis pensamientos.
—Yo y Lauren, qué? —la miré bien, alzando una ceja. Esa chica que me caía realmente bien, pero ahora, no tenía ganas de hablar sobre Lauren.
—¿Han vuelto? —volvió su vista al frente, jugando con la correa de su mochila con sus dedos.
—¿Qué te hace pensar eso?
—Pues, las vi conversar —se encogió de hombros—, y pensé que habían vuelto a ser novias.
—Nah —sacudí mi cabeza y resoplé un par de mechones que me bloquearon la vista—. Ella y yo no hemos vuelto. Y no lo haremos, al parecer.
—¿Por qué?
—Lauren ya tiene novia.
–¿De verdad? —asentí, sin querer darle mayor importancia aunque eso era una gran mentira— Wouah.
—Bueno, pero basta de hablar sobre Lauren ¿vale? —le sonreí y Gigi asintió, haciendo que sus rizos rubios cayeran sobre la frente— ¿Cómo ha sido tu día de clases?
—Tranquilo. Después de lo que pasó con la gori-digo, Lauren, todo fue tranquilo.
Y el silencio nos volvió a envolver.
Saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón y me fui a la mensajería. Necesitaba hablar con Hailee. Rápidamente, tecleé un mensaje para mi  amiga.
Para: Hailee.
"¿Vienes a mi casa en un rato más?"
Su respuesta fue inmediata,
De: Hailee
"Estaré allí en una hora. Espérame. H. x."
Llegamos a nuestras respectivas casas, y sin nada que decir, nos despedimos. Caminé por el pequeño sendero que daba hasta mi puerta de entrada y cuando llegué, saqué las llaves del bolso. La introduje en la cerradura y antes de entrar a la casa, miré hacia la casa de al lado. Gigi estaba de pie, con la mano en la manilla, y la puerta a medio abrir. La saludé con la mano, y ella me sonrió. Entré en la casa, cerrando la puerta a mis espaldas. Un silencio cómodo se esparcía por toda la casa, con solo el tick tack del reloj de pie, en el centro de la sala.
Caminé a la cocina, y dejé mi bolso sobre la encimera. Quité la pequeña notita que había dejado mamá pegada en el refrigerador y la leí. "Hoy me toca turno de noche en el hospital. Queda comida en el horno. Cuídate mucho ¿sí? Te ama, mamá".
Saqué un vaso del lavavajillas y lo llené con agua. Tomé unos sorbos de aquel líquido transparente, y sentí como el agua corría por mi garganta, humedeciéndola. Cuando acabé, lo enjuague y lo dejé donde correspondía. Tomé el bolso de nuevo y volví a caminar con dirección a mi habitación.
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Después de tomar una ducha relajante, amarré el cabello húmedo en una coleta baja, sintiendo como las pequeñas gotas de agua mojaban la remera sin mangas que me había puesto. Bajé las escaleras de dos en dos, y llegué a la puerta. Hailee se encontraba sonriente, sosteniendo una bolsa en su mano izquierda.
—Hola. —saludó ella y besó mi mejilla.
—Hey. —di un paso al lado, y Hailee entró en la casa.
—Traje un poco de helado. Supuse que debías contarme algo, así que ¿Qué mejor que comer helado mientras pasas tus penas con tu mejor amiga?
Solté una carcajada y asentí con la cabeza. Esa chica sí que me conocía. Fuimos hasta la cocina. Cogí dos pocillos pequeños y saque dos cucharas. Se las tendí a Hailee y ella las tomó.
—Iré a colocarme una chaqueta o algo. Hace un poco de frío. —avisé, y la californiana asintió.
Subí corriendo las escaleras y tomé el primer polo que encontré. Cuando me disponía a salir de la habitación, mi móvil comenzó a sonar. Gruñí por lo bajo, y me devolví hasta mi escritorio, para rebuscar el teléfono que había guardado en el bolso. Cuando lo encontré, solté un bufido. Lauren estaba llamando.
Luche contra mis pensamientos de si contestarle o no. Pero mi maldito cuerpo al parecer tenia vida propia porque sin darme cuenta, ya tenía el móvil pegado a mi oreja.
—¿Qué quieres?

Same Mistake (Camren)Onde histórias criam vida. Descubra agora