19.

17.6K 1.6K 91
                                    

—Ya te he dicho que no

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Ya te he dicho que no...

—He entendido lo que me has dicho, te lo aseguro —me dice cogiéndome por los hombros para que no me aleje otra vez—. Son solo unos pequeños trucos.

—Más te vale que sean pequeños.

—Sé que el exterior no debe importar tanto, pero te equivocas.

—¿Ah sí? Sorpréndeme.

Se coloca detrás de mí y va cogiendo mechones de pelo para juntarlos en una coleta. Siento pequeños escalofríos cada vez que coloca suavemente uno de ellos, por lo que aprieto los puños con fuerza para controlarme. Entonces su mano aparece extendida por mi lado derecho y comprendo lo que pide. Le doy el coletero y me hace un recogido alto. ¿Cómo ha aprendido? Luego regresa frente a mí y se queda mirándome con la mirada perdida todavía en mi cabello. Recoge dos mechones del frente y los coloca a los lados de mi cara.

—Para que alguien se fije en ti, tienes que mostrar seguridad. Verte bien te hace sentir confiada.

—¿Y por eso me haces una coleta?

—Estás sexy —afirma, pero al ver mi expresión, rectifica—. Te sienta bien el pelo así.

Suspiro, incómoda.

—¿Y por eso piensas que me debo maquillar tanto?

—En lo que primero se fija una persona es en el físico. ¿O es que acaso no has mirado nunca a Jude? Una mujer está más guapa cuando se pone maquillaje y viste bien.

Vuelvo a suspirar.

—No es lo más importante.

—Tal vez tengas razón. No digo que no seas natural. Eres guapa, pero podrías realzar tu belleza.

Le miro confusa.

—¿A qué te refieres?

—La falda que llevabas el otro día en la fiesta o ese brillo de labios que te has puesto... ¿Tienes el pintalabios del otro día?

Asiento desconcertada. ¿Para qué lo quiere? Subo las escaleras hacia mi habitación y, cuando regreso, veo que la luz del baño está encendida. Cuando me asomo, tira de mí para que entre con él.

—¿Te los vas a pintar?

—Te los voy a pintar —me corrige con una sonrisa maliciosa.

—No, no, no, espe...

Pero antes de poder acabar la frase, me acerca la barra a la boca y empieza a frotar la pintura. Así no debería hacerlo. Menudo cuadro me va a hacer.

—No te muevas —insiste sujetándome la cara.

Está tan cerca de mí que siento su respiración sobre mi piel. No soy capaz de moverme, pero siento que me tiemblan las piernas, por lo que me apoyo en el lavabo.

Conquistando al chico de mis sueños © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora