Capitulo 15.-

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Camila's POV.

Colgué el teléfono con las manos temblorosas. Sentía como el vello de mi nuca, se iba erizando de a poco, como si alguien estuviera respirando a mi espalda. Traté de tranquilizarme, diciéndome a mí misma, que todo esto había sido una equivocación. De seguro, tenía que haber sido alguien que se equivocó de número, y cuando he preguntado por Lauren, se dieron cuenta que el número de mi casa, era el número incorrecto.
Volví a caminar hasta la cocina, y me lavé las manos. Me refresqué un poco el rostro, y eché a andar el horno. El segundero del electrodoméstico era el único ruido que había en la casa. Caminé hasta la sala, y encendí la televisión. Nunca había sido una chica que le tuviera miedo a la oscuridad ni a estar sola en casa, pero después de recibir dos llamadas, en las cuales solo lograba escuchar la respiración del otro lado, me hacía sentir un poco de miedo.
Me sentía observada y no podía sentirme libre y comportarme con naturalidad en mi propia casa.
Cerré las cortinas de las ventanas, y cuando me estaba girando, el pitido del horno sonó, asustándome.
—Mierda, Camila, deja de ser tan paranoica de una vez. —Me reclamé a mí misma y emprendí mi camino de vuelta a la cocina.
Saqué el plato del horno, y lo apoyé en la encimera. Busqué un par de cubiertos y una servilleta. Serví un poco de zumo de naranja y me senté, sintiendo de fondo, las voces y las risas grabadas de Friends.
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Cuando terminé de comer, lavé el plato y lo dejé en el lavavajillas. Me sequé las manos con el mantel, mientras cambiaba la televisión de canal. Y el teléfono volvió a sonar. Cerré los ojos, tratando de tranquilizarme. Tal vez podía estar llamando Dinah, o Ally, o mamá. O tal vez, Hailee que olvidó decirme algo.
El chillido de la llamada no dejaba de sonar. Hasta que paró. Solté un suspiro, y apoyé el control remoto sobre el sofá dejando la televisión en un canal de cocina, donde estaban enseñando como preparar Rissotto.
Me detuve en la mitad de la escalera, cuando el teléfono sonó. Esto ya me estaba cansando.
Bajé los escalones y con fuertes pisadas llegué al teléfono.
—¡Deja ya de llamarme, maldita sea! —grité, sin siquiera detenerme a pensar quién era.
—¿Camila¿ ¿Qué sucede?
Solté un suspiro cuando reconocí la voz de Ally. Estaba tan jodidamente asustada que llegué y grité, sin saber quien estaba llamando.
—Nada —solté una risita nerviosa, frotándome la frente con ansiedad—. ¿Qué pasa, all?
—Nada —ella dijo, y podía visualizarlo en mi mente, encogiéndose de hombros—, es solo que me ha llegado un correo, con una invitación. Al parecer, Liam está de vuelta en Londres, y hará una fiesta de bienvenida.
Liam era el primero mayor de Ally. Se había ido a estudiar hace cuatro años Arquitectura a Los Ángeles, y al parecer, había vuelto a Londres. Habíamos sido amigos desde  cuando tenía quince años, pero después cuando se fue a estudiar a Estados Unidos habíamos perdido el contacto.
—¿Liam está en la ciudad? ¡No lo puedo creer!
—Así es. ¿Te apuntas?
—Por supuesto que sí. Debe estar muy cambiado. Han pasado cuatro años de que no lo vemos.
—Lo sé. Está bastante cambiado. ¿Me creerías si te digo que se cortó el cabello?
—¡No te creo! Pero si Liam amaba su cabello.
—Así es —Ally rió—, pero parece que en Los Ángeles hacía mucho calor, o algo así entendí.
—Wow —susurré— me muero de ganas de volver a verlo.
—Sí, yo también —habló desganado. Su relación con su primo nunca había sido la mejor—. Bueno, entonces ¿Vienes? Su fiesta será este viernes.
—Allí estaré.
—Me parece perfecto. Ahora me iré. Debo ducharme y hacer un jodido proyecto de ciencias —Ally gruñó y yo reí—. Buenas noches, chica.
—Que descanses All.

Cerré los cuadernos, y me estiré aun sentada en la silla de mi escritorio. Me refregué los ojos, con mis manos hechas puños, y miré la hora. Mierda, eran casi las una de la madrugada. Después de la cena, había subido directo a mi habitación para hacer la tarea de Cálculo para mañana, y ni siquiera me había dado cuenta que el tiempo transcurrió tan rápido.
Me paré de la silla, y caminé directo al baño. Hice mis necesidades correspondientes y lavé mis dientes. Amarré mi cabello en una trenza de lado, y salí del baño.
Comencé a desvestirme, sintiendo como el silencio agradable de la noche me rodeaba.
Estaba a punto de colocarme la camiseta sin mangas que ocupaba como pijama cuando un ruido sordo se escuchó en la cocina. Hablé muy pronto, con respecto al agradable silencio.
Tragué en seco y me terminé de poner el pijama sin despegar la vista de la puerta. El miedo y la adrenalina, comenzaba a correr por mi cuerpo. Mi corazón latía demasiado rápido, y mis oídos se nublaban por los fuertes latidos.
Otro ruido. Miré hacia todos, buscando algún lugar donde esconderme, si es que la persona que estaba en la planta baja decidía subir a mi habitación. Maldije en silencio, sin encontrar ni un lugar acorde. El ropero, era un lugar inútil. Bajo de mi cama era imposible, ya que era una cama americana, y el colchón estaba pegado al suelo. El baño, claro que no. Sería el primer lugar donde me buscarían.
Con cuidado, busqué el móvil en mis pantalones que yacían en la cama, y me fui a mensajería, sin despegar la mirada de la puerta. Le enviaría un mensaje a Hailee. Era la única que vivía relativamente cerca de mí.
Para: Hailee.
"Hay alguien en casa, por favor ven. Ahora."
Tomé un par de respiraciones largas y me armé de valor para salir de la habitación. Apreté el móvil con fuerza, sintiendo como el aparato se hundía en mi palma izquierda. Las manos me temblaban y el corazón no paraba de palpitar.
Caminé por el pasillo levemente alumbrando, escuchando como unos pasos se movían con sigilo en la cocina. Bajé las escaleras, musitando una silenciosa maldición cuando estas crujieron.
Al llegar al último escalón, tomé lo primero que encontré. Un candelabro de hierro que mamá había comprado hacía unas semanas. Inhalé fuertemente, y conté hasta tres.
Uno.
Dos.
Tres.
Abrí la puerta de la cocina, dispuesta a golpear a quien quiera que anduviera ahí, pero mi cuerpo se paralizó cuando la vi, parada ahí, con sus brazos cruzados y su cadera apoyada en la encimera.
—¿Qué mierda haces aquí?

Same Mistake (Camren)Where stories live. Discover now