Capitulo 24.-

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No one's point of view.

Camila posó su mano derecha sobre el hombro de la polinesia, justo en el momento en que Dinah apretaba sus puños. Su rostro rojo de cólera le daba a demostrar a la castaña que estaba demasiado enojada.
Dinah fulminó con la mirada al oficial que estaba frente a ella y tomó varias respiraciones para tratar de tranquilizarle y no lanzarle un puñetazo por su falta de profesionalidad.
Ambas chicas habían llegado a la estación de policía y esperaron cerca de quince minutos para ser atendidas. Cuando por fin lo lograron, Dinah habló por Camila, explicándole al oficial todo lo que había sucedido. El hombre escuchó con gran atención y de vez en cuando le preguntaba algunas cosas a Camila, la cual se limitaba en responder con monosílabos y simplemente agitaba su cabeza de forma negativa o afirmativa. Aun le costaba hablar con otras personas sobre lo que había sucedido con Ariana, hace unos meses atrás, y hace una semana también.
—¡¿Cómo que no puede hacer nada?! —chilló Dinah al fin, llamando la atención de algunas personas que estaban a su alrededor. Apoyó su mano izquierda sobre el mesón con fuerza, provocando un ruido sordo y miró de manera fulminante al policía— Esto es una maldita emergencia ¿y usted me dice que no pueden hacer nada hasta que no haya una amenaza en sí? ¿Qué mierda es lo que está esperando? ¡¿Qué mi amiga aparezca muerta para que comiencen a mover su estúpido culo?!
—Señorita, le voy a pedir que por favor baje la voz —susurró el oficial, un poco cansado. Se frotó la frente con rudeza, sin despegar la mirada de Dinah—. Además, le pediré que modere su vocabulario. Usted puede ser sancionada por faltarle el respeto a una autoridad.
—Oh, por favor! —Dinah alzó sus brazos— ¿Cómo me está pidiendo usted, oficial —miró la pequeña plaquita color dorado, para leer su nombre— Bradley, que me calme cuando ustedes no pueden hacer su maldito trabajo aquí?
—Dinah... —susurró Camila, un poco avergonzada y con un poco de miedo también. Hacía tiempo que no veía en esas condiciones a su amiga.
—No, Camila —Dinah la miró de reojo y sacudió su cabeza—. Estos idiotas policías deben enterarse, que el Estado está mal gastando su dinero, entregándoles sueldos demasiado elevados ¿y para qué? ¡Solo están aquí, sentados!
—¡Señorita, por favor! –alzó la voz el hombre— Si no modera su vocabulario, me veré en la obligación de detenerla.
Dinah rió con sarcasmo— ¿Eso si puede hacer, no? —alzó su definida ceja derecha—. Pero, ¿no pueden detener a una maldita demente que trató de abusar de ella?
—Ya le dije, señorita Jane–el oficial suspiró—. Si la acusado no efectúa una amenaza directa a la señorita Cabello, nosotros no podemos hacer nada. Solo podemos otorgarle la ley de alejamiento y...
—La maldita ley de alejamiento, lo que menos hará es mantenerla alejada ¡Entiéndalo!
—Bueno, si es así, nosotros no podemos hacer más. El caso de la señorita quedará en los archivos.
—¿Sabe qué? Usted, y todos sus oficiales puede irse al carajo y meterse todos sus putos archivos por donde mejor les quepa. Haremos las cosas a nuestra manera.
Dinah le envió la última mirada fulminante al oficial y giró bruscamente. Cogió la mano de su mejor amiga y ambas chicas salieron de la oficina de Bradley. Al ir caminando por el pasillo, Dinah, a propósito, chocó su hombro con fuerza con algunos policías. Se encontraba realmente enojada.
¿Cómo era posible que esa manada de idiotas no pudiera hacer nada? Pensó la polinesia. ¿Acaso estaban esperando que Camila apareciera un día con un corte en el cuello para arrestar a Ariana?
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—Ten. —Camila le tendió a Dinah, un licuado de manzana. La polinesia lo aceptó, y sonrió de lado.
— Estoy tan enojada —Dinah suspiró, y miró el cielo—, y no me logro explicar cómo tú puedes estar tan tranquila, Camila. —sacudió su cabeza y la miró.
—¿Qué saco con alterarme? —la castaña se encogió de hombros, dándole un sorbo a su bebida de naranja— Ellos no harán que las cosas se mejoren.
—La policía en este país es una mierda. —espetó Dinah, llevándose la pajilla a los labios. Se quedó pensativa por unos segundos.
Camila miró entre sus pestañas a su amiga y vio como sus ojos se iluminaban después de unos minutos de silencio.
—Ya sé lo que haremos. —espetó Dinah. Posó su vaso plástico, sobre la pequeña banca del parque, y sacó su móvil de su cartera.
—¿Qué haremos?
—Ahora mismo llamaré a Niall, y le diré que venga. Mañana mismo si es posible.
—Dinah... ese chico debe estar ocupado...
Niall Browning, era un joven detective y guardaespaldas, amigo del amigo de Kendra. Louis. Y, Camila ni siquiera lo conocía. Ella no quería que su amiga lo molestara. La castaña, más bien que nadie sabía que su situación era seria, pero no quería involucrar a más personas. Además, si Niall aceptaba lo que Jane le propondría, no podría vivir tranquila. La sola idea de pensar que tendría a un chico a sus espaldas las veinticuatro horas al día la ponía nerviosa.
—Su trabajo es investigar a las personas, Camila. Además, ese chico me debe algunos favores. —musitó Dinah, posando el móvil en su oreja.
Camila hizo una mueca un poco cómica y asintió. Dinah era tan cabezota que cuando se le metía algo entre ceja y ceja, era muy poco lo que ella podía hacer. Dinah Jane no descansaría hasta conseguir lo que quería. Y, lo que quería en esos momentos, era velar por la seguridad de su mejor amiga.
—Niall... —habló Dinah, cuando el muchacho del otro lado contestó la llamada—. Necesito que me hagas un favor. —Camila la miró con detenimiento. Dinah le guiñó un ojo, demostrándole que todo estaba bien—. Sí, es algo demasiado importante. ¿Puedes venir? —Silencio— Sí, a Londres. —otro silencio— ¿Cuándo estarías llegando, entonces? —pausa— Perfecto, entonces, te veo en dos días. Adiós.
Dinah cortó la llamada, y mientras guardaba el móvil dentro de su cartera nuevamente, una sonrisa se le formó en el rostro. La polinesia miró a su amiga y tomó su mano derecha entre las suyas. Camila la miró, de manera agradecida. ¿Qué haría si no tuviera a una mejor amiga como Dinah a su lado? Pensó Camila.
—Niall estará aquí el miércoles.

Same Mistake (Camren)Where stories live. Discover now