Capitulo 43.-

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Camila's POV.

Sonreí al escuchar el sonido de los pájaros aún con los ojos cerrados. No sabía cuándo me había quedado dormida. Lo único que recuerdo, es ir sobre la espalda de Lauren, porque supuestamente ella tenía una sorpresa para mí.
Con los ojos aún cerrados, busqué con mis manos alguna señal de Lauren a mi lado, pero lo único que consiguieron tocar mis dedos, fue el pasto que cosquilleó mil palmas. Mi espalda estaba apoyada en un tronco desnivelado. Traté de abrir los ojos pero algo obstruía que pudiera ver. El miedo comenzó a recorrer mi cuerpo de apoco. El leve viento chocaba contra mi rostro.
—¿Lauren? —cuestioné, con la voz ahogada. Hojas secas eran pisadas a unos cuantos pasos de distancia— Lauren ¿Estás ahí? —volví a preguntar, pero la única respuesta que tuve, fue el crujir de las hojas.
Con las manos temblorosas y el nudo que apretaba cada vez mi estómago, traté de quitar la venda de mis ojos. Agaché un poco la cabeza y con movimientos torpes, traté de desatar el nudo.
—No lo desates.
Mi cuerpo dio un respingo al escuchar la voz de Lauren tan cerca de mí. Suspiré de alivio, al saber que aún estaba con ella. La sola idea de pensar que estaba con Ariana hacía que mi piel se erizara.
—¿Por qué no puedo quitarme la venda? —traté de buscarlo con la mirada y rodé los ojos de manera mental. Era obvio que no lograría verlo.
—Porque estoy preparando una sorpresa para ti. —dijo ella, con voz ronca. La diversión se notaba en su timbre de voz.
—Pensé que ya tenías todo listo...—susurré, sintiendo sus pisadas cerca de mí —¿Qué has preparado?
—Eso no puedo decírtelo.
—¿Por qué? —le pregunté, cada vez más curiosa por saber qué era lo que estaba haciendo.
—Porque es una sorpresa.
—Ya lo sé —bufé y ella rió—, pero ya quiero saber qué es.
—En unos minutos lo podrás saber.
Sentí como el cuerpo de Lauren se acercaba al mío. Mis oídos trataban de capturar cada sonido que ella hacía, para saber dónde estaba. Pero no necesité de más cuando sentí sus labios sobre mi mejilla. La ojiverde presionó sus  labios contra mi rostro, dejando un beso húmedo ahí. El vello de mi cuerpo se erizó ante aquel contacto.
—Te amo —susurró Lauren, antes de besar la punta de mi nariz.
—Te amo más —sonreí por inercia.
Lauren volvió a alejarse.
Después de unos segundos, escuché como la pelinegra  abría alguna cosa que estaba cerrada con un cierre. Un instante más tarde, las cuerdas de una guitarra comenzaron a oírse, creando un ambiente agradable. Los nervios apretaban mi estómago, y la ansiedad me estaba comiendo por dentro. Me sentía como una niña pequeña en navidad, esperando impaciente al otro día para saber cuáles serían sus regalos.
El sonido de las cuerdas cesó, y los movimientos de Lauren volvieron a escucharse.
—Alza tus manos —ordenó la chica y le hice caso inmediatamente. Con mucha delicadeza, Lauren tomó mis manos entre las suyas y me ayudó a ponerme de pie—. Avanza unos cuantos pasos hacia adelante —dijo esta. Me relamí los labios resecos y con un poco de inseguridad, di el primer paso—¿Confías en mí? —preguntó la pelinegra. Fruncí el ceño, sintiendo como la venda caía unos milímetros sobre mis ojos. Asentí — Entonces, debes avanzar con más confianza, pequeña.
Carraspeé la garganta y asentí, reprimiendo la sonrisa que amenazaba en la comisura de mis labios. Hacía mucho tiempo que ella no me llamaba de esa manera.
—Está bien.
Lauren tironeó de mis manos y comencé a avanzar a medida que ella lo hacía también. Después de diez u once pasos, nos detuvimos. El viento que había, hacía que mi cabello volara libre a mí alrededor, de vez en cuando haciendo cosquillas en mi rostro. Quería quitar el cabello que molestaba en mis mejillas pero la idea de soltar la mano de Lauren no me agradaba para nada. Pero, al parecer la chica de ojos verdes leyó mi pensamiento, ya que fue ella misma quién quitó el cabello de mi rostro, acariciando levemente mi mejilla.
Jauregui soltó mis manos y volví a escuchar el crujir de las hojas. Ella se detuvo a mis espaldas y sentí como sus dedos ágiles desataban el nudo de la venda. Me mordí el labio con ansias, tratando de aguantar las ganas de chillar de emoción. Al fin podría ver, lo que Lauren había preparado.
—Puedes abrir los ojos... —dijo Lauren, en mi oído. Me estremecí al sentir su aliento chocar contra mi mejilla.
Abrí los ojos y los cerré en el mismo instante, cuando la luz de sol me cegó. Frotándome los ojos con mis manos hechas puños, comencé de nuevo a abrir los ojos, pero esta vez de manera más pausada. A medida que iba abriendo mis ojos y la vista se aclaraba, sentía como mi mandíbula caía al suelo.
Sentí como los ojos se me llenaban de lágrimas. Lauren había preparado eso únicamente para mí.
Busqué con la mirada nublada a la chica de mis sueños, encontrándola unos centímetros en la parte trasera de mi cuerpo. Sus mejillas estaban sonrojadas, y se mordía el labio con nerviosismo.
—Esto es hermoso. —le dije y sonreí.
—¿De verdad te gusta? —alborotó su cabello, haciendo una mueca graciosa. Asentí con una gran sonrisa en el rostro.
—Me encanta. —le confirme.
Volví la vista al frente. Caminé con cuidado, sin despegar la mirada de aquella pequeña mesa para dos, adornada detalladamente. Un pequeño florero con rosas azules descansaba justo en el medio, un bol lleno de fresas y chocolate derretido estaba a su lado. El mantel de cuadros rojos y blancos, le daba un toque exquisito a todo lo que mi chico había preparado. Brochetas de fruta, bañadas también en chocolate, estaban enterradas en una gran piña al costado derecho de la mesa. Copas de champagne, estaban llenas de jugo natural de manzana y piña junto con una pequeña sombrilla. Una canasta descansaba al pie de la mesa.
—Vamos a sentarnos —dijo Lauren a mi lado.
Alcé la mirada, para encontrarme con sus iris brillando con alegría. Asentí. La chica entrelazó nuestros dedos, guiándome hasta nuestra pequeña mesita de picnic. Como todo una caballera, Lauren arrastró la silla hacia atrás. Le agradecí con una sonrisa. Lauren rodeó la mesita y se sentó frente a mí, mirándome con expectación.
Recorrí los alrededores con la mirada. Árboles y flores  era lo único que veía a mí alrededor. Fruncí el ceño. Volví a mirar a Lauren, encontrándome con su mirada aún fija en mí.
—¿Dónde estamos? —cuestioné, mientras seguía inspeccionando el lugar con la mirada. La guitarra que unos minutos atrás estaba tocando, estaba apoyada en un gran sauce a unos cuantos metros de distancia.
—Eso no importa ahora... —musitó Lauren, apoyando su gran mano izquierda sobre la mía. Lo miré bien, sintiendo como mi ceño se iba frunciendo de apoco.
—Entonces... ¿Qué es lo que importa ahora?
—Lo único que importa ahora, es que te amo —dijo Lauren, con la voz ronca. Sentí mi corazón detenerse por escasos segundos y volver a latir con fiereza. El estómago se apretó dentro de mi cuerpo y sentía como mis rodillas temblaban. Miles de emociones eran provocadas por una sola chica—. Te amo más de lo que te imaginas. Te amo más de lo que tú me amas a mí... —entrelazó nuestros dedos, mirándome fijamente—. Te amo tanto, que estoy dispuesta a hacer siempre todo esto. Porque tú te mereces eso y mucho más. Estoy dispuesta a dejar toda la mierda de mi vida de lado, solo por ti. Porque prefiero ser alguien diferente a perderte y no tenerte en mi vida.
Lauren se puso de pie, inclinó su cuerpo sobre la mesa, y con dulzura con su mano libre alzó mi barbilla, juntando nuestros labios en un beso dulce y lleno de sentimientos.
Le di un pequeño apretón a la mano de Lauren y le sonreí. Sentí como el corazón se iba derritiendo en mi pecho, convirtiéndose en miel. Esta chica era dulce, amable, cariñosa y atenta. Esta era la chica de la cual me había enamorado. Esta era la chica que yo quería a mí lado.
—Tú no tienes que cambiar nada —le susurré, mientras acariciaba su mejilla. Su rostro seguía frente al mío, con unos escasos centímetros de distancia. Su cuerpo estaba un poco rígido, producto de estar elevado sobre la mesa—, solo tienes que controlar un poco tu temperamento. Yo te amo tal cual eres, pero tu personalidad a veces me molesta.
—¿A veces? —bromeó, tomando asiento de nuevo.
—Sí, solo a veces. —afirmé.
Con su mano libre, Lauren tomó el vaso entre sus largos dedos. Me tendió el vaso repleto de jugo de manzana. Lo tomé y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo cuando la punta de sus dedos rozó los míos. Alzó su vaso, y me miró fijamente. Su dedo pulgar de la mano izquierda, hacía leves masajes en el dorso de mi mano.
—Quiero hacer un brindis —propuso la pelinegra, con su mirada  fija en mis ojos.
—¿Por?
—Por ti. —Jauregui apoyó su codo sobre la mesa. La copa con zumo descansaba entre sus dedos.
Hicimos chocar nuestras copas. Nuestros ojos se mezclaban a medida que los segundos pasaban y la intensidad de las miradas aumentaba.
—Y yo quiero hacer un brindis por ti. —susurré, más para mí misma pero ella logró escucharme.
—¿Por qué por mí? —preguntó ella, confundida.
—Por haber vuelto a mí —relamí mis labios y pude ver como los ojos de Lauren, se posaban en ellos. Sus pupilas se dilataron un poco.
—Yo siempre volveré a ti —dijo Lauren y me estremecí por lo gruesa y sincera que había sonado su voz—. No importa cuánto tiempo pase, ni la distancia que nos separe. La oscuridad siempre encuentra la luz. Y tú, eres la luz de mi vida.
—¿Aunque la luz a veces quiera escapar? —susurré, con el nudo creciendo en mi garganta. Lauren estaba utilizando las metáforas para describir nuestra relación.
—Aunque la luz quiera escapar —confirmó la pelinegra—. Las sombras tarde o temprano consiguen su objetivo. Alcanzar la luz. Pero una vez que lo hacen, la luz es mucho más fuerte y la oscuridad es diminuta ante tanta intensidad...
Una pequeña risita nerviosa se escapó de mis labios. Sentía la sangre fluir hasta mis mejillas, al escuchar sus palabras.
—Soy realmente consciente de que nuestra relación no ha sido la mejor —siguió ella. Ambos apoyamos las copas sobre la mesa, olvidándolas por completo, para concentrarnos plenamente solo en nosotros—, pero Camz, te prometo... te juro —se corrigió—que, desde este momento en adelante, me empeñaré en ser lo mejor para ti. Seré tu amiga, tu novia, tu hermana. Seré la chica que siempre soñaste con tener a tu lado. Quizá no podré cambiar mi carácter al cien por ciento, pero nena, estoy dispuesto a hacer todo el esfuerzo que esté a mi alcance por ti.

****
La tarde había pasado siendo completamente maravillosa. Después de haber disfrutado de una exquisita comida, la que fue preparada en su mayoría por Lauren, ambos nos encontrábamos sentados bajo el gran árbol, mirando el atardecer. El sol comenzaba a esconderse en el oeste, y los juegos de colores en el cielo, creaban una vista espectacular.
—¿Sabes una cosa? —habló la voz de Lauren. Giré mi rostro para mirarlo, encontrándome con su bello perfil. El mechón de cabello caía sobre su frente, y sus dedos acariciaban las cuerdas de su guitarra con suavidad.
—¿Qué sucede? —pregunté en susurros. Cerré los ojos, dejándome llevar por la melodía que creaban los dedos de mi novia.
—Escribí un par de estrofas de una tonta canción.
Mis ojos se abrieron como platos, cuando escuché eso. Me enderecé, prestando mi completa atención a la ojiverde que estaba sentado a mi lado, con la guitarra entre sus piernas. Sin dejar de tocar, Lauren alzó la mirada y me sonrió.
—¿De verdad? —le pregunté y ella asintió. Sus ojos brillaban. Se mordió su  labio inferior y lo tironeó con sus dientes—Quiero escucharla.
—No creo que...
—Quiero escucharla, te dije —la interrumpí.
Soltando un suspiro, Lauren dejó de tocar para luego alborotarse el cabello. Me miró y rodó los ojos, cuando se dio cuenta que no daría mi brazo a torcer. Ella había abierto la boca y ahora yo no cerraría la mía hasta que ella  no me enseñara lo que había escrito.
—Me da vergüenza...
Bufé de manera divertida. Esto realmente debería ser una broma ¿no?
—¿Estás hablando en serio? —le pregunté, aguantando la risa.
—Sí. —Lauren asomó la punta de su lengua por la comisura de su labio, refrescándolo.
—Pues no te creo. Así que ahora, toma esa cosa y tócame algo.
Lern alzó sus cejas, y sonrió con picardía. Mi rostro se sonrojó como un pequeño tomate, cuando supe la dirección que habían tomado sus pensamientos. "Tócame algo". Maldita estúpida mal pensada y pervertida.
—Si eso es lo que quieres.
Lauren acercó su mano a mi muslo, y comenzó a regalar masajes en mi pierna y uno que otro apretón. Entrecerré los ojos y ella se encogió de hombros.
—No era a eso a lo que me refería, y lo sabes. —la acusé. Crucé los brazos sobre mi pecho.
—Eres mi novia, puedo tocarte cuando quiera.
—¡Oye! —solté un jadeo. Esta chica sí que era increíble— ¿No te da vergüenza decir eso?
—Nope... eres mi chica. ¿Por qué tendría que darme vergüenza?
—Eso mismo digo yo —sonreí de lado y ella dejó de sobarme el muslo—. Soy tu novia, no veo porqué la vergüenza a que me cantes aquella canción que has escrito.
Lauren gruñó, sabiendo que no tendría escapatoria. A veces, yo podía ser muy insistente y ella lo sabía mejor que nadie.
—Está bien —regañó, escondiendo la creciente sonrisa en sus labios—, pero realmente espero que no te rías.
—No lo haré.
—Confío en ti, porque ¿sabes? Esto lo escribí pensando en ti.
Las mariposas en mi estómago se desataron al escuchar sus palabras. Esta chica había elegido a mi persona como inspiración, y creo que era algo total y completamente enternecedor, hermoso, adorable.
Asentí.
Lauren alborotó su cabello, y acomodó la guitarra en sus piernas. Comenzó a rasgar las cuerdas y estas emitieron su música en segundos. Aclarando su garganta, Lauren fijó sus ojos verdes en mí, y comenzó a cantar.
"—I will never let you fall. I'll stand up with you forever. I'll be there for you throught it all. Even if saving you sends me to heaven."
Traté de tragar el nudo que se había formado en mi garganta. Mi corazón estaba apretado, pero aún latía con demasiada intensidad. El revoloteo de las mariposas en mi estómago, fue reemplazado por millones de insectos que recorrían mi cuerpo, creando una sensación de hormigueo entre mis extremidades.
Lauren me miró. Ojos verdes brillando con amor.
"—'Cause you're my, you're my, my true love, my whole heart. Please don't throw that away. 'Cause I'm here for you. Please don't walk away. Please tell me you stay, stay. Use me as you will. Pull my strings just for a thrill. And I know i'll be ok. Thought my skies are turning gray.
Lauren tocó las últimas notas. Sus ojos nunca dejaron los míos. Cuando acabó de tocar, apoyó la guitarra sobre el pasto y se acercó a mí. cuando llegó frente a mi cuerpo, tomó mi rostro entre sus manos. Rozó su nariz pincelada con la mía. Su aliento calaba por mis fosas nasales.
—¿Qué te parec...
No lo dejé terminar. La única cosa que quería y podía hacer, era besarla y demostrarle cuánto la amaba.

Same Mistake (Camren)Where stories live. Discover now