CAPÍTULO 11: CRÍAS

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Cuando una vida nace en el mundo es una alegría. El mundo ahora necesitaba más personas que habiten en él, la población humana estaba en extinción.

La vida ahora era un milagro.

- ¡SAQUÉNLO! - Era la tercera vez que lo decía en voz alta. El rostro enrojecido de Samantha parecía una bombilla. Lena no sabía que hacer exactamente, las parteras tardaban mucho. Puje, le decían. - ¡ESTOY PUJANDO, QUIERO QUE LO SAQUEN YA! - Podía verse las muñecas atadas a los costados de la cama. Sufría mucho por el dolor inmenso que invadía cada musculo de su cuerpo, dolor que no se comparaba con algo que haya vivio anteriormente.

Lena podía observar con intriga como el hinchado vientre se removía de un lado a otro. Solo podía ser una espectadora, ella lo pidió, además Samantha no quería estar sola cuando el momento del parto llegara. Los gritos desgarradores que soltaba causaba que su piel se erizara del pánico que sentía, no quería perder a su amiga de esa manera.

- < Ya lo veo. > -

Esas palabras iluminaron el rostro de la azabache. Se referían al bebé. Una vez mas posó la mirada en el rostro deplorable de la castaña, sufría mucho, sollozaba. El llanto de un bebé la sacó de sus pensamientos, volteó hacía donde se encontraba la partera. Lo sostenía. Sostenía al pequeño en brazos.

La puerta se abrió una vez más dejando ver a la pelirroja con un rostro angustiado, se acercó a Samantha de inmediato dándole apoyo emocional, acariciando suavemente el rostro.

- < Hembra dominante > - Dijo la partera entregándole el bebé a una de las asistentes. ¿Cómo podían saber eso? ¿No era un varón por tener el miembro reproductor masculino? - < Sacaré el otro. > -

- ¿Dijo otro? - Se preocupó la castaña levantando un poco la cabeza. Se le veía el cansancio en los ojos y el terror tras mencionar aquellas palabras la mujer. - ¡DIABLOS! - Eso le dio a entender que volvieron los dolores. Lena prácticamente se encontraba paralizada mirando toda la escena. - ¡SAQUÉNLO, MALDITA SEA! -

Y comenzaba de nuevo.

Los gritos no cesaron hasta que el segundo bebé salió, sano y salvo como el primero. Vio también que poseía un miembro reproductor masculino, sin embargo, la partera dijo que era un macho.

Samantha se encontraba cansada, adolorida, abrumada pues solo esperaba a un solo bebé, no a dos. Le quitaron las sógas de las muñecas y las asistentes dejaron sus piernas sobre la cama de forma lenta. Alexandra esperó impacientemente por los bebés que eran limpiados por las asistentes de la partera.

Lena se acercó a su amiga sonriéndole sin fuerzas. Se sentó en un banquito al lado, le tomó una de las manos delicadamente. No sabía que decirle exactamente, ni siquiera a la pelirroja por los dos bebés.

- < Umh... Felicidades. > - Murmuró. Las castaña no dijo nada, solo la miraba mostrándose somnolienta. - Dos bebés, Samantha. -

- ¿Son niñas? - Sonrió debilmente.

La azabache ladeó la cabeza ignorando la mirada suplicante de su amiga.

- Pues... Algo así. -

- ¿Qué? - Intervino.

- Es una hembra dominante y un macho, o sea, una... -

- Es una niña y un varón. - Dijo ella cerrando los ojos al mismo tiempo que sonreía ampliamente.

Samantha dejó salir un pequeño suspiro. Su cuerpo se encontraba muy débil como para hablar siquiera. La voz de Alexandra resonaban en su cabeza, le pronunciaba cosas que la calmaban.

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