CAPÍTULO 10: LA SIRENA Y EL NECRÓFAGO

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Desde que llegaron ahí habían permanecido unidas, aún así las cosas estuvieran de maravilla, no se dejarían.

Ante todo eran hermanas. No de sangre, pero si de sentimientos mutuos.

Esa mañana que despertó al lado de Kara, adolorida por la actividad sexual insaciable de la rubia, reflexionaba. No sería tan malo vivir ahí, vivir sus últimos días segura y con Samantha al lado haciéndole compañía.

A pesar de las vivencias que pasaron con la reina de los mares, las cosas se volvían raramente tranquila entre Kriptón y las Sirenas, los únicos que se aprovechaban del término de paz eran los Piratas, atacaban ambas zonas sin ninguna razón aparente. Pasaban por las costas apuntándo los cañones en dirección a las casetas, eso les quita el tiempo de pesca y de construcción cada semana.

Tanto Lena como Samantha no sabían por qué aquella reina había hecho aquel pacto con solo la Luthor. No lo negaba, parecía interesada en algo, sin embargo, solo tenía en mente de que había de por medio un bebé. Uno que la reina de los mares deseaba con intensidad probablemente para un sacrificio. Kara y Alexandra mencionaban que llegaban a asesinar a cualquiera que no pertenezca a los de su raza; Tritones y Sirenas, después los cadáveres no se encontraban. Fue "raro" que, la masacre de las casetas aquel día, hayan dejado los cuerpos ahí, pudriéndose en vez de llevarselos y descuartizarlos como solían hacer por diversión.

"Una llamada de atención." Pensó. Lena sabía que no era coincidencia de que Samantha estuviera en cinta, que vaya a tener un bebé cuando esa mujer deseaba uno con capricho para sus "fines" extraños.

Lena se encontraba mirando en dirección a la ventana de la habitación, a su derecha. Acariciaba delicadamente la mano de la rubia que reposaba sobre su pecho, tacto que le hizo despertarse desde muy temprano. Había tenido una noche estupenda, lujuriosa y carnal. Sí, una noche inolvidable. Perdió la noción del tiempo al sentirse una completa "salvaje", sí, ese era el término. Salvaje. Se había comportado de ese modo en la unión con Kara, perdió la razón de un momento a otro, ni siquiera -pensándolo- pudo reconocerse.

- ¡Kara! - El grito que salió de sus labios fue muy fuerte, estaba segura de que salió más allá de la puerta y las ventanas. - ¡A-Ah! - Sus manos se encontraban aferradas a los huecos de madera de la cabecera, las piernas las sostenía la rubia al mismo tiempo que la embestía sin piedad. El dolor mezclado con el placer era delicioso para ella. Chillaba, pero lo disfrutaba. Se relamia los labios echándole una mirada llena de fuego queriendo que le diera más fuerte, que arremetiera con toda la fuerza. No era una exageración, las piernas las dejó de sentir hacía más de una hora, desde la primera penetración. - ¡O-Oh! - Cerró los ojos relajando cada musculo de su cuerpo sintiendo plenamente como el miembro de Kara se hinchaba nuevamente en el interior. Sus paredes causaban que exprimiera cada gota de semen, ese semen caliente que se liberaba. Lo único que escuchaba eran los gemidos roncos provenientes de la rubia, semejantes a los de un animal en celo, lo cual tenía demasiado sentido. - < Kara... > - Una vez más salió el nombre de su boca. Sabía que la hora de dormir llegaba, sin embargo, Kara volvió a comenzar después de que el pene volviera a su estado inicial.

Fue una noche inolvidable por el placer que recordaba, pero no por cómo lo recordaba. A penas, en su mente, podía ver el rostro de Kara sonrojado, bañado en sudor y sonriendo de una forma... Que nunca la había visto, aún así, asentía a lo tremendo que fue. Y lo quería repetir esperando estar más consciente la próxima vez.

Cerró los ojos emitiendo un pequeño jadeo de dolor; sus piernas le dolían, las podía sentir entumesidas, además, su parte intima dolía demasiado. No decir de la parte del vientre.

- < Umh... > - Lena ladeó su cabeza mirando la mitad del cuerpo sobresaliente de la sábana. Kara tenía el rostro sobre la almohada, la espalda fornida descubierta, Lena notó ciertos rasguños de su precedencia. Se miró las uñas dandose cuenta de que las tenía un poco largas, eso debió causarlo, no estaba acostumbrada a dejarselas largas. - < ¿Lena? > - Murmuró levantando el rostro, mantenía los ojos torpemente cerrados dando indicio que aún poseía sueño.

UN NUEVO MUNDO [SUPERCORP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora