XXXIX

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Flashback

Renato le había mandado una carta a su padre, suplicándole que haga que llegue a Gabriel por todos los medios que fueran posibles. 'No sé, hijo, no creo' le había dicho. 'Es importante, papá, es el cumpleaños de Gabriel. Sé y soy consciente de que te había dicho que no quería comunicarme con él, pero cumple 28, pa. Cumple 28 y los cumpleaños significan mucho para él, y yo... yo le prometí que, a partir de ahora, todos los cumpleaños los pasaríamos juntos. Es lo mínimo que puedo hacer...'

Esa misma tarde, su padre le había llamado para comunicarle que, efectivamente con unos pesos de más, el milico había aceptado entregarle la carta con total anonimato. Renato suspiró aliviado.

Gabriel frunció el ceño.

-Nunca me llegó nada -admitió, Renato bajó la vista. Quería llorar. -¿Qué oficial era ese, Tato? ¿Sabes el nombre? -preguntó.

-González -dijo. Gabriel asintió despacio, lleno de desprecio.

-Con razón ese forro era el que me cagaba a palo diciéndome maricón cada vez que podía -susurró, más para sí que para el castaño. Renato se pasó las manos por la cara.

-Es increíble como te cagué la vida de mil formas -murmuró. Gabriel guardó silencio.

-¿Por qué no me buscaste cuando volviste, Renato? -le dijo, obligándolo a que lo mire a los ojos. -¿Por qué, si sabías que yo pese a todo te esperaba, decidiste salir de mi vida así nomás? ¿Qué pensaste? -su voz sonaba rota, al igual que el corazón del chico.

-Te busqué, Gabi. Tu apartamento fue mi primer destino cuando llegué hace unos meses -le confesó, aturdido. Gabriel negó con la cabeza.

-Mentira, si nunca me tocaste el timbre, Renato... -dijo, agitado. -Nunca llegaste a mi puerta, pibe, nunca te volviste a aparecer. Te borraste de mi vida como quien se borra de, no sé, un juego -murmuró, con la voz cada vez más quebrada e inaudible.

-Te vi, Gabi -le dijo, con la voz y la cabeza baja. -Te vi, con la chica esta. Te vi bien, te vi contento... te vi, no sé, saliendo de la mierda que implica que yo esté en la vida de alguien. Te vi sonriéndole como me sonreías a mí, te vi, no sé... bien. Te vi sonriendo y a mi me bastó, te juro que me bastó -dijo rápido, y cuando Gabriel abrió su boca, no lo dejó hablar. -No iba a permitirme romperle la vida en mil pedazos a otra persona más, Gabriel. Sos la persona que más amé en toda mi vida junto con... con... -

No podía más.

Se dejó caer en el sillón. En su cabeza sólo rondaba la idea de que le había arruinado la vida a otra persona más; de nuevo, la persona que más amaba en su vida. No soportaba la idea de saber que todo lo que tocaba lograba que se rompiera, lograba arruinarlo... así como hizo que Santiago se fuera de su vida por apurado e insistente, había logrado mantener a Gabriel carcomiendo su propia cabeza en busca de respuestas, buscando una explicación...

Gabriel se había sentido abandonado.
Al igual que se había sentido él a sus 15 años de edad.

dangerWhere stories live. Discover now