3. Papeles

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- Te dije que me recordarás temprano, tuve que regresarme cuando ya estaba en la parada del bus - en teoría eso no era cierto, apenas me encontraba saliendo de mis clases cuando me llegó su mensaje.

- Lo lamentó - su voz si expresaba arrepentimiento pero su cara seguía siendo neutra.

- Estás en problemas - acomode mi mochila hacia el frente y la abrí, introduje mi mano y saqué los papeles de la inscripción todos arrugados - Esto si incluye examen práctico.

Ella los tomó y empezó a leerlos.

- Creo que puedes pasar el teórico - saqué las llaves de mi casa y las introduje en la cerradura - Mi madre me dijo que eres de las mejores en tu clase - ella asintió sin despegar la vista del papel y entró en mi casa - Pero no creo que pases el práctico.

Ella despegó la vista de las hojas y me miró - ¿Por qué? -

¿Por qué? Estás bromeando.

- En primera - extendí mi mano alzando solo un dedo - porque te da miedo interactuar con las personas, en segundo - alce otro de mis dedos - Tú cara no expresa emoción alguna -

Claro tampoco es como si la mía lo hiciera

- Y en tercer lugar - dije por fin extendiendo otro de mis dedos - Yo no tengo el interés de ayudarte con eso.

Dicho eso avente mi cuerpo contra el sillón de la sala y me quede tendido ahí, cerré mis ojos un momento hasta que ella habló de nuevo.

- Ayúdame - su voz sonó tan suplicante que pensé que su cara reflejaría la acción y me levante del sillón solo para comprobar que su cara seguía siendo seria.

- Ya te dije que no lo haré - volví a recostar mi cuerpo en el sillón y escuché el ruido de la silla al moverse, ella se había levantado y se acercó a mi - Como esperas que te enseñe a actuar si ni siquiera yo sé hacerlo.

- Si pasó el examen de actitud, me ayudaras - siempre me hablaba con palabras cortas, no era tan difícil entenderla pero esta vez me costó comprender que era lo que quería.

- Estás apostando conmigo-

- ¿Apostar? - ella lo pensó un momento, tal vez nunca en su vida había apostado con alguien y apenas y conocía la palabra - c-creo que si.

- Lo que me estás diciendo es que si pasas el segundo filtro por ti misma ... tendré que ayudarte con el tercero - ella asintió - Trato.

No era que estuviera cediendo tan pronto, lo qué pasa es que siempre el segundo filtro es el más difícil de todos, en el existía algo que se llama "eliminadores", este examen es en línea y mide la secuencia de conocimiento con la interpretación psicológica, y por lo regular traen preguntas trabas que lo que hacen es preguntarte lo mismo pero con diferentes palabras y si tú anteriormente respondiste que "si" en una de esas preguntas y después pones que "no" te van restando puntaje. NO sería fácil para ella, ya que sigue siendo inestable y aún si pasará el primer filtro, lo más seguro era que sin mí ayuda no pudiera pasar el segundo.

[....]

Creo que es ridículo, mi madre ha puesto una tabla para apoyar a Yewon en el tablero donde luego nosotros colgamos las notas cuando salimos a algún lugar (en el caso de mi mamá cuando yo no estoy en la casa y en mi caso cuando mi mamá está de guardia) y así podemos saber en donde nos encontramos.

Tengo ganas de arrancar el papel del tablero y es que solo bastaría con quitarle la tachuela que la sujeta y tirar el papel al cesto pero no lo hago solo por que vi a mi madre muy feliz al colocarla esta mañana: es muy simple, solo contiene en grande un título que dice fighting Yewon y a su vez unos globos decoran las esquinas, por debajo del título están escritas en forma de lista los tres filtros que tiene que pasar para poder ingresar en la carrera y a sus costados un pequeño cuadrado, que serviría para ser rellenado cuando ella pasara cada prueba.

Nunca comprenderé a las mujeres y su afán por emocionarse por cualquier cosa, yo digo que si mi madre supiera que no voy a ayudarla hasta que pase el segundo filtro, no estaría tan feliz. Salgo de la casa con mi bolso deportivo sobre mi hombro y camino sin ganas hacia las canchas de basquetbol donde entreno.

No es que me guste tanto hacer ejercicio pero es la única forma de perder 2 horas y hacer algo productivo, en casa me aburro muy rápido y aveces el estrés de la universidad es demasiado que solo tengo ganas de desaparecer de la tierra y el entrenamiento logra liberar a mi cerebro de mis sadicos pensamientos.

Siempre llegó con 30 minutos de antelación por lo que nunca hay nadie en las canchas, aviento mi bolso a las gradas y lo corro con mi mano hasta que toca el borde, desciendo mi cuerpo por el primer escalón y acomodó mi cabeza sobre bolso. La sombra que proyectan los árboles es justo la necesaria para cubrir mi rostro y la fresca brisa de la tarde hace que cierre mis ojos y logre relajarme. Me despierto por el inminente sonido del silbato del entrenador cerca de mi rostro y pasó una mano por esta limpiando las pequeñas gotas de saliva que llegaron a mi rostro, lo primero que hago es mirarlo de mala manera, pero me mantengo sin reclamarle porque se que eso lo molestará  y acabara por aumentarme el calentamiento.

- A la cancha ahora - la voz del coach es igual a la de un sargento y como si fuera líder de un escuadrón agrega - ¡Todos en línea recta!

Obedezco sin demorar demasiado y me colocó al igual que todos sobre la línea de media cancha, desde este lugar puedo ver entre las ranuras que dejan los árboles la banca que ella siempre ocupa, mi mirada se desplaza un poco hacia el camino y me pierdo de lo que el coach está diciendo cuando veo que ella aparece en mi campo de visión. Ella tiene un estilo ... ¿peculiar? - Aniñado diría yo - o es sólo el simple hecho de que siempre viste de colores lo que deja verla como una niña.

Me he perdido de todas las indicaciones del sarg..... dijo del entrenador y se que estoy muerto cuando el silbato vuelve a sonar y yo me quedo ahí mismo sin saber qué hacer.





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