CAPÍTULO 25

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 —< ¡Duele mucho! > —

— < Tranquila, tranquila. > —

Por más que trataba de sanarla, por más que trataba de que el dolor se esfumara no lo lograba. Su magia no funcionaba de forma medicinal, no tenía experiencia en ello.

Tenía días que Sofía soportaba el dolor de la pierna izquierda. Los Nanoenjambres dejaron de funcionar desde que salieron del agujero de gusano que les salvó la vida. A la rubia se le hacia imposible mover la pierna ahora, no solo eso, algún tipo de virus amenazaba dentro, probablemente algún virus del Sanguinario que alguna vez la atacó.

Lo pensaron mucho. Su magia las había ayudado mucho, convirtiendo una casa abandonada, en una casa completamente habitable con todos los lujos de su tierra. La casa se encontraba escondida a las afueras de la gran ciudad que vieron desde las montañas hasta llegar ahí.

— < ¡Me duele! > —

— < Resiste, hermana. > —

Thais no soportaba ver a su hermana sufriendo de esa forma. Le dolía. Sabía que Wanda hacia todo lo que podía, lo que poseía de conocimiento en la magia, pero no estaba funcionando del todo. El rostro rojo de la rubia comenzaba a tomar más color cada segundo, un horrible color.

—< ¡La dormiré! > — Thais asintió rápidamente. Wanda la durmió con magia, así no sentiría más dolor.

— < ¡Ya tuve suficiente! > — Se alejó de la cama apretando los puños. Era su deber cuidar de su hermana ¡Y no lo estaba haciendo! — < ¡Esa hembra, su hembra está aquí! ¡Ella tiene la tecnología como para que deje de sufrir! > —

— < No sabemos si sea prudente, Thais. Mis padres le tenían miedo, Sofía no aceptará que la hayas entregado. > — Comentó la castaña bastante preocupada.

— < ¡No me importa! ¿Acaso no la ves? ¡Se va a morir si no hacemos algo! > —Gritó acercándose violentamente, Van se acercó poniéndose en medio.

— < Por primera vez en mi vida estoy de acuerdo con Thais. > — Wanda estrechó los ojos al escucharla. — < Sofía necesita de nuestra tecnología para sobrevivir y esa hembra es la única que la tiene. > —

Seguir a esas dos no le sirvió de nada. No se ponían en marcha para buscar a Sofía, ¿Cómo se suponía que daría con ella en una ciudad tan grande como National City? No podía soltar a la gente que aún le debía lealtad, serían demasiado obvios a los ojos humanos.

La palabra molesta le quedaba corta. Ni siquiera pudo llevar a casa antes del atentado. Solo una vez consumaron, cuando la hizo suya.

Se giró encontrándose con algo que no encajaba ahí en su habitación, más bien alguien. La hija de Arthur y Mera en una de las esquinas, un rostro bastante expresivo de miedo.

Sonrió con arrogancia a eso.

— < La hija de Arthur y Mera, que gran sorpresa que sigas con vida, niña. > —

— < No gracias a ti. > — Murmuró. — < Vengo... Quiero saber si posees nanoenjambres... Nanobots curativos. > —

— < Sofía está contigo. > —

— < No. > —

—< No te lo estoy preguntando. > — Le dijo en un tono enojado. — < ¿Dónde está? > —

La castaña tragó saliva, si pudiera retrocedería más, sin embargo, la pared de la habitación era su límite.

— < No te lo diré... Pero quiero que sepas que ella está sufriendo mucho. Su pierna está grave, apenas se puede mover. > — La reina la miró intrigada y preocupada a la vez. — < Dámelos. > —

UN NUEVO MUNDO [SUPERCORP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora