Capitulo 46.-

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TRES SEMANAS DESPUÉS.

Lauren's POV

—¿Dónde iremos ahora? —me preguntó Camila, alzando su mirada hacia mí. Sus ojos brillaban y la sonrisa que adornaba su rostro no podía ser más hermosa.
Habían pasado veintiún días desde aquella tarde en la cual hice llorar a Camila por una estúpida broma. Desde aquella tarde, nuestra relación ha ido de bien en mejor. Sinceramente, no sé por qué mierda pasé tanto tiempo comportándome como una idiota con ella. Demonios, tengo la mejor novia del mundo y yo iba como una idiota por la vida, haciéndola sentir como mierda. Debo reconocer que hasta yo misma extrañaba a la antigua Lauren. Sí, es un  mariconaza, pero mi "yo" antiguo, tenía el privilegio de escuchar su dulce risa. Ella ahora se comportaba de manera muy diferente a como lo hacía antes. Ahora podía desenvolverse con naturalidad. Aunque debo reconocer que he tenido que morderme la jodida lengua un millón de veces para no explotar frente a ella por la culpa de los putos celos. Pero mierda, soy capaz de todo por ella.
—Donde tú quieras, nena. —respondí a su pregunta. Envolví su cuerpo con mi brazo y la atraje al mío. Besé su sien mientras mis oídos eran testigos de su tierna risita nerviosa.
—Quiero ir y subirme a la rueda de la fortuna. —volvió a mirarme, mientras que con sus dedos lanzaba un pequeño maní confitado estilo americano a su boca.
—Iremos a la rueda de la fortuna entonces.
Seguimos caminando, esquivando los miles de cuerpos que nos rodeaban. Habíamos decidido venir a pasar un rato agradable al parque de entretenciones. Y vaya que no me arrepentía. Estar junto a mi chica hace cualquier lugar especial.
—¿Quieres un poco? — Camila ofreció, alzando su mano hasta la altura de mi rostro. Sus dedos sostenían un maní.
Nos detuvimos en la fila para poder comprar los boletos respectivos de aquella atracción. Asentí, aceptando su oferta. Camila medio giró sobre sus talones y alzó nuevamente su mano hasta mi boca. Abrí los labios y ella los rozó levemente, lanzando el pequeño maní dentro de mi boca. Mordí la punta de su dedo índice con una sonrisa en los labios. Ella abrió sus ojos e hizo una mueca graciosa.
—Auch—ella se quejó divertida, agitando su mano—, eso dolió.
—¿De verdad? —ella asintió y yo pasé mis brazos por sobre sus hombros y la jalé más a mí. Junté su cuerpo con el mío. La hice avanzar de espaldas, mientras la fila de la boletería se movía—Déjame arreglar eso—uní sus labios con los míos, sintiendo como todo a mi alrededor iba desapareciendo de a poco a medida que sus labios suaves y dulces masajeaban los míos.
—Te amo. —ronroneó ella, rozando su boca con la mía.
—Mhm—saboreé el beso relamiendo mis labios—, y yo te amo a ti.

****
Casi toda la ciudad se veía desde donde Camila y yo nos encontrábamos sentadas. Su pequeño cuerpo estaba pegado al mío. Sus dedos entrelazados con mi mano derecha, mientras que con mi brazo izquierdo rodeaba sus  hombros.
—Desde aquí se puede ver el London Eye —me miró—. Esto es hermoso... —volvió a susurrar, a medida que la rueda avanzaba, creando un círculo. Nuestro asiento se mecía levemente.
—Así es, pero ¿Sabes una cosa? —acerqué mi rostro a su mejilla y proporcioné varios besos ahí.
—¿Qué cosa? —ella rió cuando tironeé el lóbulo de su oreja. Las personas nos miraban cuando nuestro asiento descendía y llegaba al suelo hasta volver a subir por el mismo camino imaginario que la rueda de la fortuna creaba.
—Tú eres mucho más hermosa.
El cuerpo de mi chica se estremeció. Su mirada buscó la mía y acercando su rostro unió sus labios con los míos. Oh maldición, esto era el cielo.
*
Camila's POV.
El viento comenzaba a soplar más fuerte a medida en que los minutos pasaban. Eran cerca de las ocho de la noche y el cielo estaba completamente oscuro. Laureny yo seguíamos en el parque de diversiones y aún nos quedaba mucho tiempo aquí.
Abracé mi  cuerpo con mis brazos, sintiéndome estremecer junto al cuerpo de Lauren.
—¿Tienes frío? —me preguntó Lauren deteniéndose frente de mí. Negué con la cabeza y ella rió —No tienes para qué mentir, pequeña—dijo ella. Tomó el chaleco que llevaba puesto por el dobladillo trasero de su cuello y lo sacó por sobre su cabeza—. Ponte esto —ordenó.
—No tengo frío. —reproché, escuchando como mis dientes castañeaban.
Lauren rodó los ojos —Tus labios están morados —maldición. Ella pasó el suéter por sobre mi cabeza. Cuando el chaleco rozó mi rostro, mis fosas nasales se encargaron de llenar mis pulmones del exquisito aroma de Lauren. Pasé los brazos por el y doblé un par de veces las mangas hasta que las puntas de mis dedos salieron a la luz. Esta cosa me quedaba tremenda.
—¿Ahora sí? —le enseñé mi cuerpo. La prenda de Lauren llegaba hasta la mitad de mis muslos, cubriendo un poco mis piernas desnudas.
—Mucho mejor —ella sonrió. Besó mi frente—. Ahora, espérame aquí ¿Vale? Iré a buscar tu chaqueta al coche. ¿Quieres que te traiga algo? —me tendió el pequeño león de peluche que ella había ganado para mí.
—No—sacudí la cabeza—, pero iré por un poco de algodón de azúcar ¿Bien?
—Vale. —Lauren sacó la billetera de su bolsillo trasero y me tendió unos billetes—. Ten esto.
—¿Para qué? —fruncí el ceño y lo miré bien— Yo puedo pagar mi propio algodón de azúcar.
—¿Y si yo quiero pagarlo? ¿Hay algún problema con eso?
—Argh, está bien —puse los ojos en blanco. Arrebaté los billetes de su mano y los guardé en el bolsillo de mi pantalón corto.
—Bien, ahora iré a buscar la chaqueta. Cuando compres el algodón, quiero que regreses aquí y me esperes en este mismo lugar ¿Puedes hacer eso por mí? —la chica de ojos verdes tomó mi rostro con sus manos.
—Por supuesto que sí. Aquí te esperaré, pero por favor no tardes.
—Claro que no —juntó sus labios con los míos en un corto beso—Vuelvo en un segundo, te amo.
—También te amo.
Vi como el cuerpo de Lauren se hacía cada vez más pequeño a medida que su trote la hacía avanzar hasta el estacionamiento. Busqué con la mirada algún carrito que estuviera vendiendo algodones de azúcar. Cuando lo encontré, abracé el león contra mi pecho y comencé a caminar hasta llegar a el.
—¿Quieres un algodón de azúcar, dulzura? —preguntó un señor de bastante edad.
Asentí— Sí, por favor.
—¿Azul o rosa?
—Azul.
El hombre sacó el gran algodón envuelto en una bolsa transparente y me lo tendió. Le entregué un billete y le agradecí con una sonrisa. Quité la bolsa, liberando la exquisita sustancia dulce y me relamí los labios. Busqué con la mirada un basurero de plástico y lancé la bolsa dentro. Comencé a caminar de regreso al lugar en el cual Lauren y yo nos encontraríamos.
Las personas pasaban junto a mi cuerpo. Familias enteras disfrutando de una tarde-noche agradable junto a sus pequeños hijos. Adolescentes junto a sus novios o novias se besaban frente a mí. Ugh, esto es incómodo de ver. ¿Lauren y yo nos veíamos de esa manera también? Sacudí mi cabeza, sintiéndome tonta al estar pensando en aquellas cosas.
Agarré el peluche con mi brazo contra mi cuerpo y me dispuse a comer el exquisito dulce que sostenía con mis manos.
Los minutos iban pasando y ni un rastro de Lauren había. El algodón de azúcar ya se había acabado y mis dedos jugueteaban con el delgado palillo que unos minutos atrás, se escondía dentro de una sustancia pegajosa. Estudié a las muchas personas que caminaban delante de mí siendo inmunes a mis pensamientos ansiosos de volver a ver a mi novia.
Saqué el móvil del bolsillo de mis pantalones cortos. Hacía más de diez minutos que Lauren había ido a buscar mi chaqueta y aún no regresaba. Comencé a golpear la suela de mi zapato contra el concreto bajo mis pies a medida que el azúcar se encargaba de híper activar mi cuerpo. Solté un bufido. Y luego otro y otro.
Giré mi rostro y volví a abrazar al león de peluche contra mi pecho cuando una ráfaga de viento azotó mi cabello. Me descubrí la vista, empezando a caminar. Cuando mis ojos quedaron libres de cabellos molestos miré al frente, y mi respiración se detuvo en mi garganta junto a mi cuerpo. El miedo comenzó a recorrer mi cuerpo en cuestión de segundos al ver como una sádica y enfermiza sonrisa se dibujaba en aquel rostro que tan bien conocía.
Ariana estaba aquí y Lauren aún no podía llegar con la maldita chaqueta.

Same Mistake (Camren)Where stories live. Discover now