13.

17K 1.4K 34
                                    

—¿Te has dormido? Joder ya te vale —digo mientras me aparto un poco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Te has dormido? Joder ya te vale —digo mientras me aparto un poco. Me ha babeado el hombro, qué asco. Le recuesto en el sofá y me quedo mirándole—. ¿Y ahora qué hago?

Empiezo a moverle para que abra los ojos y así poder marcharnos, pero parece que está sedado.

—¿Necesitas ayuda? —se acerca Cory a nosotros.

—¿Tienes algún truco para despertarle?

—No sé si querrás que lo pruebe —contesta y sonrie ligeramente.

Tiene una sonrisa bonita.

—¿Me ayudas a llevarle al coche?

No está muy lejos y puedo conducir perfectamente. Simplemente hay un detalle que es mejor no decir en alto: no tengo carnet. He dado unas cuantas clases y no se me da mal, no creo que pase nada por coger su coche apenas unos metros hasta su casa.

—Claro —responde Cory mientras se acerca a la bella durmiente—. Yo le levantaré y tú le agarras del otro brazo, ¿vale?

Asiento y me pongo de pie para estar preparada. Cuenta hasta tres y le levanta con todas sus fuerzas. Ni con esas se despierta. Cojo el otro brazo y al tener su peso sobre mí siento que me voy a partir en dos. No es que sea demasiado corpulento, pero una vez leí que los músculos fortalecidos pesan más. Quizá sea por eso.

—Gracias por ayudarme —le digo a Cory una vez logramos meterle en el asiento trasero.

No siento mis brazos y me tiemblan las piernas del esfuerzo. Esto cuenta como ejercicio para toda la semana y parte de la otra.

—¿No prefieres que se quede en mi casa? —añade señalando el lugar de donde hemos salido—. Tengo sitio de sobra.

Ni loca voy a volver a cogerle, eso tenía que haberlo dicho antes de salir de ella.

—No, está bien, le llevaré a su casa.

—Ten cuidado —asiente y se queda esperando hasta que entro en el coche. Al menos es simpático. Un buen candidato a posible Skyhitter.

Menos mal que no se queda cuando hago dos intentos hasta que encuentro la manera de arrancarlo. Tomo aire y lo suelto lentamente. Intento recordar las clases que he dado. Me abrocho, compruebo los retrovisores y agarro el volante. Piso el pedal y meto la primera marcha. Poco a poco el coche se empieza a mover. Tengo que ir despacio porque no me conozco muy bien las calles, lo bueno es que a estas horas no hay nadie. Entonces me doy cuenta de que no tengo ni idea de dónde está su casa. Me detengo y me giro.

—¡Será mejor que te despiertes si no quieres que te estrelle tu coche a propósito! —exclamo nerviosa, pero lo único que recibo es un gruñido—. ¡Wade!

¿Y si le dejo tirado y me marcho? También puedo llevarle a mi casa... No, ni hablar. Gruño y doy un golpe al volante, frustrada. De repente escucho algo parecido a un eructo y me doy la vuelta al instante, asqueada. Agacha la cabeza y de su boca empieza a salir un líquido blanquecino. Me tapo la nariz e intento alejarme, pero dado que estamos dentro de un coche, es complicado.

Conquistando al chico de mis sueños © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora