Capitulo 38.-

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Lauren's POV.
Hailee entró en la habitación, pero a diferencia de Hadid, ella sí me vio. Miré de reojo a Camila y ella le regaló una diminuta sonrisa y con su pequeña mano izquierda, le hizo una seña para que la californiana se acercara. Seguí con la mirada a Steinfeld y cuando pasó por mi lado, prefirió rodear mi cuerpo, antes de pasar frente a mí.
—Hola —saludó Hailee a la chica, con un pequeño beso en la frente. Le hizo un movimiento de cabeza a Gigi, el cual la rubia correspondió—. ¿Cómo te sientes?
—Me duele un poco la cabeza, pero estoy bien.
—Me he enterado en los pasillos de lo ocurrido —Hailee se rascó el cuello con nerviosismo y miró a cada uno de los presentes—. ¿Cómo has llegado hasta aquí?
Camila iba abrir la boca pero yo me adelanté.
—Yo la traje —musité. Alcé la barbilla y sonreí de lado.
—Era lo mínimo que podrías haber hecho —escupió ella— ya que fue tu culpa que yo terminara aquí.
—Pero tú lo podrías haber evitado —contraataqué.
—¿Es mi culpa que seas una maldita animal? —contrarrestó.
Tensé la mandíbula y formé una línea firme con mis labios. Camila me miraba de manera desafiante.
—No quiero pelear contigo —informé, meneando la cabeza de un lado a otro.
—Siempre evades todo ¿no? —Camila soltó una carcajada, pero luego paró de reír y se quejó en silencio—. Siempre metes la pata hasta el fondo y después crees que todo queda olvidado con un "lo siento".
Entrecerré los ojos y miré a cada una de las chicas. Hailee se encontraba con una mueca en su rostro. Ella conocía a su amiga, igual o más que yo, así que sabía a la perfección que esta discusión estaba recién comenzando. Gigi se encontraba con los ojos bien abiertos, mirándome.
—Solo quería hacer algo bueno por ti —susurré. Escondí mis manos en los bolsillos delanteros de mis jeans. Ella comenzó a reír con histeria—. ¿Qué es tan gracioso?
—¿Has escuchado lo que dijiste, Jauregui? —ella preguntó, sin dejar de reír— ¿En serio querías hacer algo bueno por mí? Oh, maldición, Lauren... ¿No encontraste nada más mejor que lanzarme contra la maldita pared?
—Camila... —comenzó Steinfeld, pero ella la interrumpió. Estaba enojada.
—No, Hailee —ella la miró furtivamente, para luego clavar su oscura mirada en mí. De pronto, me sentía pequeña bajo su desafiante y furiosa mirada. Hacía mucho tiempo que no veía a la Camila que perdía los estribos y le importaba una mierda comportarse como una señorita—. Esta idiota, lo único que ha traído a mi vida, han sido jodidas desgracias.
—Camila... elevar tanto la voz te hará daño —susurré, con vergüenza. Y sentía vergüenza por la simple razón que la chica que amaba me estuviera escupiendo la verdad en la cara, frente a otros.
—¿Y eso te importa acaso? —inquirió ella, con burla. Volví a asentir y Cabello bufó— No seas graciosa por favor. Quiero que te vayas, Lauren. Quiero estar sola con mis amigas.
—Pero... tengo que esperar a Fanny.
—No me importa. Ya te dije que has hecho bastante y realmente te lo agradezco —se detuvo para coger un poco de aire y luego siguió hablando—. ¿Sabes qué? Realmente no lo agradezco. Solo lo estaba diciendo por cortesía. No puedo agradecerle a una persona por haber convertido mi vida en una mierda.
—Camz, por favor. Basta –Hailee pidió y por una vez en la vida, me sentí agradecida. Las palabras de ella estaban hiriendo mi pecho demasiado profundo.
—No me pidas que me calle, Hailee —Camila sacudió su cabeza con cuidado. Alzó la vista hasta su amiga, y pude ver como el agua brillaba en sus ojos—. Por primera vez me siento con la valentía de decirle todo lo que pienso a Lauren. Por favor, no me pidas que me detenga.
Hailee me miró. Sus ojos cafes me pedían una disculpa. Mordí el interior de mi mejilla y asentí. Camila tenía que tirarme toda la mierda que llevaba dentro. Ella no era la responsable de todo lo que había sucedido, y el causante de todo –o sea yo– debía cargar con la culpa.
La miré bien, esperando a que siguiera lanzando todo lo que tenía en mente. Su rostro pálido estaba sumergido entre las lágrimas. Su labio inferior temblaba. Me odiaba a mí misma, por hacerla tan vulnerable. Su vulnerabilidad era solo conmigo. Con sus amigas era la Camila de siempre, la Camila de la cual yo me había enamorada. Pero conmigo, era todo lo contrario. Siempre tenía que medir sus palabras, hablando con cuidado y pensando antes de actuar. Mierda, sé que no soy la mejor persona ¿Pero es para tanto? Quiero decir..., ¿Realmente he sido tan mala novia con ella? ¿He sido una novia agresiva? La vocecilla en mi cabeza me susurró que sí.
—Te detesto, Lauren —ella dijo, con la voz en un hilo.
—Vamos afuera —espetó Hailee, dirigiéndose a Gigi. La rubia solo asintió y ambas chicas salieron de la habitación, dejándome solo con ella.
—¿Por qué? —me atreví a preguntar. Me acerqué a ella, para poder sentarme al pie de la camilla, pero ella negó con la cabeza.
—No te acerques —pidió y yo devolví mis pasos—. ¿Quieres saber por qué te detesto? Te detesto por el simple hecho de haber convertido mi vida en una mierda. Desde un principio, cuando comencé a salir contigo, me di cuenta de tu carácter... y ¿sabes realmente lo que pensé?
—¿Q-Qué? —le pregunté, con la voz temblorosa. Sentía la garganta apretada y unos pinchazos en la comisura de mis ojos.
—Pensé que podrías cambiar —ella secó sus lágrimas, mientras soltaba una risita incrédula—. Realmente llegué a pensar que tú cambiarías. Pero nunca lo hiciste. Pensé que... todo se arreglaría con el paso del tiempo. Que lo que teníamos, sería mucho más importante que tu maldito carácter, y que a fin de cuentas, cambiarías porque te darías cuenta tú sola de los errores que cometías.
—Camila..., yo realmente no quise...
—Ese es el problema —ella me interrumpió—, tú nunca quieres hacerlo Lauren. Haces las cosas, te arrepientes y sales con la misma excusa barata de siempre.
Cerré los ojos con fuerza, cuando sentí que se llenaban de lágrimas. Los sollozos de Camila era lo único que se escuchaba en la enfermería. Abrí los ojos, para buscar su mirada, pero sus manos cubrían su rostro.
Ella tenía la razón. Ella tenía toda la maldita razón, pero yo no podía aceptarlo. No podía y no quería. Ella era mi pilar a tierra, mi puto salvavidas, y si la perdía, me iría hasta el fondo del océano, sin tener un solo recurso más para salir a flote. Era egoísta de mi parte, pero necesitaba tenerla a mi lado.
Aprovechando que ella estaba con el rostro cubierto, me acerqué a ella y la abracé. Ella se resistió por los primeros minutos, pero terminó rindiéndose ante mi abrazo. La estreché contra mi pecho, sintiendo el mío contraído. Su cuerpo tenía pequeñas convulsiones por los sollozos.
—A-Aléjate, por favor —dijo, después de unos minutos—. Aléjate de mí de una vez por todas. Por favor.
—No me pidas eso... —cerré los ojos con fuerza y escondí el rostro en su cuello— pídeme lo que quieras, pero no eso. No me pidas que me aleje de ti, por favor.
—¿Por qué? ¿Quieres hacerme más daño? —inquirió, a la defensiva. Y aquí vamos otra vez.
—No —la miré, con los ojos empañados. La mirada de Camila se mostró sorprendida, pero rápidamente se recompuso—. Yo te quiero...
Camila contuvo la carcajada por unos segundos hasta que no pudo más y la lanzó. Comenzó a reír con histeria nuevamente. ¿Desde cuándo ella se había vuelto en una maldita bipolar? Como pudo, alejo mi cuerpo del suyo. Me puse de pie, manteniendo la distancia.
Cuando se calmó, pude ver de nuevo la transformación en sus ojos. Su rostro estaba sufriendo una maldita metamorfosis, transformándose por la ira.
—Pero yo te odio —escupió, con los dientes apretados—. Pero, ¿Te cuento una cosa, Lauren Jauregui? Más me odio a mí misma... porque no puedo sacarte de aquí –ella golpeó su pecho, a la altura de su corazón dos veces—. Estás metida ahí dentro y no sé cómo diablos sacarte. Eres como una plaga. Has venido para quedarte.

Same Mistake (Camren)Where stories live. Discover now