Capitulo 37.-

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Lauren's POV

Tratando de contener la ira que había quedado dentro de mí, apreté los puños con fuerza. Miré de reojo a Cabello , quien no mostraba signos de querer despertar.
Gigi entró en la enfermería mordiendo el interior de su mejilla. La preocupación se reflejaba en esos ojos azules que brillaban con admiración cada vez que mirada a Camila.
La rubia avanzó, siendo totalmente indiferente. Era como si yo no existiera para ella. ¿Quién mierda se cree que es?
Abrí mis ojos con incredulidad cuando Gigi  tomó entre sus  manos las pequeñas de Camila. Acarició su rostro, despejando su frente de algunos mechones de cabello. Se sentó en la orilla de la cama, dándome la espalda. Hice una pequeña mueca mientras gruñía. Una de las cosas que más detestaba en esta puta vida, era que fueran indiferentes conmigo, y ella claramente lo estaba haciendo.
Rodeé la cama a grandes zancadas y cuando llegué a su lado, la tironeé por el hombro. La rubia abrió sus ojos con fuerza, mirándome como si yo fuera un fantasma.
—¿Qué mierda haces aquí? —escupí, con los dientes apretados. Seguí la línea de su brazo e hice rechinar los dientes al ver su mano sobre de la de Camila.
—No te había visto... —musitó el la rubia.
Las ganas de soltar unas cuantas carcajadas sarcásticas picaban en mi garganta, pero las retuve ahí. ¿De verdad ella cree que me voy a tragar ese cuento? Mierda, yo estaba de pie junto a la camilla ¿Y Hadid dice que no me vio?
Solté una risita y apreté el puente de mi nariz. Entrecerré los ojos y la miré fijamente.
—¿Tú crees que yo soy imbécil? —gruñí, con voz ronca.
Hadid agitó su cabeza repetidas veces, haciendo que sus mechones de cabello cayeran sobre su frente. Con un movimiento de cabeza, los hizo a un lado. Volví a rechinar los dientes. Ese estúpido movimiento de cabeza lo hacía también la idiota de Steinfeld.
—¿Qué haces aquí? —volví a cuestionar, alzando una ceja.
—Y-yo.. yo, bueno, yo... yo solo quería... —Gigi tragó saliva con dificultad. Oh, vamos hombre ¿Y así quieres ganarte el corazón de Camila? Patética—. S-solo quería saber c-como estaba Ca-Camila.
—Ella está perfecta —arrugué la frente e hice un pequeño gesto con la cabeza apuntando a la castaña—, así que ahora puedes irte derechito a la mierda.
—Pero, y-yo quería...
—¿Irte? —lo interrumpí— ¿Querías irte, no?
Ls cogí por el antebrazo y la obligué a ponerse de pie. Pasé uno de mis brazos sobre sus hombros. Comencé a caminar. La chica miró por sobre su hombro, mientras se alejaba.
Abrí la puerta rápidamente, y cuando estaba a punto de lanzarla hacia el pasillo del colegio, los quejidos femeninos a nuestras espaldas se escucharon.
—¿Gigi? —susurró Camila, con voz rasposa.
Ambos nos giramos inmediatamente. La castaña estaba intentando sentarse en la camilla. Cerró los ojos con fuerza y gimió en voz baja. Sobó su frente con cuidado, creo que al sentir las punzadas en su cabeza de las que había hablado Fanny. Cuando tiró algunos mechones hacia atrás de su cabeza, su ceño se frunció y se quejó lanzando una maldición en silencio.
Cuando nos volvió a mirar, pude ver como sus ojos brillaban al ver el rostro sonriente de la rubia. Y cuando los ojos de Cabello se cruzaron con los míos, su semblante cambió a uno sombrío.
—Ven aquí, Gigi —ella musitó, apoyando ambas manos sobre el colchón—. Acércate y ayúdame a sentarme.
La rubia asintió y antes de que pudiera poner sus pies en marcha, la detuve.
—No lo hagas —le dije, mirando a Camila—. Yo lo haré.
Gigi solo hizo una mueca. Comencé a caminar, siendo observado por la mirada confundida de Cabello. Cuando llegué a su lado y puse mis manos sobre su cintura para cargarla levemente, ella gruñó.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Sucede, que yo no quiero que tú me ayudes. Quiero que lo haga Gigi.
—Pero...
—Que lo haga Gigi, dije. —sentenció.
Apreté los dientes con fuerza mientras inhalaba un poco de aire para tranquilizarme. Camila era tan malditamente cabezota que a veces me sacaba de quicio. Asentí sin ganas y la chica miró a Hadid con una estúpida sonrisa en el rostro. La rubia se acercó y la ayudó a sentarse con cuidado. Los celos bombeaban mi sangre y realmente yo quería que llegara Fanny con el puto pase, porque sinceramente no sabia cuanto tiempo podría contener las ganas de partirle la cara a Gigi.
—Gracias —Camila le sonrió a la chica, y ella asintió. Ambas se quedaron mirando y juro que escuché a mi corazón romperse. Ellas se miraban de la misma manera de la cual ella me miraba a mí hace unos meses atrás.
—No tienes nada que agradecer — Gigi se alborotó el cabello.
Camila me miró, y alzó una ceja.
—Ya puedes irte. —escupió.
—¿Disculpa? —le pregunté, sin poder creer que ella me estaba echando de la habitación.
—Lo que has escuchado. Quiero estar a solas con Gigi, y tu presencia no hace más que estorbar aquí. Así que haznos el favor y vete. Ya has ayudado bastante, lanzándome contra la pared.
Mi garganta se secó y me fue difícil tragar la saliva. Camila me miraba con tanto rencor, que llegué a sentir un estremecimiento en mi espina dorsal. Ella realmente me detestaba.
—No puedo irme —me crucé de brazos y ella alzó la ceja. Gigi nos miraba en completo silencio—. Primero, porque no se me da la puta gana y segundo, porque tengo que esperar a Fanny. Si no lo recuerdas, yo fui quien te trajo hasta aquí.
—¿Cómo lo voy a recordar, idiota? Estaba inconsciente. —escupió ella.
El silencio nos rodeó. La mirada de Camila estaba fija en mis ojos, los cuales picaban. Pero no quería pestañear. No quería perderme el espectáculo de cómo sus ojos cambiaban de color a un tono más oscuro.
La puerta de la enfermería se abrió y todos miramos hasta la entrada. Había pensado que era Fanny la que iba entrar por aquella puerta, pero mis músculos se volvieron a tensar cuando vi a la otra estúpida castaña.
¿Es que acaso el destino estaba en mi contra? ¿Justo ahora tenían que juntarse todas las idiotas amigas de Camila? Maldiciónn

Same Mistake (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora