VIII

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"Que lástima que irte a la mierda no esté entre las cosas que sabes hacer con tanta facilidad. Cagate, imbécil"

"Bueno che, que humores. Los anillos que estaban en tu mochila me quedan muy bien, voy a tomarlos como un regalo"

Gabriel tragó saliva rápidamente.
Pestañeó un par de veces.

--Gabriel, mirame. Gabriel..--
Los ojos del rizado corrían desesperados alternando entre su entorno que emanaba muerte, y las 3 heridas de bala que su padre tenía en el tórax.

Había sangre por todos lados, había balas esparcidas por el piso y cuerpos que yacían inertes a su alrededor.
Él estaba tirado en el piso, tocando con sutileza el cuerpo casi moribundo del hombre más importante de su vida.

--Gabriel... --repitió el hombre, con la voz notablemente más débil. El ojiverde sollozó y con sus ojos empapados pudo, finalmente, mirarlo a los ojos. --Hijo... -- Gabriel lloró. Lloró como nunca antes. Lo estaba perdiendo, se estaba yendo.

--Ese hijo de mil puta me la va a pagar, papá.. te lo juro, te juro que va a pagar esto y todo lo que nos hizo. --afirmó ahora con la voz cargada de odio, sin dejar nunca de llorar. El padre negó.
--Gabi, quiero que salgas de esta movida. Sos igual que yo, yo también peleaba. Pero no es sano, Gabi, y te va a terminar matando como a mi.. --tosió. Gabriel tomó su cara con las manos y negó frenéticamente, como intentando autoconvencerse de que eso no estaba ocurriendo.
--No te vas a morir, papá.. no te mueras, no me dejes acá solo... --sollozaba.

Observó como su padre retiraba con dificultad los dos anillos de sus dedos, y se los extendía para que los tomara.

--Al dorado me lo regaló tu madre, y el plateado me lo compré yo el día en que naciste. Quiero que los conserves siempre, que no te olvides de que yo siempre voy a vivir en vos y en esa mente increíble que tenes. --Gabriel intentó sonreír, pero le salió una especie de mueca. --Te amo... --conuyó, casi sin voz.
--Te amo, papá.. --respondió, y sollozó aún más fuerte cuando sintió cómo aquello que abrazaba ya no era su padre sino un simple cuerpo, cuya alma había abandonado la tierra dejando a un Gabriel profundamente dolido y desorientado.

dangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora