PRÓLOGO

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- ¡Sam, perdemos combustible! -

- ¡Ya lo sé, no hace falta que me estés gritando! -

La nave había entrado en un especie de agujero de gusano que salió de la nada, las habían llevado a alguna parte de la galaxia, o mucho peor, a otro punto del universo.

Por más que no querían pensar en eso, la angustia y la desesperación abundaban dentro de ambas.

Lena Kieran Luthor y Samantha Arias eran dos extraordinarias científicas e ingenieras, enviadas junto a otros grupos del mismos círculo a buscar un planeta en el cual la vida humana se pueda adaptar, pues la tierra, su planeta de origen, estaba muriendo poco a poco gracias a las contaminaciones de la propia humanidad. Tenían en cuenta que eran irresponsables, que probablemente el mundo que encontrásen fuera a terminar igual, sin embargo, era su trabajo a menos que muriesen ahí.

La atracción de un planeta desconocido era demasiado fuerte que las arrastró notando que la nave que conducían se volvía loca; los controles no funcionaban, el combustible y el gas disminuían extrañamente dejándolas completamente a ciegas ahí dentro, el rádar explotó de la nada... Solo quedaba esperar que la nave cayera en la superficie del planeta desconocido.

- ¡Vamos a morir, Lena! - Gritó la castaña aferrando sus manos a la silla. Se encontraba con los ojos cerrados fuertemente mientras las sacudidas mortales se hacian presente. - ¡Fuiste una gran amiga, jamás alguien había sido tan amable conmigo a pesar de la familia de la que provengo, eres la única persona que me ha escuchado realmente! - Volvió a gritar a todo pulmón.

- ¿¡¡Qué!!? -

Dentro se comenzaba a calentar, el aire se volvía más pesado y caliente que quemaba la piel descubierta de ambas, piel que el traje no cubría.

Caían en picada. Abrieron los ojos con dificultad observando que el parabrisas de la nave las protegía contra inmensos árboles, pedazos de enormes ramas y rocas apenas le hacían un rayón al cristal templado.

Se sostuvieron con lo que pudieron soportando el aterrizaje horroroso, los motores traseros de la nave volaron, las alas principales se perdieron tiempo atrás y habían muchas cosas más que pudieron haberse ido al carajo.

Ambas gritaron al ver delante de ellas, a unos quinientos metros, un enorme lago, o eso les parecía como los de su planeta. Afortunadamente, la nave se detuvo a unos pocos centímetros.

Por el momento se quedaron petrificadas ante tremendo susto, además, tener en cuenta que toda su nave no funcionaba para nada y no podrían salir de ahí por un buen tiempo sin ayuda de sus compañeros, las tenía en shock tremendo. Las respiraciones fueron calmándose poco a poco, el susto seguía ahí dentro.

- ¿Estás bien, Sam? - Preguntó Lena volteando a verla de forma lenta. La castaña no respondió nada, solo asintió levemente ignorándole la mirada. - No lo puedo creer. - Murmuró mirando al frente. El paisaje era hermoso, pero aterrador. Similar a la tierra; árboles como pinos enormes, agua hermosamente cristalizada, cielo azul celeste, nubes... Un poco de sol. Era terriblemente idéntica antes de que extinguiera la mayoría de esas cosas. - ¿Son árboles? -

La castaña se quedó sin habla por mucho tiempo, se levantó de su asiento tambaleándose un poco hasta poner sus manos sobre el monitor de la nave. Miraba con enojo las pequeñas luces apagadas. No funcionaba.

- Estamos... - Murmuró con miedo, sin embargo, tenía una pequeña sonrisa pues no se creía que en verdad estuviera pasando por aquello. - Atrapadas como ratas en una maldita caja. - Siguió hablando en voz baja. - ¿¡Cómo haremos para que funcione esta maldita chatarra!? - Gritó fúrica.

UN NUEVO MUNDO [SUPERCORP]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt